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En 2019, el descontento de las jóvenes mexicanas explotó como resultado de la impunidad frente a la epidemia de feminicidios y violencia que azota al país.

Texto y fotografías: Karen Castillo / Somos El Medio

Desde entonces, el feminismo de las calles, como lo nombran varias de las jóvenes del Bloque Negro, ha incomodado al país con sus acciones; pintas en monumentos y paredes; hogueras frente a Palacio Nacional y la toma de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; así como de otros espacios en distintos estados.

Estas mujeres son sobrevivientes de un Estado machista y asesino, han sobrevivido relaciones violentas, la violencia económica de las periferias en cada uno de sus estados, violencia sexual, física y psicológica. A pesar de todo, han convertido su dolor en fuego para luchar por las demás.

Ninguna pasa de los treinta años, muchas aún están construyendo los cimientos de su vida, y aun así, se ponen la capucha para salir a las calles; acompañan a madres en su búsqueda por justicia; se vuelven hermanas de víctimas; y resisten la represión y brutalidad policial en las calles.

Y ahora, se enfrentan a la persecución de un Estado que las quiere silenciar y apagar.

Andrés Manuel López Obrador y su administración han respondido a las exigencias de las mujeres negando y minimizando la violencia que viven,  desprestigiando el movimiento feminista mediante un discurso machista y estigmatizante, e iniciando carpetas de investigación con delitos fabricados en contra de mujeres activistas.

Actualmente, hay al menos treinta y cinco mujeres con carpetas de investigación abiertas a lo largo del país.  Este reportaje está conformado por los testimonios de seis mujeres activistas que son víctimas de la persecución política emprendida por López Obrador y su gobierno.

Silu: “La revolución ya se está gestando”

El 7 de noviembre del 2020, Silu fue detenida arbitrariamente, golpeada, y violentada psicológicamente por policías del Estado de México durante una movilización feminista.  Dos semanas después de este incidente, fue testigo de que la represión al movimiento feminista se materializaba en el ámbito judicial cuando 13 de sus compañeras recibieron citatorios por parte de la Fiscalía de la Ciudad de México.

A sus 21 años, Silu formó la colectiva Amor No Es Violencia (ANV) después de sobrevivir a una relación violenta con una de sus exparejas.

Desde entonces, ANV se ha convertido en una de las colectivas con mayor fuerza en el movimiento feminista a nivel nacional, así lo comenta Silu.

La colectiva se involucró en movilizaciones e incidencia para lograr la aprobación de la Ley Olimpia; denunciaron la candidatura de Félix Salgado Macedonio a través de campañas digitales; y lograron que se aprobara la Ley de Deudores Alimentarios en el estado de Oaxaca.

Sin embargo, el costo de organizarse para construir un país seguro, justo y digno para todas las mujeres y niñas mexicanas, es alto.

Tanto Silu como su manada, como ella les llama a las mujeres y adolescentes que luchan junto a ella, se ven amenazadas por la percusión política que ha emprendido el Estado mexicano a cargo de Andrés Manuel López Obrador, y de la cual ha sido víctima directa.

El 7 de noviembre del 2020, Silu fue detenida arbitrariamente, golpeada, y violentada psicológicamente por policías del Estado de México durante una movilización feminista.

Dos semanas después de este incidente, fue testigo de que la represión al movimiento feminista se materializaba en el ámbito judicial cuando 13 de sus compañeras recibieron citatorios por parte de la Fiscalía de la Ciudad de México.

Silu asegura que tan solo en la Ciudad de México hay entre 25 y 30 mujeres activistas con carpetas de investigación abiertas por delitos supuestamente cometidos en movilizaciones feministas. Estas carpetas se inician a partir de denuncias de perfiles de Facebook falsos que Silu y otras mujeres activistas aseguran, son creados por policías de la Ciudad de México. 

El Estado de México: «Esto no es la CDMX en donde las dejan hacer su desmadre.»

El 7 de noviembre, Silu asistió a una concentración en Cuautitlán Izcalli con motivo del feminicidio de Ámbar Viridiana, asesinada a los 17 años.

Durante la manifestación, la policía del Estado de México respondió con extrema violencia deteniendo arbitrariamente a varias mujeres, y haciendo uso indebido de la fuerza durante las detenciones.

“Llegamos al punto de la glorieta en donde Ámbar fue vista por última vez, estaban las amigas de Ámbar, la rabia de escucharlas nos prendió a todas y decidimos cerrar la carretera. Previo al cierre ya habíamos hecho un altar en la glorieta con velas, cartulinas, y flores.”

“Empezamos a caminar en la carretera y a los 10 minutos empezaron a llegar las patrullas. No habíamos hecho nada, pero comenzaron a aventar gas lacrimógeno y muchas comenzaron a correr. A mí, un policía me agarró del cuello y otro de los pies, me aventaron a una patrulla.”

“Yo comencé a decir que no podían hacer eso, que teníamos derechos, pero por decir eso me empiezan a patear y golpear, me dijeron que lo que habíamos hecho era un delito. Me quitaron la capucha en la patrulla y me tomaron fotos desencapuchada y llorando. Me dijeron que iban a subir eso a las redes para que supieran quienes eran las que andaban haciendo desmadres. Nos dijeron que éramos unas perras.”

Durante la detención, Silu fue golpeada con un objeto que no logró identificar pero que le causó una herida en la cabeza, no fue hasta que la presentaron a la Fiscalía cuando se dio cuenta de que sangraba del cráneo.

Ella asegura que de no ser porque sus amigas de colectivas estaban al pendiente de ella, no sabe si la hubieran liberado ese mismo día o qué hubiera sucedido con ella.

El terror psicológico que te meten este cañón, eso sí me causo problemas por más de un mes; tenía pesadillas, me salía del trabajo, lloraba, tuve ansiedad por meses.”

“Hay una frase que nunca se me va a olvidar que me dijo un policía: En la Ciudad de México si las dejan hacer sus desmadres, pero aquí no. Para mí esa frase representa ese odio que nos tiene la policía que está generalizado en todo el país y que se materializa en la represión directa cuando tienen a mujeres feministas que pueden agredir porque son pocas o no hay muchos medios presentes”

“Cuando llegué a mi casa no me podía mover, ha sido de los momentos de mi vida cuando más rota y triste me sentí. Llegaron mis amigas, me llevaron con una abogada del Zeferino y me tuvieron que poner dos puntos para cerrar la herida.”

“No quise denunciar, la abogada me dijo que lo hiciéramos, pero yo tenía mucho miedo de la foto que los policías me tomaron, saber que la policía tiene ese tipo de contenido da muchísimo miedo…te paraliza. Sabes que ya te identificaron y de lo que son capaces de hacer.”

“Desde ahí no puedo estar cerca de un policía, me genera muchísima ansiedad. El cuerpo tiene memoria y recuerda la agresión. Jamás volvería a acudir a una marcha en el Edo de Mex si no voy con todas mis amigas, las más cercanas, me da ansiedad acudir a manifestaciones sola.”

Silu también asegura que recuperarse del trauma provocado por estas violaciones a sus derechos humanos solo ha sido posible gracias a la contención de sus amigas y familiares.  Sin este soporte emocional, ella comenta que no hubiera podido continuar con su lucha por defender la vida de las mujeres.

Cada que hay un caso de brutalidad policial me pongo a llorar, porque a mí ya me pasó y sé que solo tuve suerte de que la policía no me golpeara tanto como por ejemplo a Victoria, que fue asesinada cuando la detuvieron 4 policías.”

“Cuando pasó lo de Cancún, que policías dispararon a mujeres manifestándose, fue una semana muy pesada, no podía dormir, pensaba en lo que me hubieran podido hacer. Es saber que en este país sobrevivir a encuentros con la policía puede ser solo cuestión de suerte. Es horrible pensar eso.”

“Yo pude seguir adelante porque tuve el apoyo de mi familia y mis amigas, pero hay morras que no lo tienen, hay morras que cuando el estado las detiene o les caen citatorios, se quedan solas.”

La persecución comienza

Dos semanas después de su detención, Silu fue testigo de que la represión al movimiento feminista se materializaba en el ámbito jurídico cuando 13 de sus compañeras recibieron citatorios por parte de la Fiscalía de la Ciudad de México.

Silu argumenta que la persecución política tiene como fin frenar el poder y alcance de las movilizaciones feministas que habían crecido desde el 16 de agosto del 2019 cuando se dio la histórica pinta del Ángel de la Independencia con frases históricas como la de “México Feminicida”; y que llegó a un punto máximo con la toma de la de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en la CDMX.

“Ya había mucha rabia acumulada, cuando todo explotó fue como decir, ¿no nos quieren tomar en serio? Pues los vamos a obligar. Fue la organización que nació en las calles.”

“Cuando se toma la CNDH en 2020, hubo una semana completa en que las feministas eran las heroínas de este país. En ese momento la capucha simbolizaba mucho heroísmo, fortaleza, y esa rabia en contra del gobierno. Aquí comenzó la persecución, al gobierno le dio miedo la organización de las mujeres.”

Silu cuenta que dos meses después de la toma de la CNDH comenzaron a llegar citatorios a activistas feministas, en los cuales se les acusa de delitos como robo, motín, agresión a terceros, incitación a la violencia, y otros delitos supuestamente cometidos durante movilizaciones feministas.

“Comenzaron a caer citatorios a muchas de las compañeras que frecuentaban la OKUPA. Las carpetas de estos citatorios son ridículas, están formadas por fotos de denuncias que proviene de un perfil falso de Facebook.”

“Las pruebas que la Fiscalía usa son también basadas en contenido que las morras comparten en Facebook como carteles que convocan a marchas pacíficas, tener fotos sosteniendo carteles con frases feministas, o compartir fotos de protestas.”

Silu afirma que la organización feminista no se detuvo con la aparición de las primeras carpetas.

“Nosotras seguimos luchando, desde finales del 2020 y en 2021 nos movilizamos por la candidatura de Félix Salgado, fue una guerra directa contra el presidente. Justo una semana antes del 8 de marzo, nosotras fuimos a Palacio Nacional, nos encapsularon a menos de 20 compañeras más de 150 elementos y yo sí creo que por todo lo que dijimos ahí afuera de Palacio Nacional, fue la respuesta de la barda del 8m que se puso todo alrededor de Palacio. Eso debilitó a MORENA y manchó la imagen del presidente.”

Silu y otras de sus compañeras mencionan que las carpetas de investigación continúan creciendo en número y que han identificado un patrón en el ejercer de la Fiscalía; las denuncias con las que la Fiscalía justifica la investigación siempre provienen de perfiles de Facebook con pocos seguidores.

En estas publicaciones se incluyen los datos completos de la “acusada” tales como nombre y dirección y se les acusa de agredir a las policías, y hacer uso de armas para agredir a terceros. A los pocos días de que estas mujeres son señaladas en Facebook, reciben un citatorio por parte de la Fiscalía de la Ciudad de México.

“Tenemos un presidente sumamente misógino que odia no solo el feminismo, pero a las mujeres y que teme a la organización de las mujeres, así como todos los hombres que no nos quieren ver juntas y organizadas.»

Encontrar otras formas  de organización y cuidado

Casi al término de la entrevista pregunto a Silu si la persecución política en contra del movimiento ha debilitado la organización de las colectivas. Silu comenta que sí, ya que la policía ha logrado infiltrar los espacios de las colectivas y esto provocó desconfianza entre las mujeres.

“Con esto de la persecución a todas nos cambió, sí nos quitaron el ímpetu. No es miedo, es pensarlo dos veces al ver que la sociedad no hace nada. Tu pones el cuerpo, tu vida y ellos nada.”

A pesar de esto, Silu ve esta problemática como una coyuntura dentro del movimiento feminista, que está obligando a las colectivas a buscar nuevas formas de protestar, de organizarse y de protegerse entre ellas.

“El gobierno teme que nosotras perdamos el miedo, por eso los citatorios y la persecución, para meternos temor y desconfianza porque no nos quieren ver organizadas.”

“Desde que comenzaron a caer los citatorios ha sido ir sacando a ANV de las calles, de intentar organizar otras cosas, otras formas. Es indispensable que como mujeres y movimiento busquemos otras maneras de protestar, diferentes.”

Para Silu, la persecución la ha obligado a refugiarse en sus compañeras de lucha; a valorar más la organización interna y los cuidados colectivos; y a trabajar en proyectos e iniciativas a largo plazo más que asistir a concentraciones y movilizaciones.

Ella no ve esto como una derrota, al contrario, afirma que la imagen de fortaleza que las encapuchadas del Bloque Negro feminista construyeron durante el 2020 impactaron a las generaciones más jóvenes que no tienen miedo de salir a las calles, e involucrarse en el movimiento a muy temprana edad.

“En este momento el gobierno no lo ve, pero se están gestando las condiciones para que las morras que vienen lo cambien todo. Ellas vienen más fuertes, cuando menos lo vean vamos a estar nosotras y ellas juntas.”

“Nosotras vamos a seguir construyendo el camino para que ellas vuelvan a tomar las calles. Se está gestando la revolución, poco a poquito, con mucho cansancio, pero viene. Ya se está gestando”.

Al final de la entrevista le pregunto cómo ha cambiado su visión sobre el feminismo; Silu afirma que hoy, más que nunca, conoce la importancia de estar con sus hermanas del movimiento y afirma que su lucha continuará a pesar de la persecución política.

“El hecho de tener a morras que no te sueltan es muy chido, bien dicen que solo se necesita una amiga para volverte más poderosa, es llegar a tu casa y saber que hay gente a la que le importas y quien te importa. Creo que a eso debemos de aspirar al feminismo, no solo encontrarnos en las calles, pero a que tus amigas se vuelvan tu lugar seguro.”

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Este reportaje se publicó originalmente en Somos El Medio:

Silu, La revolución ya se está gestando

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