Marginación, racismo y violencia, experimentan mujeres haitianas solicitantes de asilo y refugio en Tapachula, Chiapas: revelan organizaciones

El Centro de Estudios de Género y Refugiados (CGRS), el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) y Haitian Bridge Alliance (HBA) evidenciaron a través del informe “Un viaje de esperanza: la migración de mujeres haitianas a Tapachula, México”, las situaciones de violencia institucional, xenofobia y racismo que experimentan las mujeres migrantes originarias de Haití en su camino por recibir asilo y refugio en México.

Después de transitar por siete países, tras salir huyendo de las situaciones de violencia política, desigualdad social y precarización de la vida, las población haitiana, en su mayoría, llega a México con el objetivo de cruzar hacia los Estados Unidos; sin embargo, revela este informe, luego del recrudecimiento de las políticas migratorias, así como de las restricciones en estas dos fronteras, hombres, mujeres, niñas y niños han quedado varados en un limbo de marginación y violaciones a sus derechos humanos.

De acuerdo con las organizaciones, el 80% de las solicitudes de asilo en Tapachula, Chiapas fueron presentadas por población haitiana en marzo de 2020, absurdamente, las autoridades migratorias en México han sido incapaces e indiferentes para atender conforme a derecho a las y los ciudadanos haitianos. Desde falta de intérpretes, corrupción y una bajísima tasa de aprobación de asilo y protección complementaria, hasta muertes en los centros de detención migratoria, son algunas de las realidades que retrata este documento.

Por Dalia Souza / @DaliaSouzal

Ilustración de portada: Organización Internacional para las Migraciones (OIM); Oficina Regional para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe.

“En los dos últimos años, México ha experimentado un aumento extremo de la migración desde Haití”, afirma el resumen ejecutivo del informe “Un viaje de esperanza: la migración de mujeres haitianas a Tapachula, México”, y es que, de acuerdo con las organizaciones que lo elaboraron, el número de solicitudes de asilo de ciudadanas y ciudadanos haitianos aumentó de 76 en el año 2018 a 5 mil 550 en 2019; mientras que, en enero de 2020, 400 de las 462 solicitudes de asilo que fueron presentadas en Tapachula, Chiapas por personas migrantes, provenían de este país.

En el documento elaborado en conjunto por el Centro de Estudios de Género y Refugiados (CGRS), el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) y Haitian Bridge Alliance (HBA), las y los expertos coinciden en las situaciones de racismo anti-negro, discriminación en razón de género y la xenofobia que experimentan, particularmente, las mujeres y niñas haitianas a lo largo de su viaje por Sudamérica hasta llegar a México o a Estados Unidos.

“Este reporte documenta las humillaciones diarias a las que se enfrentan las migrantes y refugiadas provenientes de Haití en su camino para recibir asilo, y nos enseña acerca de la asombrosa resiliencia de estas mujeres, la cual desafía todo pronóstico”, afirma E. Tendayi Achiume, Relatora Especial de las Naciones Unidas en el informe.

Según documenta este informe, luego del terremoto del año 2010, que dejó cerca de 200 mil personas muertas y otras miles más desplazadas, la población haitiana tuvo que salir huyendo de su país debido a la “inestabilidad política y económica, junto con violaciones sistemáticas a los derechos humanos”. En el caso particular de las mujeres y niñas, las razones se multiplicaron y volvieron “insostenibles” en medio de un “gobierno disfuncional, una estructura patriarcal, y la continua vulnerabilidad a la violencia”.

Si bien, los primeros países destino donde encontraron asilo fueron Brasil y Chile, en el año 2015, la situación se volvió una vez más “insostenible” debido al “recrudecimiento de las políticas migratorias, el declive en las economías y el aumento en la discriminación”. Así fue como miles de mujeres haitianas tuvieron como última opción viajar a México con la esperanza de llegar a los Estados Unidos, un recorrido que incluye el transito por al menos siete países distintos: Perú, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala.

30 mujeres migrantes haitianas (29 mayores de edad y una joven de 17 años) ofrecieron sus voces para ser entrevistadas en este informe que relata las situaciones a las que se han enfrentado tras su llegada a México en la búsqueda de asilo o refugio. Cada una de ellas, expone el documento, han coincidido en el temor de regresar a Haití, así como, en las múltiples barreras a las que se enfrentan para conseguir protección y asesoría jurídica, las limitaciones del lenguaje de ciudadanos y funcionarios, la discriminación por ser mujeres o por motivos de género, además del racismo y la xenofobia que experimentan cotidianamente en las calles y en las instituciones.

Nueve de las 30 migraron de Brasil a México y 21 lo hicieron directamente de Chile, estas últimas habían permanecido entre 18 meses y dos años residiendo en el país. Se calcula que entre 2010 y 2018, 128 mil 968 nacionales haitianos entraron a Brasil, mientras que, en el año 2019, Chile reportaba la presencia de 185 mil 865 personas haitianas, de las cuales 66 mil 797 son mujeres.

Entre los hallazgos más importantes, destaca que la mayoría de las mujeres entrevistadas expresaron temor por regresar a su país de origen “debido al aumento de la violencia, incluidas las violaciones y los secuestros”.

“Tengo mucho miedo… aunque tuviera que volver, me iría de nuevo”, expresó una de ellas.

De la misma forma, coincidieron en que su intención principal es llegar a los Estados Unidos, no obstante, refieren las organizaciones, sin ser “conscientes de que las políticas antiinmigrantes de ese país y México han cerrado sus fronteras a las personas migrantes haitianas”.

Sin tener una estimación total del número de personas haitianas viviendo en Tapachula, las organizaciones afirman que se trata de miles; no obstante, no existen y/o no han sido garantizadas las condiciones gubernamentales para prestarles una asistencia eficaz.

Según explica el informe, la mayoría de las personas haitianas no habla español, al tiempo que, las y los funcionarios de migración en esta ciudad tampoco conocen el idioma criollo haitiano o creole; razones que llevan a las y los solicitantes de asilo y refugio a tener dificultades para comprender el sistema de migración, así como, para acceder a las redes de servicios jurídicos y humanitarios disponibles.

En ese sentido, el informe refleja que estas dificultades se hacen evidentes y palpables en las “abismales” tasas de aprobación de asilo y protección complementaria ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). En el caso de las y los ciudadanos provenientes de Haití, la tasa de aprobación es del 20% (13% de asilo y 7% de protección complementaria), sobre esta última, es importante señalar que, aunque ésta autoriza los permisos de trabajo, no garantiza un camino a la regularización.  

A decir de las organizaciones, luego de escuchar las voces de los prestadores de servicios jurídicos, los porcentajes tan bajos de aprobación tienen que ver con “una combinación entre las violaciones de los procedimientos, la falta de conocimiento de la COMAR de las condiciones de Haití, la marginación de las y los haitianos y las barreras lingüísticas”.

A ello se suma la corrupción hacia dentro de las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM), donde el funcionariado extorsiona a las personas migrantes con 10 mil a 15 mil pesos mexicanos, entre 458 a 688 dólares, para “tramitar o agilizar” los tramites.

Sumada a la violencia institucional y la corrupción, advierte el informe, “las personas migrantes haitianas se han quejado de las actitudes racistas y xenófobas de los agentes del INM en los centros de detención migratoria en Tapachula, incluso llamándoles haitianos “perros” e “hijos de puta”. En otros casos, la discriminación alcanza el abuso del poder y de la fuerza.

La población haitiana en los centros de detención recibe comida en mal estado, les han limitado el acceso a baños y duchas, al extremo, documenta este informe, de llevar a la muerte a un hombre haitiano y a una mujer embarazada, quienes “murieron en agosto de 2019 como resultado de un mal trato en los centros de detención migratoria”.

Entre otras realidades, este documento advierte sobre “la vida de aislamiento y miseria” en la que se encuentran estas familias. En el caso de las mujeres entrevistadas, ellas junto con sus familiares “vivían en casas de dos habitaciones o edificios de apartamentos de dos pisos, míseros y en mal estado”. Asimismo, aunque tienen algunos servicios sociales disponibles, entre ellos la asistencia médica gratuita, las mujeres entrevistadas, precisa el informe, “no confiaban en la atención y no podían pagar los medicamentos prescritos, o no podían leer la dosis en español”. También, ninguna de sus hijas o hijos asisten a la escuela.

Respecto al acceso al empleo, las entrevistadas afirmaron que ellas o su pareja “carecían de trabajo o autorización laboral”, por lo tanto, la mayoría de estas familias sobrevive con el envío de “pequeñas cantidades de dinero” que sus familiares les hacen llegar desde Haití u otros países.

Finalmente, la pandemia provocó el cierre de fronteras, albergues y oficinas de la COMAR, por lo que, las solicitudes y los plazos de los procedimientos se suspendieron de manera indefinida. En medio de este contexto, el gobierno de Estados Unidos limitó también indefinidamente la entrada de solicitantes de asilo, lo que provoca que la mayoría de las personas migrantes originarias de Haití que intentan entrar a este país sean detenidas y deportadas sin que se analice su caso.

RECOMENDACIONES

Entre las recomendaciones emitidas por las organizaciones en este informe se encuentran:

  1. Asegurar el acceso a interpretes profesionales del creole (idioma criollo haitiano) en todas las reuniones con la COMAR.
  2. Proporcionar a los agentes de la COMAR capacitación y otros recursos sobre las condiciones en Haití.
  3. Aumentar la capacidad de la COMAR para recibir y tramitar las solicitudes de asilo de manera oportuna, de conformidad con sus directrices.
  4. Ampliar la definición de persona refugiada de la Declaración de Cartagena a las solicitudes presentadas por solicitantes de asilo de Haití.
  5. Proporcionar a la COMAR y al INM capacitación antirracista y antinegritud.
  6. Reducir los tiempos de emisión de las TVRH a la población haitiana.
  7. Interrumpir las deportaciones durante la pandemia por COVID-19.
  8. Asegurar el acceso a una mejor atención médica para la población migrante haitiana, con traducción al creole.
  9. Asegurar que los agentes de la COMAR y el INM incorporen un enfoque de género en el las solicitudes de regularización migratoria
  10. Se alienta a las organizaciones de la sociedad civil y a las y los abogados que trabajan con población migrante haitiana en Tapachula a que contraten intérpretes que hablen creole, cuando sea posible, y que impartan a su personal capacitación contra el racismo y sobre la negritud.

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Dalia Souza
Dalia Souza
Periodista apasionada de la radio, comprometida con quienes resisten en la exigencia de verdad, memoria y justicia. Creo que el periodismo es una herramienta para construir paz y cambio social.

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