Se entregaron 84 encuestas a las trabajadoras en sobre cerrado para responder de manera anónima, sin embargo, diez mujeres regresaron el sobre en blanco.
Autlán de Navarro, Jalisco. 25 de marzo de 2019. (Letra Fría) Durante los meses de febrero y parte de marzo de este año, se aplicó un instrumento estandarizado para conocer la situación de acoso laboral y sexual que viven las trabajadoras en el Ayuntamiento de Autlán; entre los resultados, once mujeres revelan que han sido víctimas de desprestigio laboral y cinco de intimidación personal.
La investigadora y académica de la UPN unidad 143 Autlán, Claudia Silvestre Vargas Pelayo, encabezó la aplicación de este instrumento:
“Se integra de 60 ítems o de 60 estrategias de acoso laboral, el autor lo nombra como estrategia, porque para que se considere acoso tiene que haber un plan, tiene que estar premeditado por parte del acosador, no es algo que se dé de manera espontánea o de manera fugaz, si no que es algo que se da de manera permanente”, dijo en entrevista a Letra Fría.
Estos 60 ítems se organizan en seis subescalas, que son el desprestigio laboral, entorpecimiento del progreso, el boqueo de la comunicación, la intimidación encubierta, la intimidación manifiesta y el desprestigio personal.
El instrumento además de medir la frecuencia con la que se presenta, también va midiendo la intensidad del acoso, por lo que las escalas están organizadas de manera gradual, con aspectos que van desde la crítica, hasta situaciones que llevan a las amenazas e incluso a aspectos que tienen que ver con la vida personal de la trabajadora, explicó la académica.
Respecto a los resultados obtenidos de esta primera intervención en el Ayuntamiento de Autlán, revelan que el desprestigio laboral es lo que un mayor número de mujeres viven en su espacio de trabajo:
“Por ejemplo, en critican su trabajo, encontramos a once de las mujeres encuestadas que marcan vivirlo de bastante a extremadamente, lo que ya se puede considerar una situación de acoso, también, por ejemplo, el de calumnia o murmuran a sus espaldas, encontramos una gran presencia de mujeres que lo viven o callan. (En el ítem) minimizan sus esfuerzos, logros y aciertos fue donde encontramos hasta once mujeres y siguen, por ejemplo, ocho mujeres que marcan sobre el control de manera estricta su horario, entonces ellas sienten cierta presión o cierto acoso en el sentido del cumplimiento del horario”, así lo explicó la investigadora de la UPN.
La académica también hizo referencia a otra subescala, donde hubo mayor número de mujeres que marcaron el nivel más alto, se trata de la dimensión de intimidación manifiesta, que tiene que ver con la agresión personal, el grito, la amenaza, o dejar en ridículo de manera pública:
“Aquí si encontramos a cinco mujeres, por ejemplo, que marcan que los superiores no le dejan expresarse o decir lo que piensan y encontramos por ejemplo, a cuatro que hablan ya de que les gritan, o de que las amenazan verbalmente, entonces son datos importantes porque esos casos, en caso de que ya tuviéramos un programa para atender esta situación, ya tendrían que estar siendo detectadas y tener el apoyo que corresponde, para la denuncia y para el apoyo”.
Al dar a conocer estos resultados a la actual administración municipal de Autlán, el plan que se tiene es informar cuáles son los pasos o a donde pueden acudir en caso de vivir una situación de acoso o de violencia laboral.
La docente de la UPN recomienda a las autoridades municipales que respalden a las mujeres en sus denuncias para que éstas no culminen en despidos, pues esto significaría una manera de callar al resto de las mujeres que también quisieran denunciar.
