La mujer y la escritura: ¿Cuál es el cuarto propio actual?

Por Vanessa Briseño /@nevervd

En un país tan violento como lo es México, la perspectiva de la mujer en la literatura abre el panorama utilizando la escritura como un medio de denuncia, pero también como un camino hacia la auto-sanación, destacaron las escritoras en el panel “Literatura escrita por mujeres: la escritura, publicación y lectura como resistencia” que fue realizado en la Universidad ITESO contando con la participación de Anja Aguilera, Gina Kincowitch, Sol Ortega y Abril Posas.

En 1929, Virginia Woolf dijo que, para escribir, una mujer necesita dinero y un cuarto propio. En esa línea, se planteó la pregunta medular del panel: ¿Cuál es el cuarto propio actual?

La importancia de poner sobre la mesa dicha pregunta, radica en cómo las mujeres se abren paso por sí mismas en un ambiente principalmente dominado por hombres, es relevante conocer “¿qué necesitan las mujeres para escribir?, además de ¿cómo pueden conquistar esos espacios?”, así lo destacaron las moderadoras Jimena Aguirre y Karla Martínez, alumnas de la Licenciatura en periodismo y comunicación pública del ITESO.

Las panelistas plantearon los retos que conlleva ser escritora o dedicarte al mundo editorial, donde el ser mujer pareciera un limitante debido a la cultura machista que persiste en este y otros ámbitos, pues “es necesario replantearnos por qué aceptamos lo qué aceptamos”, reiteró Sol Ortega fundadora de la editorial independiente Zonámbula.

En esa línea, se compartieron diversas experiencias personales con relación a sus inicios en la vida editorial. Se hizo perceptible una convergencia entre dichas vivencias, pues las panelistas concordaron que, en sus inicios como escritoras emergentes, el ambiente tomaba un aire de condescendencia desmoralizante. Y una forma para hacerle frente a esta situación, es “la creación de redes con otras mujeres para hacernos más fuertes”, continuó la escritora jalisciense Abril Posas.

“La mayoría de los hombres en el rubro, tienden a cuestionar nuestra capacidad, es una demostración de su renuencia al cambio”, reiteró Gina Kincowitch, coordinadora editorial en Luz Vesania.

“Me sentía verdaderamente acompañada por otras mujeres (…) no por las ideas paternalistas”, añadió Sol Ortega.

En cuanto a las redes de apoyo, se mencionó la influencia de las movilizaciones en redes sociales como el #MeToo de escritores, fenómeno que permitió visibilizar el trabajo violentado de distintas autoras. De igual forma, se abordó cómo las comunidades que surgieron motivadas por el desarrollo y crecimiento de proyectos independientes han ayudado a la ampliación del panorama de lo qué es una mujer que se dedica a la escritura o a el mundo editorial.

Igualmente, las panelistas aprovecharon el espacio para comentar acerca de aquellos cambios que son necesarios para que una mujer sea publicada, tales como incluir a la mujer en la academia, la creación de proyectos que permitan el acercamiento a la escritura, su participación en la educación, así como la modificación de los programas educativos de lectura que incluyan a la mujer.

Para lograr vencer la brecha que existe entre la mujer y el mundo editorial, es necesario apoyar a las nuevas autoras y proyectos independientes, además de dejar de sacralizar la figura de El Autor, así mismo, “se debe de regresarle la dignidad a ser escritor, demostrando con hechos que el dedicarse a la escritura es tan válido como cualquier otro trabajo”, remarcó la escritora Anja Aguilera.

En cuanto a su experiencia personal leyendo a otras mujeres, las panelistas concordaron en que el ejercicio de la lectura es un acto de empatía, ya que su trabajo brinda otras perspectivas de temas en común. Leer a mujeres es una forma de sacudir el punto de vista patriarcal debido a la óptica que ofrecen, es como si te dijeran “tú también puedes”, compartió Sol Posas.

Rescatando el por qué es importante leer mujeres en un país como México, se reiteró la importancia del papel activo que tiene la mujer en la sociedad y específicamente, en el ámbito literario, lo que ellas escriben es un reflejo de su realidad, el cual se transforma en su testimonio particular por lo que, en un contexto como el nuestro, es necesario “leer mujeres como un acto político”, resaltó Gina Kincowitch.

Para finalizar, las panelistas retomaron el planteamiento inicial con base en el cuarto propio descrito por Virginia Woolf; concretaron que, para escribir, la mujer necesita dinero para cubrir sus necesidades básicas; sin embargo, también es esencial que las escritoras tengan confianza en si mismas, en su trabajo y en su talento, no deben de dudar en buscar o crear espacios propios, ya que hoy en día el trabajo en colectivo es fundamental.

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