“En cada bici, en cada peatón, va una vida y muchas más de gente que los ama”

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Jacinto León Guzmán fue atropellado el 1 de diciembre en Ciudad Caucel, Mérida. Su cuerpo no soportó las heridas y murió el 7 de diciembre en un hospital. Este 17 de enero ciclistas organizaron una rodada en 19 estados para exigir justicia

Por María Ruiz, Alejandro Ruiz, Tamara Mares y Jessica Morales  / Pie de Página

Fotos: Cortesía de la familia, Yuriria Ávila y María Ruiz

CIUDAD DE MÉXICO.- Jacinto León Guzmán, de 31 años, falleció a consecuencia de un atropellamiento en Mérida. Circulaba en su bicicleta cuando un auto, a alta velocidad, lo arrolló sin frenar en el fraccionamiento Ciudad Caucel. El conductor huyó. Fueron los vecinos quienes llamaron a una ambulancia. Medios locales de Yucatán reportaron que el responsable conducía en estado de ebriedad.

Jacinto tenía poco tiempo en esta ciudad del sur.  Llegó porque desde septiembre se desempeñaba como técnico de campo en la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM (ENES) plantel Mérida, y estaba en la espera de los resultados de admisión al doctorado en Ciencias de la Tierra. 

A 42 días de su muerte su familia, amigos y colectivos de ciclistas rodaron en 19 ciudades del país.

Un grupo de buzos comenzó la jornada nacional por la vida desde su territorio, ese que compartieron muchas veces con Jacinto, el mar. Ahí, le dedicaron las horas bajo el agua a su compañero y le aplaudieron por varios minutos junto a las olas.

A miles de kilómetros. la familia de Jacinto recibía en Mérida a otros más de sus amigos, quienes viajaron de distintas ciudades para rodar en la ciudad donde Chinto, como le dicen, pasó sus últimos días. En este lugar, donde Jacinto estaba labrando su futuro, colocaron una bicicleta blanca como memorial y recordatorio de la injusticia de su muerte. 

“En cada bici, en cada peatón va una vida y muchas vidas más de gente que los ama. No queremos más muertes viales” dijo en el acto la madre de Jacinto, la profesora e investigadora Elsa Guzmán.

Familiares de Jacinto exigen que la seguridad vial sea un derecho para todas las personas. / Foto: María Ruiz

 

Guzmán agradeció a los vecinos presentes en la acción por no dejar solo a su hijo y avisar a las ambulancias el día del incidente.

Astrid Vega, pareja de Jacinto, pidió que la pérdida sea semilla:

“Que la vida de Jacinto sirva para hacer un cambio de conciencia y lucha porque todos podamos circular seguros”, sostuvo.

Jacinto

Jacinto era pura vida, amaba la música, viajar, convivir con sus amistades. Jacinto era rumba y mar. Era oceanólogo y se graduó con honores de la Universidad de Baja California en 2013. 

Nació en la Ciudad de México y creció en Cuernavaca, Morelos. Se mudó al norte para estudiar el mar y luego a España, donde obtuvo el grado de maestro en Ingeniería Costera y Portuaria por la Universidad de Cantabria en España. Tenía amplios conocimientos en programación además de hablar inglés y francés.

Durante cuatro años fue parte de un proyecto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para generar energía renovable a partir del oleaje y las corrientes marinas. Era buzo, especializado en guía y rescate.

“Amaba circular libremente por el mundo y sus lugares”, recuerda un familiar.

En un comunicado elaborado por la familia y el colectivo Ciclo Turixes, familiares y activistas exigen sean efectivos los cargos y castigos a quienes violen y atenten contra la vida de las personas que circulan en bicicleta:

“Es necesario que existan carriles especiales, señalizaciones claras, reglamentaciones de velocidad a automovilistas, alcoholímetros y promoción del respeto a la libre circulación. 

No podemos permitir que se sigan asesinando a personas y truncando caminos de jóvenes como los de Jacinto y muchos más, dejando un gran dolor a todos los que los amamos.

Aludimos a la promoción de una vida de respeto al prójimo, de convivencia sana en las vías de comunicación, desde visiones incluyentes a todas las formas de movilidad y tránsito en vías públicas. Las calles son de todos y tenemos derecho de vivirlas de manera segura” .

Familia de Jacinto León Guzmán y familia de Carolina Espinosa «Cariño» frente a la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México. / Foto: María Ruiz

Un dolor compartido

¡Jacinto León Guzmán, no debió morir; Carolina Espinosa “Cariñx” , no debió morir; Gabriela Soto, no debió morir; Edgar Nuñez, no debió morir!” gritaron frente a la Secretaría de Movilidad Ciudadana ciclistas en la Ciudad de México. Nombraron a las víctimas de la violencia vial para visibilizar que no son casos aislados, que hay un problema mortal que afecta a miles de personas que usan la bicicleta como medio de transporte en este país.

Según el informe de peatones y ciclistas fallecidos en México 2019, 450 ciclistas perdieron la vida tras ser arrollados en la vía pública. Se repiten dos patrones: el exceso de velocidad (51% de los casos) y la conducción en estado de ebriedad (15% de los casos). Dos de cada tres conductores responsables se dan a la fuga.  

Familiares de Gabriela Soto, atropellada el 18 de diciembre del 2020 en Oaxaca, se unieron a la rodada:

“Gabriela fue atropellada por un conductor de un camión de suburbano que tenía cuatro años con la licencia vencida, nunca tuvo ningún problema con las autoridades y naturalmente se fue a la fuga. Mañana se cumple un mes y la carpeta no termina de integrarse. En este paraíso de la impunidad que es México creemos que muertes como las de Jacinto, de Gabriela sirven para convertirlos en una energía de lucha para impedir que esto suceda. Hay que luchar en dos vertientes, en que se haga justicia y también que se tomen las medidas preventivas. Que la movilidad no se quede solo como un derecho plasmado que no tenga ninguna consecuencia práctica” expresó uno de los familiares de Gabriela Soto.

Los activistas también pidieron justicia por Carolina y se compartieron las exigencias en el caso de Cariñx, como llaman a la ciclista, cantante y activista feminista asesinada a principios de agosto del 2020. El responsable de su muerte está buscando reducir el tiempo de condena a pesar de haber cometido el delito de homicidio culposo con los agravantes de: conducir en estado de ebriedad e intento de fuga.

“Debido al semáforo epidemiológico se postergó la audiencia que teníamos en enero, aún no tenemos definida la siguiente fecha. Estamos aquí para solicitar justicia, que el imputado sea juzgado por lo que realmente hizo. Solicitamos sean consideradas estas dos agravantes las cuales son fundamentales para calificar correctamente el delito y sentenciar como corresponde al imputado”.

 

Familiares de Jacinto exigen que la seguridad vial sea un derecho para todas las personas. / Foto: María Ruiz

La madre de Carolina Espinosa, la señora Caballero, denunció que los ciudadanos tienen que cuidar de sí mismos ante la falta de acciones de seguridad vial por parte de los servidores públicos:

“Es un dolor que no va a parar. Solo quiero que esto no se repita. Que todos ustedes cuiden de su vida ya que tenemos autoridades que no cuidan de la nuestra, pasan por alto la velocidad, el alcoholismo, los semáforos, el contraflujo. Salven su vida porque las autoridades no se las van a salvar y ya no queremos que falten nuestros hijos, ni una vida más tiene que llegar a esto. Cuidense por favor” pidió.

Evelyn López, tía de Mario Trejo, tomó el megáfono para leer una carta escrita por su sobrino, quien fue atropellado el 6 de noviembre del 2020 por un autobús concesionado de la Ciudad de México. Mario es sobreviviente de violencia vial, a causa de ésta perdió una pierna. Evelyn agradeció a quienes protestan en contra de las muertes y crímenes viales: «gracias a la presión que ejercieron, Mario sigue con nosotros», mencionó. 

Camila Monroy, prima de Jacinto, recordó que es una rodada causada por muertes que busca exigir vida:

“Desde el 1 de diciembre que fue su accidente vivimos una semana de incertidumbre con Jacinto en un estado grave. El 7 de diciembre, a pesar de que siempre fue muy fuerte, tenía 31 años y derrochaba vida, juventud y risa nos dijeron que su cuerpo no pudo más. Que el conductor en estado de ebriedad lo llevó a una muerte que no merecía, que ningún ciclista ha merecido. A nuestra familia, a sus amigos de Ensenada, de Cuernavaca y de todos los lugares por donde él pasó nos dejó con un corazón sumamente roto. Estamos aquí para nombrarlo, para nombrarla, para nombrarlos, para que no tengamos que nombrar a nadie más y mientras estemos aquí sus muertes no serán en vano. Porque merecemos el derecho a la vida, el derecho a la risa, que siempre nos contagió Jacinto. Que esta rodada sea por él, por todas y todos los que nunca nos debieron arrebatar. Para que ninguna familia más tenga que llorar una ausencia tan dolorosa, tan espontánea, tan injusta” compartió.

Rodada por la vida

La convocatoria a rodar este 17 de enero por Jacinto y por las víctimas viales se decidió hacer a nivel nacional por la magnitud del problema:

“Exigimos todo, por eso también lo hacemos a lo grande. Porque es por Jacinto, por todos los ciclistas, por la justicia. Que bajen a cero la cifra de muertes viales y que vivamos en una sociedad que vea al prójimo” comparte Sabina León, hermana de Jacinto.

La exigencia tuvo eco en 19 ciudades, Cancún, Quintana Roo; CDMX; Cuernavaca, Morelos; Ensenada, Baja California; Monterrey, Nuevo León; San Francisco del Rincón y León, Guanajuato; San Diego Alejandría, Jalisco; Mérida y Playa del Carmen, Yucatán; Puerto Escondido y Oaxaca, Oaxaca; Puebla, Puebla; Querétaro, Querétaro; San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; Xalapa, Veracruz.

Juan Gálvez era amigo de Jacinto, y para él, el caso de su compañero es el reflejo de las condiciones de inseguridad a las que se enfrentan las y los ciclistas día con día.

“Lo de Jacinto no es un hecho aislado, sino algo que pasa en todas las ciudades del país” dice Juan mientras una decena de manifestantes arriban al Jardín Guerrero, en la ciudad de Querétaro, para exigir justicia para las y los ciclistas en México.

A su espalda se alcanza a leer “Justicia para Jacinto” mientras que en los torsos de sus compañeras se leen mensajes que abogan “por una vialidad para todes” y por el derecho a la ciudad.

“En México hay muy poca cultura vial” añade Juan “y no se respetan los límites de velocidad. Lo cual nos pone en riesgo a quienes decidimos usar la bici como una alternativa de transporte.” 

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el 2019, en Querétaro se registraron 113 accidentes de tránsito que involucraron a una bicicleta, así mismo, diversos colectivos en la entidad han reportado que durante el 2020 fallecieron 4 ciclistas debido a heridas o lesiones provocadas después de un accidente de tránsito. 

Además de la falta de cultura vial entre la ciudadanía, las y los ciclistas queretanos argumentan que uno de los factores que les ponen en situación de riesgo es el exceso de velocidad con el que circulan los automóviles en la ciudad, así como la escasa infraestructura para el uso de la bicicleta en las zonas periféricas de la urbe, pues acorde con la Guía para la conducción de bicicleta para la ciudad de Querétaro, la capital cuenta con 263 kilómetros de ciclopistas, concentrando la mayoría de los carriles destinados exclusivamente para bicicletas en la zona centro de la ciudad, combinando en estas carriles preferenciales, circuitos a pie de banqueta y carriles exclusivos. 

A mediados de 2020, Zenya Castillo viajaba con su hijo sobre Avenida Constituyentes. Ambos iban sobre el carril preferente a ciclistas cuando, al llegar a un cruce a su favor con el semáforo en rojo, un automóvil intentó dar vuelta a la derecha, en dirección hacia el hijo de Zenya. Aunque el conductor frenó a tiempo para evitar accidentarse con el menor de edad, a partir de ese momento su hijo dejó de transitar en avenidas concurridas y empezó a utilizar su bicicleta únicamente en el parque debido al miedo que sintió.

Sobre Avenida Corregidora, las y los manifestantes se tiraron al suelo como un acto simbólico para representar la violencia a la que están expuestos día con día, y mientras los cuerpos caían sobre el adoquín del centro histórico, Zenya leía la carta que Valentina Quaresma, en nombre de la familia, escribió a su primo Jacinto, misma que se replicó en distintas rodadas del país:

“Sostenemos tu nombre”, se escuchaba fuerte mientras decenas de automóviles amenazantes hacían rugir sus motores frente a las y los protestantes. “Tu nombre y el de quienes nos faltan, quienes nos han sido arrebatados por una brutal violencia disfrazada de urbanidad. La dictadura de la velocidad, del automóvil, de la soberbia”.

En Chiapas, Miguel Alberto Hidalgo del colectivo Rueda Libre Chiapas y miembro de la Rodada Ciclista Bicicatlán a través de una entrevista compartió que los municipios que se unieron a este movimiento fueron Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de Las Casas.

En San Cristóbal se unieron grupos como Fridas en bici Chiapas, Huerto de Todos, Bicicatlán, Rueda Libre y representantes de la Red de Cicloviajeros por México.

“Desde nuestra experiencia como hombres circulando y las compañeras de rodadas feministas, hemos tratado de conjuntar las diferentes demandas, el día martes vamos a tener un programa de radio por Jacinto y seguridad vial, estarán diferentes compañeros de la Red de Apoyo al Cicloviajero por México por el asesinato de los ciclistas Holguer y Czrystoph que ocurrió en el tramo carretero San Cristóbal-Ocosingo”, expuso el ciclista.

Mencionó que la creación de la Red es para la protección a los cicloviajeros, en donde pueden participar como aliados para orientar a los ciclistas o bien ofrecerles comida, hospedaje y apoyo mecánico.

En la Ciudad de México la rodada partió a las diez de la mañana con alrededor de 90 ciclistas. Comenzó en la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México ( Semovi) donde familiares de ciclistas asesinados o lastimados nombraron sus exigencias. 

En Semovi algunos realizaron pintas y pegaron los nombres de algunos de los cientos de ciclistas asesinados en distintas partes del país, mismos que portaban en sus espaldas.

Memorial colocado en la Representación de Yucatán en la Ciudad de México. / Foto: María Ruiz

Durante la rodada las campanillas de las bicicletas sonaron incesantes. A éstas se les unían consignas esporádicas. El primer punto donde pararon fue en el cruce de Avenida Cuauhtémoc y Chapultepec. Aquí dibujaron las primeras siluetas con la intención de evocar a todos los ciclistas que han sido arrebatados de esta vida. 

Esta acción se repitió en Eje Central, a la altura de Bellas Artes, donde en el enigmático cruce peatonal quedaron dibujadas las siluetas de las bicis y ciclistas que rodaron en la rodada nacional. 

La rodada terminó en la Representación del Estado de Yucatán, donde familiares de Jacinto colocaron un memorial, un azulejo florido donde se lee: “Jacinto León Guzmán, ni un ciclista menos”

Camila Monroy, prima de Jacinto, agradeció a todas las personas que les acompañaron y leyó la carta que su familia compartió para leerse en distintos puntos del país:

“Jacinto. 

O una estelita de flores abriéndose paso hasta el centro de la tierra.

Jacinto surcando el mar, pedaleando en la ruta invisible de quienes hoy, en todo México, nos hemos reunido para pedalear a su lado. Morelos, Oaxaca, Nuevo León, Baja California, Guanajuato, Puebla, Nayarit, Veracruz, Chiapas, Yucatán. 

Sostenemos tu nombre, Jacinto. Tu nombre y el de quienes nos faltan, quienes nos han sido arrebatados por una brutal violencia disfrazada de urbanidad. La dictadura de la velocidad, del automóvil, de la soberbia, del egoísmo.

Te nombramos, Jacinto, te nombramos con nuestros cuerpos y el ruido de las únicas cadenas que nos hacen libres: te nombramos con nuestras bicicletas como extensión de nosotras, de nosotros. Te nombramos con el ruido de nuestros pedales, de nuestras respiraciones agitadas, de nuestros corazones bombeando vida, amor y rabia a todo nuestro sistema. Te nombramos con esos mismos corazones hechos añicos por tu ausencia. Te nombramos con nuestro grito por la infamia. Te nombramos porque deberías estar aquí, rugiendo junto a nosotras por justicia, cantando hasta agotarte por la alegría de la vida, recorriendo el mundo en bicicleta, sintiéndote infinito en cada pedaleo. 

Te nombramos, te nombraremos. No vamos a fallarte.

No permitiremos que el mundo siga perteneciéndole a un único modo de vivir. Ese orden ya no nos sirve, no lo queremos. 

Reclamamos fuerte nuestro derecho a existir, a transitar en bicicleta, en patines, en moto, a pie. Reclamamos fuerte nuestro derecho a habitar la calle y llenarla de nuestra algarabía. Reclamamos nuestro derecho a la lentitud, a la ligereza, a la rapidez de nuestras piernas y cuerpos.

Queremos que en las calles no sólo suenen los motores rugientes de los automóviles. Queremos también la suavidad firme y clara de nuestras cadenas. 

Queremos el ruido de nuestro paso por éstas, NUESTRAS calles. Nos pertenecen también. 

Calles que a diario cuidamos y cobijamos, calles en las que exponemos nuestra fragilidad y nuestra fuerza más profunda. Calles que habitamos y que se extienden al universo entero.

Queremos y exigimos nuevos caminos, en los que movernos, crecer y migrar cotidianamente, con seguridad, alegría y vida. 

Hoy 17 de enero de 2021 estamos ocupando de nuevo los espacios que nos han sido negados, una y otra vez, con violencia, y con muerte. A la muerte responderemos con nuestras vidas. Resistiremos y sembraremos de luz y justicia nuevos caminos floridos, para todas, para todos.

Y tú estarás siempre, Jacinto. 

Trazaremos nuevos caminos de flores, Jacinto. 

Las flores de tu nombre, de tu espíritu. 

Larga vida, guerrero”.

 

***

Este texto se publicó originalmente en Pie de Página:

https://piedepagina.mx/en-cada-bici-en-cada-peaton-va-una-vida-y-muchas-mas-de-gente-que-los-ama-2/ 

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