De la indignación a la esperanza

Manos Libres

Por Francisco Macías Medina /@pacommedina

Se presentó por parte de la Comisión para la Verdad y la Justicia el Informe sobre la desaparición forzada de los 43 normalistas de la escuela de Ayotzinapa, su principal conclusión es que se trató de un crimen de Estado que involucró a todos los niveles de gobierno. Sobresale el involucramiento de mandos del ejército en la posible ejecución de las graves violaciones a los derechos humanos. 

Posterior a la presentación, se solicitaron decenas de órdenes de aprehensión y se comenzó a procesar penalmente a algunos de los actores relevantes, entre ellos al ex Procurador General de la República como una forma de abrir la rendición de cuentas.

El informe tiene que provocarnos una reacción importante, porque devela la realidad de muchos de los gobiernos estatales cuya labor no es la de propiciar condiciones de desarrollo en comunidades que más lo requieren o la de procurar justicia sino la de imponer condiciones de dominación por intereses personales, partidistas y sobre recursos naturales asociados con la delincuencia organizada.

La inexistencia de contrapesos de autoridades de otros niveles de gobierno fuera de los locales, provocaron una tolerancia absurda y silencio impune, hasta llegar a una asociación delictuosa para desaparecer e incluso posiblemente ordenar la ejecución extrajudicial de personas-A actualmente nos coloca en la antesala de la comisión de crímenes atroces, en donde ya no caben definiciones como las de Estado fallido.

Es un llamado urgente para generar acciones que lo reviertan a través de mecanismos de justicia transicional con el apoyo y cooperación de la comunidad internacional.

El Informe me hizo pensar en Jalisco y la constante negación de someter a control casos gravísimos en donde se encuentra en juego la verdad y la justicia, por ejemplo, el de los tráileres de la muerte, el de la represión de las protestas del 4 al 6 de junio y por último en el caso del feminicidio de Luz Raquel Padilla. En los dos primeros, se regresaron las investigaciones o existen indefiniciones de ella. En el último, existen posicionamientos para “revisar el caso” por parte de la Fiscalía de la República, pero no acciones concretas que abonen al esclarecimiento de lo ocurrido.

En todos ellos, la constante del Gobierno de Jalisco y de su Fiscalía es la de una actuación facciosa para proteger claras omisiones y evitar las responsabilidades de distinto tipo, en donde se incluye la difusión singular de información que debería de estar cuidada, protegida y debatida ante los tribunales para privilegiar la verdad. Es el germen de los crímenes atroces.

Es importante también poner en mayor medida la atención en las propuestas y posturas que imaginan otros caminos y que también cuestionan en muchas de las ocasiones nuestras propias posturas.

Este es el propio caso de las madres y padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, los cuales nos recuerdan que toda su movilización y exigencia es por el amor a sus hijos, por lo que “no les mueve la venganza, ni la animadversión personal contra nadie, sino la esperanza que se sepa la verdad y que ello contribuya a que hechos similares no se repitan” (Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, SJ).

En tiempos en que pareciera que todo tiene relación con el partidismo y la polarización de intereses, nos convocan a levantar nuestra mirada para ver lo que ocurre desde el amor, en donde cabe mirar incluso a los que han tomado conductas y decisiones graves, porque lo que está en juego no es la imagen de un fiscal o de un simple gobernador, así como el número de años de prisión de una determinada persona, sino la verdad. Aquella que es necesaria hoy y para el futuro, una que no impida los sueños de jóvenes, la niñez o las mujeres.

En esa línea, las Universidades de la Compañía de Jesús en México, anunciaron una Jornada Universitaria por la Paz con Justicia, en donde se aportó reflexión y acción, al anunciar un observatorio para impulsar acciones concretas y oportunas, del cual debemos de estar atentos.

Para concluir, me sumo a uno de los mensajes de la actividad: “De la indignación a la esperanza. Si todas y todos nos movemos nadie podrá detenernos”. 

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Francisco Macías Migrante de experiencias, observador de barrio, reflexiono temas de derechos humanos.

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