De las violencias a las niñeces y juventudes de la diversidad sexual

Columna MAROMA

Por Sergio Antonio Farias Muñoz  / Integrante de Maroma: Observatorio de Niñez y Juventud

Hay toda una serie de particularidades por las cuales un sujeto y comunidad se pueden ver  marginados, estigmatizados y violentados. Se podrían enlistar varios segmentos de  personas: mujeres, indígenas, estudiantes, activistas o personas de la diversidad sexual.  Solo por mencionar algunas. Todas y todos de alguna manera compaginamos, nos vemos  cruzadas y cruzados por las dificultades que conlleva pertenecer a dichas categorías.   

Estas dificultades van creando fuertes repercusiones en los gremios y en las personas  pertenecientes, causando una fractura en sus derechos humanos a tal grado que se puede llegar a ser víctimas de constantes violencias dirigidas por una sociedad y un orden estructural que perpetúa la agresión como un ejercicio de poder, y que en muchos casos  puede acabar —como un cruel culmen— en desapariciones forzadas y asesinatos.  

Pareciera exagerada la idea de que poblaciones específicas sean las que sufren agresiones  constantes, pero revisando tan solo algunos sucesos de los meses pasados podemos percatarnos y analizar las formas físicas y simbólicas en las que se desenvuelve dicha  violencia. De manera puntual, pensar en las violencias que sufren las niñeces y juventudes  LGBTTTIQ+ hace resaltar la importante necesidad de dar cabida para la reflexión y  visibilización del fenómeno.    

El pasado 24 de julio, el Congreso de la Ciudad de México aprobó las reformas del Código Penal local para tipificar como delito los ECOSIG, acrónimo utilizado para designar a los  Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género, cosa que fue  bastante grata para diferentes colectivos y personas de la diversidad sexual. A pesar de ser  algo que sólo se sancionará en la capital del país, esta reforma nos habla de posibles  extensiones a futuro en otros estados de México. Sin embargo, los festejos no fueron uniformes en el resto de las personas, pues grupos de oposición mostraron desde el  lanzamiento de la reforma su inconformidad, la cual se intensificó aún más con su  aprobación.  

“Terapia a quien lo quiera”, “Con los niños no” o “Ayudar nos es torturar”. Eran algunas de las  frases que se escuchaban y leían en carteles durante la manifestación que realizó el Frente Nacional por la Familia, para expresar a los legisladores del Congreso de la Ciudad de México el rechazo a la prohibición y castigo de los ECOSIG. Los argumentos giraban en torno a la  supuesta violación de los derechos de las y los niños de poder recibir atención psicológica en caso de necesitarla. Al respecto el presidente del Frente Nacional por la Familia; Rodrigo  Iván Cortés menciono:

“Aprobar la ley impedirá a las personas con atracción al mismo sexo  acudir a terapias para regresar a su sexo biológico natural, y peor aún meter a la cárcel a los  expertos que apliquen estas sesiones”. 

Esto muestra un claro ejemplo de las violencias que un grupo ejerce sobre otro. El sencillo  hecho de la existencia de las “terapias de conversión” ya es algo preocupante, pues la persona sometida al supuesto tratamiento sufre una serie de daños físicos y psicológicos  que repercuten gravemente por ser métodos arcaicos y deshumanizados, poniendo en  riesgo a niños, niñas, personas jóvenes y adultas sin importar el género diverso al que  pertenezcan, y lo más alarmante es que al haber una regulación por parte del estado ante  la ejecución de dichas intervenciones, grupos ultraconservadores sostengan y promuevan  la idea de que cualquier asunto relacionado con la orientación sexual o identidad de género,  es reversible o curable por la óptica que mantienen de que es algo pecaminoso y patológico

No obstante, la violencia no se detiene con estas prácticas que pretenden curar a una  persona, ya que incluso se intensifican con el constante desprecio y rechazo de un estado y una sociedad intolerante que grita, se burla, niega derechos, discrimina y da palizas. A tal  grado llega el repudio que matar se convierte en una opción.   

Un lamentable ejemplo fue el asesinato de Jonatán Santos, un joven de 18 años estudiante de la Escuela Politécnica Jorge Matute Remus y activista LGBTTTIQ+, el cual murió por un  proyectil de arma de fuego la noche del 11 de agosto, después de salir de una fiesta con  conocidos suyos. Tras el hecho en redes sociales hubo una gran indignación, pero a su vez  personas se expresaban de manera muy despectiva y en tono de celebración por lo  sucedido.  

Aparte de la evidente acción violenta como lo es el asesinato y los comentarios de odio,  otra cosa que llama la atención es la manera en la que se da la investigación del  acontecimiento, dado que el caso de Jonathan se le dio seguimiento tras el protocolo de  feminicidio, por el hecho de su orientación sexual. Lo grave de la situación es la  incompetencia de la investigación bajo una perspectiva de diversidad sexual, ya que al no  ser reconocida como tal, hay una invisibilización y violencia simbólica que se juega al  momento de no darle un lugar y reconocimiento a la persona y al suceso.   

De alguna manera estos dos acontecimientos—aunque parezcan tener poca relación— permiten una aproximación de las agresiones a las que las personas de la diversidad sexual  están expuestas por los ejercicios que subyacen por una heteronorma que está coludida  con los pensamientos religiosos haciendo un reforzamiento de las creencias erróneas sobre  las personas no heterosexuales, impidiéndoles una libre expresión de género.  

En tanto, la pregunta que me hago (aunque de repente me parece paradójica) es: si los  grupos de oposición y la sociedad buscan curar (se) a (de) las lesbianas, gays, bisexuales, trans (+), negando su esencia y por tu tanto su existencia, condenando toda conducta no  heterosexual y aunado abogando por las y los niños sin saber su orientación sexual o  identidad de género, a pesar de las consecuencias que eso puede conllevar, ¿quién es  entonces quién hace daño?

Referencias 

Animal Político. (12 de Agosto de 2020). #JusticiaparaJonathanSantos: asesinan a  estudiante y activista LGBTTI+ en Jalisco. Animal Político.

Frente Nacional por la Familia. (23 de Julio de 2020). Frente Nacional x la Familia. Obtenido  de  

https://www.facebook.com/FrenteNacionalPorLaFamiliaOficial/videos/309582439 0503542  

Forbes México. (24 de Julio de 2020). Congreso de CDMX aprueba sanciones para abolir las  terapias de conversión sexual. Forbes México. 

Mendos, L. R. (2020). Poniéndole límites al engaño: Un estudio jurídico mundial sobre la  regulación legal de las mal llamadas “terapias de conversión”. ILGA: Mundo.  

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Maroma es un observatorio de la niñez y la juventud. Somos un grupo interdisciplinario de personas involucradas en los sectores académicos, comunitarios, públicos y privados con fines de gestión y bienestar para la niñez y juventud que busca incidir en políticas públicas y movimientos sociales con un enfoque de innovación social.

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