Niñas guerreras, no madres: por el derecho a decidir de nuestras niñas y adolescentes

América Latina es la segunda región con mayor tasa de embarazos en niñas y adolescentes, y a pesar de que la gran mayoría son producto de violación sexual, las menores de 15 años son forzadas a ser madres y a llevar a término embarazos no deseados, vulnerando el ejercicio de sus derechos humanos, su bienestar físico y mental.

A escala global, las complicaciones durante el embarazo y el parto son la principal causa de muerte en niñas y adolescentes entre 15 y 19 años. En el marco del Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro, la campaña internacional Niñas No Madres, nos recuerda que no hay país desarrollado si en éste existen infancias robadas para convertirse en madres.

Texto e infografías por Fernanda Lattuada / @MariferLattuada

En el 2015, Marimar tenía 17 años cuando fue abusada sexualmente y quedó embarazada. En el Hospital General de Cuernavaca le informaron que se trataba de un embarazo de alto riesgo, por lo que, Marimar solicitó la interrupción del embarazo. Sin embargo, este le fue negado ya que “no contaban con sustento ni orden legal para la terminación del mismo”.

Esto a pesar de que, conforme a la NOM 046 y la Ley General de Víctimas, la atención médica en casos de violencia sexual debe incluir la oferta del servicio de aborto seguro de manera inmediata y sin condición alguna: denuncia penal, autorización de autoridades ministeriales o acompañamiento de padres, madres o tutores.

Además, en el Código Penal del Estado de Morelos se prevé como causa absolutoria del delito de aborto “si el producto presenta una alteración congénita o se tratase de un embarazo de alto riesgo”; por lo que a Marimar, le fue obstaculizado el ejercicio de sus derechos.

Marimar y sus padres, junto con el Grupo de Información en Reproducción Elegida, GIRE, presentaron una demanda de amparo y en el 2018 la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconoció la calidad de víctima de violación a sus derechos a Marimar, convirtiéndose en el primer caso en el que la SCJN se pronunció sobre la negación de aborto por violación.

Como Marimar, en 2017, 11 mil 749 niñas mexicanas de entre 10 y 14 años de edad, asumieron una maternidad temprana, de acuerdo con la base de datos de Certificado de Nacimientos ocurridos del Sistema Nacional de Información en Salud.

De acuerdo con la UNICEF, América Latina y El Caribe es la única región del mundo donde los embarazos de niñas menores de 14 años están aumentando. México, no es la excepción.

Según datos del Consejo Nacional de Población (CONAPO), la fecundidad en niñas de 10 a 14 años ha aumentado. En el 2009 era de 1.71 nacimientos por cada mil niñas; en el 2014 fue de 2.01; y en el 2018 llegó a 2.28 nacimientos por cada mil niñas.

Diversas organizaciones que suman las voces de las niñas obligadas a ser madres, coinciden en que, la explicación sobre el número elevado de embarazos tanto en México como América Latina no debe reducirse sólo a asumir que se trata del inicio temprano de una vida sexual o, a la falta de información y acceso a métodos anticonceptivos.

Agresión sexual: una infancia robada

Fátima fue abusada sexualmente cuando tenía 12 años por un agente estatal de Guatemala. Tres meses después se dio cuenta que estaba embarazada y desde ese momento su salud mental comenzó a deteriorarse al expresar ideas suicidas, sin embargo, jamás le ofrecieron el acceso al servicio de aborto.

A pesar de haber interpuesto una denuncia contra su agresor, hasta ahora, Fátima no ha recibido justicia y el victimario no ha sido detenido ni a continuado su proceso penal.

En el caso de México, en el 2016 el 10.09 por ciento de las mujeres que reportaron haber tenido una maternidad temprana, sufrieron violencia sexual. El 80.31 por ciento reportaron que sus agresores fueron familiares y el 50.23 por ciento por vecinos o conocidos; según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH).

“No se trata de adolescentes teniendo relaciones sexuales con adolescentes sino de niñas siendo obligadas, coercionadas o manipulados por adultos, en un marco de normalización de la violencia y de la baja efectividad en materia de procuración de justicia”, refiere la organización Ipas México

México ocupa el primer lugar a escala mundial en abuso sexual infantil; una de cada tres niñas y niños sufren abuso sexual, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

10 mil 772 niñas y niños que tuvieron su primera relación sexual entre los cinco y nueve años indicaron que no la consintieron. Tampoco 19 mil 851 que la tuvieron entre los 10 y los 14 años; ni 17 mil 428 que la tuvieron entre los 15 y 19 años.

En la opinión de Pilar Montalvo, Oficial Senior de Programas de Planned Parenthood Global, organización parte de la campaña regional Niñas No Madres, los elevados índices de violencia sexual van de la mano con la falta de acceso a una educación sexual integral.

“Como no hay esta educación, las niñas entran en esta situación de desventaja, muchas no saben qué les está pasando en la adolescencia. Son víctimas de abuso, entonces la niña no habla porque le han dicho que es una situación normal ahí comienza la vulneración con respecto a la autonomía de su cuerpo y su propia decisión”, explicó Pilar Montalvo, originaria de Perú.

El derecho a decidir

El derecho de las mujeres, niñas y adolescentes a vivir una vida libre de violencia está reconocido internacionalmente, así como los derechos sexuales y reproductivos, como: libertad para decidir si ser o no sexualmente activo, mantener relaciones sexuales no vinculadas a la reproducción, decidir el número de hijos y cuándo tenerlos y tener acceso a información y educación sobre salud sexual.

Organismos internacionales señalan que, obligar a una niña o una mujer, a cualquier edad, a llevar a término un embarazo resultado de una violación, tiene consecuencias a la salud mental, además de constituir una violación al derecho a la salud.

La campaña Niñas No Madres, conformada por 200 organizaciones de América Latina, fue diseñada con el objetivo de evidenciar la situación de embarazos forzados productos de violación y señalar que no han sido atendidas conforme a los marcos internacionales y a sus propias decisiones.

Para Pilar Montalvo, es importante romper el estigma del aborto y reflexionar qué futuro queremos para nuestras infancias, qué igualdad de oportunidades se les está ofreciendo, y sobre todo, escuchar las voces de nuestras niñas.

“Deberíamos asegurar que las infancias tengan las mismas oportunidades. Las niñas son que van a llevar la maternidad, son las que no van a dejar de ser madres hasta el día que mueran, y eso las retrasa en sus oportunidades de estudiar, encontrar un empleo y salario digno, desarrollarse, ofrecerles mejores oportunidades a sus hijos”, reiteró Pilar.

Así mismo, recordó todos están a favor del derecho a la vida, sin embargo, la despenalización del aborto tiene que ser una realidad al ser una situación no sólo de salud física, sino también, mental y social; así como de acceso a los derechos humanos.

“Existe una brecha entre la existencia de la Ley y la real implementación por estigma, miedo y discriminación. ¿Queremos salvar vidas sólo por decirlo vida? ¿O realmente queremos una vida digna con oportunidades y bienestar? ¿Qué quiere México para sus niñas? ¿Cómo las quiere ver, cumpliendo sus sueños o cargando niños?”, cuestionó Pilar.

La campaña actualmente está llevando a cabo la petición para exigir a gobiernos latinoamericanos proteger la salud y los derechos de las niñas a través de firmar electrónicas, además de la suma de voces para demandar la protección de la salud y vida de niñas latinoamericanas.

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Nuestras niñas tienen derecho a decidir su maternidad, a vivir una vida libre de violencia, a vivir plenamente, soñar y llevar a cabo sus sueños libremente. Que queremos niñas felices, capaces, saludables, guerreras, valientes; niñas, no madres. Para sumarte a la petición y alzar la voz: https://www.ninasnomadres.org/alza-la-voz/

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María Fernanda Lattuada
María Fernanda Lattuada
Reportera apasionada por la fotografía y temas sobre la defensa de la dignidad como: feminismo, migración, alimentación digna y desaparición forzada. Originaria de Tampico, Tamaulipas, pero sus ganas por dedicarse al periodismo la trajeron a Guadalajara.

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