La colecta a dos voces: “El aula escolar tomada por nosotras y para nosotras”

Columna MAROMA

Por Regina Núñez y Lourdes Limón 

Dedicado a mis queridas compañeras de lucha y resistencia en las escuelas, todas esas morras que me permiten acompañarlas y al escucharlas construir juntas nuevas formas del feminismo y el autocuidado. En especial a Regina, quien valientemente desde el primer día mostró su opinión sin miedo

En el marco del Día Internacional de la Niña, 11 de octubre, este texto está construido a dos voces que, a su vez, son el resultado de escucharnos, a veces, a eco y, muchas otras, en las diferencias desde una aula escolar tomada por nosotras y para nosotras.

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Hace unas semanas en el contexto del encierro escuche una charla de la activista Adriana Guzmán Arroyo sobre la descolonización de los cuerpos, ahí ella compartía su experiencia con las wawas bolivianas y como ellas mismas construyeron su propio feminismo, desde sus propias vivencias sobre la violencia. 

Proponía que no se trata de colonizar los cuerpos con los discursos feministas: por el contrario, de volver a las wawas activas en el feminismo, donde ellas mismas son protagonistas de su deconstrucción

El año pasado tuve el honor de trabajar con un grupo de morras construyendo un espacio feminista dentro de una secundaria pública de la comunidad de Tonalá; el encuentro con ellas en un espacio que promete cuidado y seguridad, como lo son las instituciones escolares, pero que en la realidad en pro del cuidado: violenta y prohíbe para ellas -desde una visión sumamente adultocentrista y asistencialista- el acceso a información y formación laica sobre temas como sexualidad, reproducción, autocuidado, sororidad o, incluso, más grave se tiene una visión de las morras como que ellas no tienen nada que decir, ni el mínimo interés, por ejemplo, en temas de índole social.

Sin embargo, algunas de ellas estaban interesadas en la lucha de los territorios desde los movimientos feministas, esto porque en su comunidad no existen espacios seguros para sus actividades lúdicas y de esparcimiento; muchísimo menos para los encuentros de pares en pro de una ideología o activismo; en este colectivo construimos lo más cercano a un espacio seguro de debate, de diálogo, pero sobre todo de propuestas a políticas escolares, donde ellas siempre se posicionaron desde el activismo y el conocimiento sobre las problemáticas que las aquejan como jóvenas.

Es un error común pensar que como adultas nosotras podemos hablar por ellas, las representamos o podemos explicar sus propias experiencias. Tampoco se trata de instruirlas a volverse feministas, en mi caso, por el contrario, cuando a menudo me preguntan: ¿cómo me volví feminista? 

Mi respuesta siempre es la misma, en el encuentro con ellas y ante las pocas herramientas pedagógicas para acompañarlas, el feminismo por años leído y escuchado tomó sentido y ahora ellas también son mi manada. Nosotras no les damos voz, las morras tienen una voz propia que grita y articula argumentos valiosos. 

Debemos como orientadores pensar nuevas formas de darles a las chicas escucha y atención para sus voces, sino ellas tomarán los espacios como  ha pasado en varias secundarias de educación básica en Jalisco (8M 2020 escuela secundaria anexa a la normal). 

Hay que reconocer que ellas, como muchas más mujeres, no están dispuestas a seguir calladas, a someterse a prácticas sin que ellas puedan participar de manera activa; sin embargo, sí proponen prácticas más amables y menos punitivas de las que muchos de los docentes, directivos, orientadores e, incluso, el sistema educativo mismo hemos tomado ya como mañas argumentadas con discursos pseudo-pedagógicos.

Al final lo que más me sorprende en la toma del espacio escolar con ellas y para ellas, es como esto causa tanto malestar a la misma comunidad escolar, maestros y maestras, incluso directivos, con comentarios como: “feminazis, agitadora de chicas, reuniones sospechosas que dan miedo, tantas mujeres juntas asustan, etcétera” que he recibido de mis compañeros; pero también es interesante como la participación de ellas cambió la percepción de otros compañeros y compañeras maestras y maestros que reconocieron el espacio de la siguiente manera: “qué bueno que las chicas tienen acceso a esta información, fue bueno ver a las chicas con mayores problemas participando, las mujeres pueden cambiar el mundo, es interesante verlas interesadas en otra cosa que no sea el celular o los chicos”, a éstos últimos el colectivo les agradece su apertura y respeto a la diferencia, pero sobre todo el respeto a ellas, a sus opiniones y a sus ganas.

Yo a ellas les agradezco cada uno de los momentos de risa y llanto compartidos.

Lourdes participante del colectivo y miembro de MAROMA: Observatorio de niñez y juventud.

¿Por qué es importante el feminismo en las adolescentes?

 Sería una lástima terrible que las mujeres escribieran como los hombres, o vivieran como los hombres, o se parecieran físicamente a los hombres, porque dos sexos son ya pocos, dada la vastedad y variedad del mundo; ¿Cómo nos las arreglaríamos, pues, con uno solo? ¿No debería la educación buscar y fortalecer más bien las diferencias que no los puntos de semejanza?”.

                                                                    -Virginia Woolf

Toda mujer, niña y adolescente debe saber el porqué de lo que tiene ahora, el porqué de los privilegios que goza la mujer en la actualidad y cuántos años de lucha y de alzar la voz nos ha costado. NO fue fácil y sigue sin sernos fácil posicionarnos en la sociedad.

El FEMINISMO, te empodera, crea y fortalece una autoestima colectiva, te enseña a trabajar en conjunto, a ser empática y constructiva, que ser mujer es parte de tu identidad y lo ha sido así siempre.

 Su objetivo es acabar con un sistema opresivo y discriminatorio, las conductas no igualitarias que lo sustentan, parte de ello es lo que nos han enseñado desde niñas, a competir entre nosotras, a odiarnos, a estar una sobre la otra constantemente, humillarnos, provocarnos y la peor parte es cuando competimos por aprobación masculina, todo ese tipo de conductas tienen que cambiar, debemos crear lazos, respetarnos como mujeres, respetarte a ti misma y saber que somos muy valiosas, que otra mujer NO es tu competencia.

“Un hombre siempre ha sido más escuchado que una mujer, a una mujer la toman de loca, mientras que el hombre es un emprendedor”.

 No puede negarse que estamos muy lejos de alcanzar una verdadera igualdad de género. La inequidad, la falta de oportunidades, la violencia, el acoso, la ignorancia, la pobreza y los 137 feminicidios diarios, entre otras cuestiones relevantes, siguen afectando cada día a las mujeres y niñas de todos los países de todo el mundo.

Por eso ahora, todas las mujeres somos un equipo que lucha por la libertad de todas, porque aún hay dificultades para nosotras, por eso todavía necesitamos el feminismo, debemos tener el feminismo y mientras más seamos y más nos unamos a la lucha, habrá paz para todas.

REGINA, participante del colectivo.

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DOS VOCES:

Los espacios escolares deben ser lugares en donde se posibilite un diálogo abierto, laico, seguro; acompañada de especialistas sin prejuicios que nos orienten, pero respeten las voces de los y las jóvenes; con acceso a protocolos que dejen de ser prohibicionistas, sino de acuerdo a los derechos que nos cobijan; las morras podemos votar, proponer, accionar políticas escolares para nuestras problemáticas en compañía de adultos que nos respeten y nos permitan un desarrollo subjetivo.

#NoAlPinParental

#PorMorrasLibres

#PorInfanciasLibres

#LaEscuelaNoMeCuidaMeCuidanMisMaestras

 

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Maroma es un observatorio de la niñez y la juventud. Somos un grupo interdisciplinario de personas involucradas en los sectores académicos, comunitarios, públicos y privados con fines de gestión y bienestar para la niñez y juventud que busca incidir en políticas públicas y movimientos sociales con un enfoque de innovación social.

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