Cuenta regresiva en Huizache Caimanero: 15 años para salvar la laguna del sur de Sinaloa

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La laguna del sur de Sinaloa, ubicada entre los municipios de Mazatlán y Rosario y de la que dependen 4 mil pescadores y sus familias, se está secando y en 15 años podría desaparecer. Otras especies que dependen este hábitat son las aves migratorias, peces, mamíferos, reptiles, anfibios e invertebrados

Texto: Raquel Zapien

Fotos: Rafael Narval, Raquel Zapién y Guillermo Juan Fernández Aceves

SINALOA.- Los pescadores del sur de Sinaloa y las aves migratorias de Norteamérica tienen algo en común: sufren los impactos de la degradación ambiental del sistema lagunar Huizache Caimanero, uno de los más productivos del Pacífico mexicano. Las pangas que antes regresaban cargadas de camarón se han quedado vacías y las aves que cada año vuelan miles de kilómetros desde Alaska, Canadá y Estados Unidos para pasar el invierno en este lugar, han perdido espacios de descanso y alimentación.

La caída en la producción pesquera de la que dependen unas 4 mil familias es síntoma de un problema mayor. La laguna, ubicada entre los municipios de Mazatlán y Rosario, está perdiendo profundidad, se está secando y en 15 años podría desaparecer si no se restaura.

El Huizache Caimanero fue designado sitio Ramsar desde el 2007 por su importancia para las aves migratorias de México. En su ficha de inscripción se menciona que esta laguna costera llegó a ser la más productiva del Pacífico mexicano con capturas diarias de 5.3 toneladas de camarón y un registro histórico de 32 toneladas en un solo día en el año de 1983.

El documento indica que de 1990 a 1994 se pescaban en promedio mil 60 toneladas anuales de camarón, pero en los siguientes seis años la producción se redujo a una tercera parte debido al deterioro ambiental, de manera que entre el 2000 y 2004 las capturas promedio fueron de apenas 389 toneladas al año.

Ahora no hay temporadas buenas, solo malas y regulares, aseguran los pescadores. En el mejor de los casos, las capturas que se realizan entre las 26 cooperativas pesqueras de la zona alcanzan las 200 toneladas; pero si les va mal, el camarón será tan escaso que no lograrán recuperar lo que invirtieron en gasolina y en la reparación de sus lanchas. En esas circunstancias, hay quienes prefieren no aventurarse a lanzar sus redes.

“Como dos o tres años no hemos pescado”, refiere Ramón Rojas Quintero, presidente de la cooperativa de Potrerillos. Arriba de una panga, con una palanca de madera, el pescador mide la profundidad en el centro de la laguna que, tras las primeras lluvias de verano, es menor a un metro.

Ramón Rojas Quintero, presidente de la cooperativa de Potrerillos. Foto: Rafael Narval.

En el horizonte se divisa agua bordeada por cerros y cultivos. Como un espejo, las nubes se reflejan en la superficie de la laguna que solo se altera con el paso del motor. Desde ese extremo, Gilberto Palafox Uzeta, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras “Unidos de la Laguna del Caimanero”, coincide con Rojas Quintero. Dice que en los tiempos de bonanza las cooperativas eran prósperas, pero ahora, los pescadores deben buscar empleo en otros lados porque la actividad ya no es redituable.

“Anteriormente no era así, al contrario, las cooperativas ayudaban a las comunidades, a las escuelas, porque había mucho producto, mucho recurso, había exportaciones”.

Gilberto Palafox Uzeta, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras “Unidos de la Laguna del Caimanero”.

Rumbo al embarcadero de la cooperativa de Mataderos se observa a un grupo de hombres sentados y una hilera de lanchas sobre tierra. En plena veda de camarón, la pesca de escama está escasa al igual que el trabajo. Los más ocupados tejen redes con la ayuda de mujeres.

Un pescador de la Cooperativa de Mataderos teje sus redes. Foto: Rafael Narval.

Otra cosa en común

Los pescadores y sus familias no son los únicos que resienten la baja productividad, también las aves migratorias que empezarán a llegar en agosto y una gran diversidad de especies de peces, mamíferos, reptiles, anfibios e invertebrados que son menos visibles.

Se considera, sin embargo, que las aves migratorias son especialmente vulnerables porque se reproducen, invernan y hacen paradas en sitios que han sido alterados drásticamente en el último siglo a nivel mundial, según se indica en la Estrategia de Conservación de las Aves Playeras del Corredor Migratorio del Pacífico de las Américas elaborada por diversas organizaciones internacionales.

En esta iniciativa se destaca que el 11 por ciento de las poblaciones de aves playeras de este corredor presentan una disminución poblacional a largo plazo, mientras que a nivel mundial el 45 por ciento de las poblaciones de aves playeras que se reproducen en el Ártico están disminuyendo.

Aparte, un artículo publicado en la revista Science en 2019 reporta que las aves silvestres del continente americano disminuyeron cerca de un 30 por ciento desde 1970 a la fecha, lo que se traduce en la pérdida acumulada de casi 3 mil millones de aves.

En ambos textos se reconoce que la presencia de estas especies son indicadores de la salud ambiental y la integridad del ecosistema. También se advierte que mientras las aves playeras dispongan de lagunas, esteros, manglares y otros hábitats en buen estado de conservación habrá medios de subsistencia para los humanos, incluyendo servicios ecosistémicos. Por ejemplo, se tendrá una mayor producción pesquera, protección contra inundaciones y tormentas, filtración de agua y mitigación del cambio climático, entre otros.

Parvada de patos golondrinos (Anas acuta), captados en el sistema lagunar Huizache Caimanero. Especie migratoria de Alaska, Canadá y Estados Unidos. Foto: Guillermo Juan Fernández Aceves.

Es por eso que la Universidad de Cornell, Nueva York, se interesó en incorporar al Huizache Caimanero en la estrategia de conservación que desde el 2018 implementa en los sitios costeros de los 14 países que integran el Corredor Migratorio del Pacífico, en donde se tienen identificadas 170 zonas prioritarias.

El procedimiento se hizo a través del Programa de Becarios para Soluciones Costeras del Laboratorio de Ornitología, en colaboración con la Fundación David & Lucile Packard. La estrategia consiste en auspiciar estudios a cargo de investigadores que están iniciando sus carreras para que identifiquen las principales amenazas de los ecosistemas costeros de importancia para las aves playeras migratorias y propongan soluciones eficaces, además de establecer alianzas con el sector público, social y privado para su implementación, explicó Osvel Hinojosa-Huerta, director del programa.

Dijo que desde su lanzamiento a la fecha, se han becado 24 proyectos multidisciplinarios de conservación en diferentes países de Latinoamérica, seis por cada año. De esos, siete corresponden a humedales costeros de México, tres de los cuales están en Sinaloa, tres en Baja California y uno en Baja California Sur.

La laguna está cambiando

El especialista en ingeniería costera, Román Canul Turriza, lidera el proyecto de conservación del Programa de Becarios para Soluciones Costeras en el Huizache Caimanero. Tras dos años de investigación, concluyó que el desplome de la actividad pesquera es el resultado del grave deterioro ambiental del sistema lagunar y que su principal problema es el azolve, producto de la deforestación de bosque seco y manglar que han sido sustituidos por tierras de cultivo y granjas acuícolas.

Al ser desprovisto de la vegetación natural, el suelo se erosiona y provoca un aumento en el arrastre de sedimentos por parte de los ríos y quebradas que desembocan en la laguna, reduciendo así su capacidad de almacenamiento, explicó. A raíz de ese azolve ya se perdieron 3 mil hectáreas de sistema lagunar.

A través de imágenes satelitales de 1990 a 2020, se detectó que la taza de azolvamiento se incrementó 500% en la última década al pasar de un centímetro a cinco centímetros por año. Canul Turriza advirtió que, a ese ritmo, el Huizache-Caimanero podría desaparecer en 15 años.

“En 1984 había profundidades de metro y medio en promedio en la laguna y ahora tenemos de 60 centímetros”, reveló. 

Las herramientas de teledetección también revelan la superficie de bosque de manglar se redujo un 78% y que el 85% del suelo que rodea la laguna es agrícola, en donde destacan los cultivos de mango, tomate y agave. Además, la transformación del sitio provocó un aumento de al menos 5°C en la temperatura superficial del agua, lo que a su vez favorece su evaporación y pérdida de profundidad.

Los mapas de uso de suelo de 1990 a 2020 muestran una reducción de manglar, en tanto que el bosque seco y la vegetación secundaria (matorrales) se han incorporado a las tierras de cultivo que rodean el sistema lagunar. La superficie de agua varía dependiendo de las precipitaciones pluviales registradas en cada periodo, sin embargo, la profundidad promedio actual es de apenas 60 centímetros.

Esta laguna costera, de aproximadamente 48 mil hectáreas, recibe agua dulce a través de los esteros que se comunican con los ríos Presidio y Baluarte, pero su hidrodinámica fue alterada por la construcción de un espigón en la desembocadura del río Baluarte, que atrapa la arena impidiendo la entrada de agua y el ingreso de larvas de camarón. Los pescadores dicen que la escollera se construyó hace casi 30 años, pero no saben por qué; lo único que saben es que la obra hecha con piedras desde el fondo del agua para formar un dique les ha traído perjuicios.

El flujo natural de la laguna también se ha interrumpido por el uso de artes de pesca prohibidas como los llamados “chacuacos”, perforaciones habilitadas con redes que funcionan como trampas mortales para cualquier organismo acuático.

Los resultados del diagnóstico se presentaron ante pescadores y autoridades de los tres niveles de gobierno el pasado 16 de junio en el municipio de Rosario. Ahí mismo, se propuso un plan de manejo para la restauración productiva del sistema lagunar, en el que se destaca el desazolve de sitios críticos a través del dragado; el retiro de artes de pesca prohibidas y del espigón que se ubica en la desembocadura del río Baluarte.

Espigón y Desembocadura del río Baluarte, ubicado en el municipio de Rosario, Sinaloa. Fotos: Rafael Narval.

Las soluciones incluyen la reforestación en la zona de manglar, arroyos y márgenes de la laguna; conservación del hábitat y observación de aves como una actividad ecoturística que genere ingresos adicionales a los pescadores y sus familias.

De llevarse a cabo, la estrategia de conservación beneficiará a las comunidades pesqueras y a todas las formas de vida presentes en la laguna, esteros, manglares, selva seca y marismas asociadas a este sistema, aseguró Canul Turriza, quien para la realización de este proyecto cuenta con el apoyo del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la asociación civil Conselva, Costas y Comunidades.

Ahora que ya se tiene una propuesta de solución con sustento científico y una mesa de trabajo, el reto es conseguir los recursos para ejecutar las obras y articular a todas las dependencias y organizaciones que intervienen en el proceso.

“Que nos hagan producir la laguna”

Tanto el azolve como el uso de artes de pesca prohibidos ya habían sido denunciados públicamente por los pescadores en años anteriores. Como respuesta, obtuvieron paliativos a base de dragados eventuales en la laguna y en la desembocadura de los ríos.

Este año, el gobierno estatal dragó la boca de los ríos para que entrara el agua y las larvas de camarón, por eso los pescadores tienen la esperanza de que habrá producción una vez que se levante la veda. Cuando no se les apoya con la maquinaria, las temporadas se pierden.

“Se mira poco camarón, pero tenemos buena esperanza porque las bocas se abrieron en tiempo y forma, bendito Dios”, exclamó el líder pesquero Gilberto Palafox Uzeta.

Por otra parte, las artes de pesca ilegales nunca se regularon. Fue la crisis la que motivó a los cooperativistas a llegar a un acuerdo para que los chacuacos dejen de usarse en los campos pesqueros Alvaro Obregón y Laguna del Caimanero, sin embargo, siguen abiertos porque ninguna autoridad ha ido a taparlos, comentó. Al respecto, el subsecretario de pesca estatal, César Julio Saucedo Barrón, aclaró que no podrán intervenir la laguna con maquinaria en tanto no se tramite un permiso ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Gilberto Palafox Uzeta. Al fondo, laguna Huizache Caimanero. Foto: Rafael Narval.

Los pescadores reconocen que la contaminación generada por las descargas de granjas acuícolas, laboratorios de larvas, empacadoras de mango y agroquímicos empleados en los cultivos dañan la laguna y merman la producción.

Palafox Uzeta consideró que las autoridades, en especial las federales, han tolerado estas irregularidades y son ellas las que tienen las facultades para remediarlo. Otro ejemplo de ello es la instalación del espigón, refirió.

En diferentes foros, los líderes cooperativistas han manifestado que para superar las adversidades económicas que el desplome de la producción ha generado en las comunidades pesqueras no necesitan apoyos asistenciales pasajeros, sino la restauración del sistema lagunar.

“Si es mucho gasto para el gobierno apoyarnos en esto, en aquello, en lo otro, bueno, pues que ya no nos dé apoyos, pero que nos haga producir la laguna y de ahí no le vamos a pedir nada, nosotros solos vamos a poder salir adelante. Yo para que quiero un Bienpesca de 7 mil 200 pesos por año si en la temporada buena puedo agarrar 100,- 200 mil pesos dependiendo cómo esté la producción”, puntualizó el presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras “Unidos de la Laguna del Caimanero.

Pescadores de la Cooperativa de Mataderos, Rosario, Sinaloa. Foto: Rafael Narval.

¿Quién se hará cargo?

Ahora que ya se tiene un plan integral para la restauración productiva del Huizache Caimanero, el siguiente paso es su implementación. Pero para lograrlo se necesita gestionar los recursos, que el proyecto se integre a las políticas públicas de los gobiernos y asegurar su continuidad a través de la articulación de la academia, cooperativas pesqueras, autoridades y organizaciones del sector público y privado. Ese el trabajo que Conselva, Costas y Comunidades realiza como parte de esta estrategia de conservación.

“Este soporte social y político es lo que nosotros consideramos que es lo único que va a ser que pase de ser un proyecto de investigación a un proyecto de intervención”, puntualizó Sandra Guido Sánchez, directora ejecutiva de la organización civil.

Un primer paso para facilitar la intervención de las diferentes autoridades, es la elaboración del Plan de Ordenamiento Ecológico Territorial para el Municipio de Rosario que servirá para regular el uso de suelo y las actividades productivas para la protección del medio ambiente, la preservación de los recursos naturales y su aprovechamiento sustentable dentro del ámbito municipal.

Sandra Guido explicó que con este ordenamiento se busca proteger al sistema lagunar y su zona de influencia, incluyendo la cuenca que le provee de agua a través de los escurrimientos pluviales aguas arriba.

Por el momento, ya se cuenta con una mesa de trabajo intersectorial y se tiene el apoyo de senadores y diputados locales que se han comprometido a gestionar recursos, apoyos y permisos ante las diferentes instancias de gobiernos.

“Necesitamos que la Secretaría de Marina, por ejemplo, nos apoye con los dragados y eso requiere todo un proceso que no es común para todos nosotros”, añadió.

Sandra Guido Sánchez, Directora ejecutiva de Conselva. Foto: Raquel Zapien.

En todo este proceso la participación ciudadana será clave, por eso se busca que los pescadores y las comunidades estén bien informados de las estrategias y se apropien del proyecto.

“La participación ciudadana es lo único que garantiza que los proyectos van a pasar de un trienio a otro, de un sexenio a otro. Por eso es importante desde el principio que haya mucha participación ciudadana y mucha claridad en cuanto a qué es lo que se quiere lograr por qué y para qué”, mencionó.

Sandra Guido manifestó que Conselva aceptó participar en el proyecto porque vio interés en los pescadores y porque existen soluciones técnicamente sustentadas que hacen posible el rescate del Huizache Caimanero.

“Sabemos que no vamos a poder regresar a lo que alguna vez fue, pero sí podemos, sí es posible apostarle a que se van a poder mantener los servicios ambientales que en este momento todavía brinda el sistema y que son sumamente importantes”, afirmó.

Por separado, Osvel Hinojosa-Huerta, director del programa de Becarios para Soluciones Costeras, reconoció que para que los proyectos logren su cometido es imprescindible que cuenten con el respaldo de la sociedad civil y de los diferentes sectores.

“Tienen que dedicarle mucho tiempo a la gobernanza y a su proyecto de continuidad a largo plazo, ese es el principio básico”, aclaró.

La investigación auspiciada por el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell dura dos años. Sin embargo, el desarrollo del proceso debe continuar por 15 ó 20 años con el soporte social, sin que se detenga por los cambios de gobierno, precisó.

El río Baluarte aporta agua dulce al sistema lagunar. Foto: Rafael Narval.

Los recursos

Para poder dragar la laguna, tal como se propone en el Plan de Manejo Hidrogeomorfológico propuesto a través del Programa de Becarios para Soluciones Costeras del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, es necesario realizar estudios de manifestación de impacto ambiental que requieren una inversión aproximada de un millón y medio de pesos.

El diputado local Juan Carlos Patrón Rosales, presidente de la Comisión de Pesca en el Congreso del Estado de Sinaloa, dijo que los estudios podrían costearse con recursos extraordinarios resultantes de una reasignación presupuestal que ya se gestiona ante el gobierno del estado y que de lograrse estarían disponibles este mismo año. Aparte, se buscará que se etiqueten recursos para el proyecto dentro del presupuesto de egresos del 2023. 

Por su parte, la diputada rosarense Rosario Guadalupe Sarabia Soto, vocal de la misma comisión, comentó que aún se desconoce el costo total de las obras de restauración, aunque ya se empezó a cotizar con diferentes empresas especializadas. Ya que se tenga el monto definido, se buscará que la inversión sea tripartita, con la participación de los tres niveles de gobierno.

En busca de recursos, la Secretaría de Pesca estatal recientemente tuvo un acercamiento con organizaciones internacionales que se interesan en apoyar proyectos detonadores en el Golfo de California, reveló el subsecretario Cesar Julio Saucedo Barrón.

Ya vienen

Mientras los pescadores del Huizache Caimanero esperan a que el camarón gane tamaño, las aves migratorias vienen en camino. Ambos dependerán de la laguna para su subsistencia.

Desde agosto hasta marzo o abril, en ese humedal costero se llegan a concentrar entre 100 y 120 especies de aves migratorias que comparten espacios con al menos otras 100 especies residentes. Esa diversidad es posible gracias a que el sistema lagunar cuenta con una variedad de ambientes marinos y terrestres en los que se dispone de agua dulce y salada, expuso Guillermo Juan Fernández Aceves, investigador del Laboratorio de Ecología de Aves del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, Unidad Académica Mazatlán.

Ejemplar de Playerito Occidental (Calidris mauri) y parvada de playeritos occidentales en el Huizache Caimanero. Fotos: Juan Fernández Aceves.

Aquí, el ave migratoria más común es el Playerito occidental (Calidris mauri) que con apenas 25 gramos de peso vuela entre 10 y 12 mil kilómetros desde Alaska hasta el noroeste de México, indicó. Su viaje migratorio dura entre 30 y 60 días; en este tiempo vuela por tramos, descansa, se alimenta y recupera fuerza.

Cuando termine el invierno regresarán al Ártico para reproducirse. Así lo harán cada año si logran sobrevivir a las amenazas del cambio climático y destrucción de su hábitat, siempre en la misma ruta, fiel al mismo lugar.

Esta y otras aves playeras pasan el invierno en las playas y planos lodosos que quedan expuestos cuando bajan las mareas, facilitando el acceso a moluscos, poliquetos (gusanos marinos) y otros invertebrados que capturan con sus picos. Algunas especies se quedan en nuestro país y otras bajan hacia Centro y Sudamérica, hasta Chile.

El especialista consideró que mientras las aves playeras dispongan de lagunas, esteros y manglares en buen estado de conservación, también habrá medios de subsistencia para los humanos.

“Si hay buenas lagunas va a haber aves y va a haber camarón; entonces tendremos que valorar las lagunas, mantener el agua limpia, respetar los hábitats naturales y tener un manejo más sustentable y más ordenado”.

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Este trabajo contó con el apoyo de la Red de Periodismo del Mar (Repemar), impulsada por Causa Natura con ayuda de la Earth Journalism Network de Internews.

Este trabajo se publicó originalmente en Pie de Página:

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