“Las aves nos enseñan nuestra fragilidad”

#AlianzaDeMedios

En México existen 99 grupos de observadores de aves, uno de ellos está en Irapuato. ¿Para qué sirven además de dar placer a sus miembros? En realidad su actividad es bastante más relevante para el medio ambiente de lo que pensamos…

Texto: Daniela Rea

Fotos: Daniela Rea y Daliri Oropeza

GUANAJUATO.- Terry Tempest Williams escribe en su libro Refugio: “Hay aves que te permiten evaluar tu propia vida. En mi caso son los mochuelos de madriguera que hay a ocho kilómetros de la entrada al Refugio para Aves Migratorias del Río Bear. Centinelas. Todos los años me alertan sobre las regularidades del territorio. En primavera los descubro anidando, en verano buscan comida con sus pollos, y en invierno abandonan el refugio por un lugar más cómodo”.

Foto: Daliri Oropeza 

Las aves nos permiten evaluar nuestra vida, dice la escritora norteamericana, y nos enseñan también nuestra fragilidad, agrega Efrén Hernández, un observador de aves del Bajío del país.

Foto: Daniela Rea. 

Efrén dirige un grupo de pajareros, como se llaman a quienes se dedican a la actividad de mirar las aves, registrarlas, seguir sus migraciones. A lo largo del año acuden a los cuerpos de agua temporales, a los cerros y sembradíos, también a los parques públicos y colonias arboladas a hacer el registro.

Esta mañana, por ejemplo, encontraron un halcón peregrino en la punta de una antena de radiocomunicaciones que augardaba a unas garzas descansando en los árboles del camellón de la Colonia La Pradera.

“Los halcones vienen desde Estados Unidos y Canadá, está aquí al acecho, esperando a sus víctimas”, dice Efrén. Lo acompañan dos estudiantes de biología de la universidad local.

Efrén estudió biología marina y se definió por trabajar con aves. Luego vino una crisis, de esas que suceden cuando se está por decidir el futuro y entre la ciencia, la investigación, se decidió por dar clases en preparatoria. Era el año 2003.

Después de eso comenzó con la observación de aves en territorio. “Descubrí la presa de la Purísima, el cerro de Arandas, el patio que está frente al Hospital General… Luego por el 2006, 2007 me enteré que alguien tenía un listado de aves por allá por Rancho Grande y dije bueno ¿por qué yo no me hago observador? Quizá la educación ambiental también tenga algo para mí”.

Foto: Daniela Rea 

Después de años de observación en solitario y un diplomado en educación ambiental, Efrén fundó un grupo que se llama Bajío Profundo y un Club de Observadores de Aves que se registró ante la Conabio.

–¿Por qué es importante mirar aves?

–Si nosotros no tenemos un referente ambiental de organismos alrededor de nosotros, con los cambios climáticos fuertes no vamos a poderlos detectar y nos van a causar efecto en cadena que nos impedirá rescatar cosas que ahora aun se pueden rescatar. Teniendo los registros de la historia natural, del tipo de aves que ha habido aquí en la región en los últimos 10 mil años, vamos a darnos cuenta qué tan acelerado ha sido el cambio en la comunidad de vegetación; si no nos damos cuenta que estamos perdiendo aves masivamente, no nos daremos cuenta que estamos perdiendo vegetación. Y eso trae el problema del agua. Y por eso es importante el referente de las aves, son un termómetro ambiental, de alguna forma.

Foto: Daniela Rea 

Por otro lado, el otro dia me fui a ver aves y se me desapareció la migraña que tenía, me emocioné porque encontré a unos aves que tenía mucho tiempo buscando, unos chinitos, carpinteros, jilgueros en todo el parque. A la gente le produce un bienestar emocional, una identidad de algo que no había visto que está en los parques, en las colonias.

–¿Qué has aprendido de las aves?

–Lo frágil que somos; nos ayudan porque son indicadores de cómo puede ir mejorando un bosque, una sección de parque. Un cuento de Borges nos dice que había un físico que estaba imaginando en un país: los metafísicos de la ciudad no buscan la verdad ni la verosimilitud, sino el asombro. A mi me han enseñado la capacidad de asombro, el medio más sencillo, como el camellón de una colonia o un parque, nos da sorpresas con las aves.

También me han enseñado nuestra capacidad de violencia, recuperé dos aves rapaces que fueron heridas con balazos de diábolos y tenían una infección, se me murieron. Nosotros maltratamos animales, los metemos en jaulas, las capturamos, les damos resorterazos, ¿quién te dice algo? Esa es una evidencia de nuestro ser abusivo.

–¿Cómo que te hacen tomar conciencia de nuestro uso y abuso del poder?

–Sí y hay que aprender, primero respeto. Respeto: es un ser vivo y lo que tiramos contamina sus mantos acuíferos, no tenemos respeto por el entorno, nos hace falta eso. El ave nos invita a conocerle, a observarlo y a través de observarles a mirar y conocer el mundo. Tener un referente ambiental, de organismos, alrededor de nosotros. No vamos a poder ver ni rescatar cosas que ahorita se pueden salvar, es un efecto en cadena.

Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.

 

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