Tres sucesos para la esperanza

Manos Libres

Por Francisco Macías Medina /@pacommedina

En medio de la zozobra provocada por la violencia explícita antes distante y ahora presente en los centros de convivencia cotidianos o por la serie de informaciones periodísticas que dan cuenta de filtraciones que confirman, ponen en duda a instituciones o abonan a la distancia entre personas ciudadanas y gobernantes es difícil tener una calma reflexiva.

Escuchar frecuentemente en la conversación pública una narrativa sobre daños, ofensas o fallas nos distancia y en ocasiones nos inmoviliza. Crea una dinámica que nos empuja a que algunas de las principales emociones que sentimos sea el coraje, la frustración y el miedo que provoca que cedamos ante las propias dinámicas o en algunos casos hasta las interiorizamos, sea en nuestro lenguaje o acciones.

Hay que reconocer que nos hace falta información y vivencias que nos ofrezcan pasos donde nos atrevamos a reconstruir y proponer nuevos signos, espacios y acciones para sumarnos, donde podamos poner en movimiento habilidades prosociales, ya que con ello podemos valorar más nuestras relaciones y por tanto a la misma comunidad (Belinda Hopkins).

Al contar con esa base, favorece que podamos asumir nuestras responsabilidades, no aquellas hiper individualizadas sino colectivas desde lo positivo, entendido como un proceso complejo, dinámico y flexible en comunidad, en donde es vital entender las necesidades de las personas para encontrar rutas de reparación y de satisfacción. Así es como se impulsa una responsabilidad colectiva desde las conexiones.

Pareciera que este tipo de experiencias son más bien idealizaciones construidas desde una mesa de la utopía, sin embargo, en días recientes podemos identificar tres sucesos en donde podemos apreciar lo anterior.

Las acciones del Consejo Estatal Ciudadano del Sistema Estatal de Búsqueda

El informe que rindiera el Consejo Estatal Ciudadano del Comité coordinador del Sistema Estatal de Búsqueda, conformado por familiares que se encuentran en búsqueda de sus familiares desaparecidos, personas académicas, expertas y de organizaciones de la sociedad civil, se reconoce el daño gravísimo que causan las desapariciones, las inercias y omisiones gubernamentales, pero también los pasos incipientes para construir lo necesario.

Sus acciones y pronunciamientos le dan contenidos a una serie de derechos humanos urgentes como el de la realización de búsquedas por parte de los familiares, para lo cual las autoridades deben de ajustarse en la práctica y en la construcción de aquellas normas que permitan garantizarlo.

Otro rasgo importante, es que han impulsado la eliminación del término de “persona no localizada” en distintas normas, ya que se trata de una construcción de un lenguaje inapropiado, descontextualizado y neutro, para una situación que requiere determinaciones y un carácter compasivo.

Es vital seguir y apoyar las actividades de dicho Consejo, ya que de por medio se encuentra la verdad, la justicia y la construcción de una comunidad responsable de lo que ha ocurrido para reconstruirla.

Mezcala, la esperanza construida por la identidad histórica: pasado, presente y futuro

El segundo ejemplo lo encontramos en la Comunidad Coca de Mezcala, ya que después de veinte años de despojo se les restituyó el cerro El Pandillo sitio sagrado para ellos.

Pareciera un espejo de lo que nos ocurre en muchos conflictos de territorio, aún los urbanos: Un interés individual que sin límite busca apropiarse de recursos, incluso los intangibles como el paisaje y su significado, sin ningún límite. La palabra ley o gobernanza se difumina ante el tamaño del poder y las relaciones.

La comunidad en vez de ceder o tomar la difícil decisión de desplazarse, optó por una ruta que pareciera inimaginable: recuperar sus fortalezas ancestrales reflejadas en su historia y sus vivencias, sus rituales, así como las formas de sus resistencias, las cuales se actualizaron para generar una comunidad de comunidades desde la cual se generaron proyectos históricos, jurídicos, comunicacionales y hasta gastronómicos, con lo que se fortaleció la defensa y al mismo tiempo debilitó el poder para crear uno nuevo y de todo colectivo.

La imagen de un niño Coca leyendo los libros del despojador, nos habla del triunfo de una justicia desde la comunidad, como una gran vivencia del significado de la lucha por la dignidad de los pueblos. 

Hoy los caminos de aprendizaje de la esperanza también conducen a la comunidad Coca de Mezcala.

Una escuela para la emergencia humanitaria

En semanas recientes surgió en redes una convocatoria muy peculiar, ya que en distintas redes se invitó a participar en la primera Escuela de periodismo de ZonaDocs, lo cual aunque pareciera algo común, no lo es para un medio independiente que cubre informativamente lo más urgente de la actualidad con perspectiva de derechos de las mujeres, diversidad, derechos humanos, entre otros.

Se invita a estudiantes como una forma de confirmar que se trata de personas que buscan respuestas y nuevas construcciones.

Sobre los aprendizajes, se buscará aprender coberturas periodísticas éticas, sensibles, especializadas y exhaustivas, rasgos que sin duda indican una misión pertinente, urgente y con una visión de futuro importante desde lo que se necesita.

Una parte importante es que es un claro reflejo de lo que los periodistas Dalia Souza y Darwin Franco han ejercido desde la congruencia, la pasión, el profesionalismo y la compasión.

No es sólo una escuela sino una invitación a la construcción de una comunidad de periodistas para el futuro, ¡enhorabuena!

La esperanza a lo mejor llega silenciosa, en varios años o como fruto de un proceso que en ocasiones es difícil, pero llega. Se presenta como una invitación para aquellos ojos y oídos que se encuentran prestos a emprender otros caminos ¿la aceptamos?

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Francisco Macías Migrante de experiencias, observador de barrio, reflexiono temas de derechos humanos.

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