Margarita López Castillo: medio siglo de hornear pan de muerto

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Para Margarita López Castillo, la elaboración de Pan de Muerto en forma de «conejos, roscas y marquesotes» que adornan los altares en el Ismo de Tehuantepec es una herencia de su madre Marcelina y sus hermanas. Ahora sus sobrinas y sus nietos también elaboran pan tradicional zapoteca

Texto y fotos: Diana Manzo / Istmo Press

JUCHITÁN, OAXACA.- Las figuras de un conejo y una rosca que miden entre 15 y 20 centímetros así como un pan cuadrado y adornado de betún blanco llamado “marquesote” son los típicos panes de muerto que adornan los altares tradicionales en el Istmo de Tehuantepec y que desde hace 50 años elabora Margarita López Castillo y su familia como una tradición que heredaron de su madre, la artesana zapoteca, Marcelina Castillo.

En su corredor donde tiene el horno, la leña y su batea de madera , esta mujer de manos suaves toma los ingredientes y prepara la masa blanca la cual separa por porciones pequeñas elaborando cada pan a detalle.

El ajetreo comienza desde el 27 de octubre, como previó al 30 y 31 de octubre, que son las fechas en que se celebra el día de muertos en esta región oaxaqueña.

Toda la familia se involucra para elaborar y cumplir con los pedidos solicitados. Además de conejos y roscas, Margarita de 72 años de edad, elabora el pan de manteca, torta za’ y bollos, que complementa la tradición.

“Hay que amasar bien y con amor para que los conejitos y rosquitas se esponjen y no se quiebren al hornearse, es todo un ritual hacerlo”, expresó la mujer que dedica casi 12 horas en elaborar los panes tradicionales.

Aunque para este año, los pedidos disminuyeron y los insumos como la harina, el azúcar y la manteca subieron de costo, el ritual y el amor con el que prepara los panes es el mismo.

“Con la pandemia de covid, los pedidos disminuyeron, ya no son como antes, ahora pocas personas realizan grandes ofrendas a sus familiares, pero pues hacemos lo poquito pero con mucho cariño”, dijo.

En esta zona de Oaxaca, a diferencias de otras regiones, la tradición del día de muertos llamada “Xandu”se celebra el 30 y 31 de octubre, porque se toma en cuenta el calendario religioso tradicional de los pueblos indígenas, donde se colocan altares y ofrendas llamadas “Biguié o Biye” (Jaguar) que son adornadas con estos panes tradicionales.

La harina, manteca, sal, huevo y azúcar son los ingredientes principales para elaborar los panes, pero algo básico es la creatividad para adornar los panes.

Anais Vásquez López y Arami Orozco Blas, nieta y bisnieta respectivamente, se juntan para colocar esos detalles a los conejos y las roscas.

“Mientras mi tía Margarita elabora los conejos y roscas, nosotros hacemos tiritas de la masa y las adornamos, simbolizan los huesos de las personas y son los panes típicos que se colocan”, dijeron.

En el marquesote, que es un pan que se elabora con huevo y arroz, se dibuja con betún y chispas de colores el nombre del difunto como un homenaje en vida.

En el corredor de gran tamaño, están colocados todos los panes que han elaborado las artesanas zapotecas en estos últimos días y que comenzarán a venderse y entregarse a partir del 29, 30 y 31 de octubre.

Elaborar el pan tradicional en forma de círculo o redondo es porque representa la tierra y el ciclo de la vida, explicó Tomás Chiñas Santiago, cronista zapoteca.

Chiñas Santiago refirió que el pan es una tradición que trajeron los españoles pero que se adaptó a la vida tradicional de los pueblos de Oaxaca.

“Se usan ingredientes y formas tradicionales, por ejemplo en algunos casos hay dibujos en forma de cruz y que representa los puntos cardinales, también se usan ingredientes tradicionales como el ajonjolí y no el amaranto que usaron los pueblos originarios”, dijo.

El costo por pan oscila entre 25 y 30 pesos cada uno, dependiendo del tamaño, ingredientes y el tiempo de elaboración.

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Está nota fue realizada por ISTMO PRESS, integrante de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a pie. Aquí puedes leer la original.

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