En México sólo se destina 2% del presupuesto de salud para la atención psiquiátrica

Desde 1992, la Organización Mundial de la Salud estableció el 10 de octubre como el “Día Mundial de la Salud Mental”; este organismo internacional estima que, al menos, uno de cada 1,700 millones de personas padecerá un transtorno mental a lo largo de su vida.

¿Cómo está México en cuanto a la atención y cuidado de las enfermedades mentales? En esta nota, la respuesta nos deja entrever la nula atención que todo el sistema de salud da a este tipo enfermedades.

Por María José Frías González, estudiante de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública en el ITESO

En México alrededor de dos millones de personas padecen trastorno bipolar y más de un millón de esquizofrenia según cifras publicadas por Secretaría de Salud; sin embargo, sólo se destina 2% del presupuesto de salud para la atención psiquiátrica.

De acuerdo con la Oficina de Información Científica y Tecnología para el Congreso de la Unión, durante 2017 se destinaron dos mil 586 millones de pesos a la salud mental, de los cuales 80% estuvo destinado a la manutención de los hospitales psiquiátricos. Para prevenir, diagnosticar y rehabilitar al 17% de mexicanos que viven con estas condiciones de salud se destina el 20% restante.

El diagnóstico de estas enfermedades suele ser lento y en ocasiones erróneo, ya que éste se hace exclusivamente a partir de la valoración médica que toma como base el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). El tiempo promedio varía según la enfermedad; en el trastorno bipolar oscila entre los ocho y los doce años, y es uno de los más difíciles dentro de la psiquiatría, según Ingrid Vargas, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Estefanía —no es su nombre real—, es una mujer que ha vivido más de treinta años con esta enfermedad. Su diagnóstico llegó cinco meses después de presentar un episodio maníaco, precedido por periodos de depresión. Los antecedentes familiares de bipolaridad aceleraron y facilitaron el diagnóstico al reconocer en ella los mismos síntomas de sus familiares diagnosticados.

A pesar de ser la sexta causa de discapacidad mundial, de acuerdo con la OMS, y provocar la pérdida de aproximadamente catorce años de vida productiva en quienes lo padecen, no se conoce con exactitud cuáles son las causas de la enfermedad ni se ha encontrado una cura.

A través de una solicitud de transparencia, el Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde reportó 305 diagnósticos de Trastorno Bipolar entre 2009 y 2018, mientras que el Hospital Civil Dr. Juan I. Menchaca reportó 8 mil 660 casos en el mismo periodo.

Por otra parte, la esquizofrenia está considerada por el ISSSTE como la cuarta causa de discapacidad en los derechohabientes. Ésta es más común en hombres que en mujeres y suele manifestarse entre los 15 y 30 años de edad. Para Gerardo Machuca, esto comenzó a los seis años.

La aparición de la enfermedad llegó en forma de voces que le daban órdenes o repetían lo que él decía, sin embargo, se le diagnosticó depresión, una enfermedad frecuentemente asociada a la esquizofrenia. Quince años después, tras un brote psicótico, que en su caso fue un intento de suicidio, el diagnóstico fue el de esquizofrenia paranoide.

Consuelo, al igual que Gerardo, recibió su diagnóstico derivado de un brote psicótico, con la diferencia de que, tras algunos años, el diagnóstico ha ido cambiando y se ha desdibujado ante la contradicción de las opiniones médicas que recibió:

“Mi diagnóstico ni yo me lo sé, me dicen que tengo una cosa y después que no. Hace cinco años me dijeron que tenía paranoia”.

Existen estudios que indican que en los dos años posteriores al primer episodio psicótico, 20% de los pacientes modifican el diagnóstico de esquizofrenia por el de otro trastorno psiquiátrico, a consecuencia de la falta de pruebas objetivas como rayos x, análisis de laboratorio o exámenes que confirmen el padecimiento.

A la complejidad del diagnóstico se añade la carencia y la mala calidad de los servicios psiquiátricos en el sistema de salud pública del país, ya que de los 39 hospitales psiquiátricos públicos, en 79.48% hay insuficiencia de personal adscrito. A este respecto el Dr. Jesús Ramírez Bermúdez, jefe de psiquiatría del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, investigador y profesor de posgrado en la UNAM, dice que no se cuenta con suficientes especialistas y tampoco hay ninguna tentativa de inversión en ese rubro por parte del gobierno.

Alejandro Nenclares, gerente médico del Sistema Nervioso Central de Pfizer, declaró en el Encuentro de Neurociencias 2018, realizado en la capital del país, que:

“en México debería haber 12 mil psiquiatras y ahorita, ejerciendo de manera formal, calculamos que hay cuatro mil; estamos muy cortos; la OMS señala que debería haber un psiquiatra por cada 10 mil habitantes”.

Para el periodo de residencias médicas que comenzó en marzo de este año fueron ofertadas solamente 164 plazas para doctores mexicanos que estaban interesados en comenzar sus estudios en psiquiatría.

Esta insuficiencia del sistema público que ocasiona que únicamente uno de cada cinco mexicanos con trastornos mentales reciba la atención médica requerida se agrava si se tiene en cuenta que el acceso a los servicios de salud particulares es muy limitado, pues 46.2% de la población vive en condiciones de pobreza y 10.4% en pobreza extrema; peor aún si se considera que las compañías de seguros médicos privados no cubren los gastos que se derivan de la atención a estos padecimientos.

Según el programa de acción específico en salud mental 2013–2018 de la Secretaría de Salud, en los países de ingresos bajos y medios, entre 76 y 85% de las personas con trastornos mentales graves no reciben tratamiento.

La carencia va más allá, pues existe una enorme falta de conocimiento que pueda contrarrestar los tabús que existen en torno a estas enfermedades.

“En general no se comprende qué es. No hay información clara con la que se pueda entender por qué las personas tienen tal o cual conducta. Son enfermedades que han sido muy castigadas desde siempre. Las personas que las viven se echan un paquete encima que, casi casi, tienen que llevar solos”, dice Estefanía.

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