“La UAQ nos hizo compañerxs, pero el paro nos hizo hermanxs”: sobre el paro en la Universidad Autónoma de Querétaro

Estudiantxs de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) se encuentran en paro de actividades desde el pasado 30 de septiembre, agrupadxs colectivamente en Facultades Unidas UAQ solicitan a las autoridades universitarias que dejen “la frialdad, omisión y apatía” para garantizar un espacio seguro y una vida libre de violencias dentro de la máxima casa de estudios de Querétaro.

Además exigen que las autoridades universitarias emitan disculpas públicas por la negligencia, revictimización, encubrimiento, impunidad, persecución académica e ineficiencia en casos reportados en la Unidad de Atención de Violencia de Género (UAVIG).

Por Aurora Vizcaíno Ruiz / @AuroraeSinus

“Hasta que la dignidad se haga costumbre” enunció Estela Hernández cuando en la Procuraduría General de la República se hizo pública una disculpa por encarcelar a su madre Jacinta Francisco Marcial y a Teresa González Cornelio y Alberta Alcántara Juan por un crimen que no cometieron en 2006. Once años pasaron hasta que el gobierno mexicano reconoció su error. 

“Hasta que la dignidad se haga costumbre” ha sido una frase que los movimientos sociales han retomado desde entonces, tal como lxs jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Querétaro cuando expresan alguna novedad sobre el paro de actividades que sostienen desde el 30 de septiembre. 

¿Qué otros paros han existido?

Cuando gobernaban Juventino Castro y Rafael Camacho Guzmán se presentaron dos paros de actividades convocados por estudiantes de la Universidad Autónoma de Querétaro (y de la escuela Normal); esto lo confirmó el cronista municipal de Querétaro, Eduardo Rabell, quien comentó que esa época fue un transitar de finales de la década de los 60 a inicios de los 80 (y que salieron a las calles alrededor de 200 personas).

La socialización de las demandas actuales puede verse en los sitios digitales de “Facultades Unidas UAQ” (en Instagram tienen más de ocho mil seguidores, mientras que en Facebook hay 14 mil. Un vídeo publicado en sus redes ha logrado 134 mil visualizaciones). 

Los primeros paros estudiantiles queretanos basaban su exigencia en la mejora de clases y una mayor infraestructura para estudiar. El presente de lxs alumnxs no es distinto, pero sí más específico. Ahora no sólo se piden mejores condiciones para poder estudiar, sino que quienes brindan esas condiciones garanticen que los espacios para aprender serán libres de violencia sexual, psicológica, verbal y física

La UAVIG: impunidad

Teresa García Gasca es la segunda rectora mujer de la historia de la UAQ. Cuando asumió su cargo tuvo el respaldo de quienes hacían notar la violencia de género y hacia las personas que pertenecen hacia la comunidad LGBT+ como uno de los problemas estructurales presentes en la institución educativa. Era el 2018 y la operación de la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género (conocida como UAVIG) fue una propuesta para atender este tema. 

Desde su creación se han atendido 310 casos (46 quejas han sido atendidas de manera extraordinaria, 125 de manera presencial; también se ha brindado orientación y canalización a 51 asuntos). Ha habido 45 atenciones a denuncias anónimas y 43 han resultado con medidas de protección. 

El 18 por ciento de los casos atendidos pertenecen a las escuelas de Bachilleres (es decir, fueron realizadas contra menores de edad). 

Sin embargo, solamente se han podido realizar 15 suspensiones a estudiantes, docentes y administrativos. Cinco casos han trascendido a la Fiscalía General del estado. Además, una de las máximas penas que se puede establecer desde la UAVIG es la suspensión o expulsión del Alma Máter, pero quienes son inculpados pueden interponer un amparo y regresar (tal como sucedió con dos estudiantes). 

Compañerxs en lectura de pronunciamientos respecto al paro de actividades en la UAQ (Foto: Facultades Unidas UAQ).

¿Qué papel tiene el movimiento feminista aquí?

El final de la década del 2010 y los inicios del 2020 coinciden con un boom del movimiento feminista que se hizo más presente en las calles queretanas. Cada vez había más poder en las convocatorias para tomar las calles a propósito del día internacional de la Mujer o el día de acción global para despenalizar el aborto.  

Ahí hubo un espacio de furia y apoyo hacia quienes decidieron enunciar que fueron víctimas de un sistema de justicia inoperante y las mismas mujeres (vestidas de negro, de pies a cabezas) abrían el paso a las manifestaciones con actos de iconoclasia en edificios “oficiales” (el Palacio de Gobierno, una unidad de la Fiscalía General del estado especializada en la atención a víctimas de violencia de género, templos y otros espacios públicos).  

La coincidencia mayor de las mujeres que se presentaban en las marchas residía en que eran jóvenes, estudiantes y politizadas. 

Principales razones para el estallido del paro

  1. El cinco de septiembre Luis Fernando mató a Valentina. Ella era una menor de edad; él estudiante de psicología de la UAQ. Fue común escuchar comentarios respecto a la impresión que causó que el responsable del feminicidio fuera un estudiante promedio y no hubiera alguna pista que sirviera para detectar su conducta; por eso la comunidad universitaria se conmocionó y realizó un memorial en la explanada de Rectoría. 
  2. Ese mismo mes, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, la UAVIG determinó que una estudiante tomara clases en línea tras ser amenazada con un arma de fuego por parte de su ex pareja (otro estudiante de la misma facultad, que fue cambiada de turno como medida cautelar de parte de la UAQ).
  3. En este punto caben las denuncias hechas en tendederos anónimos dentro de la misma universidad, las situaciones que no fueron denunciadas ante la UAVIG por temor a represalias y las historias que (quienes pasamos en la UAQ) supimos y no alcanzamos a dimensionar. 
Memorial para Valentina, víctima de feminicidio (Foto: La Lupa: historias que cuentan).

Hechos que derivaron en la unión estudiantil

Después de que se hizo pública la preocupación que existía sobre estos temas en la sesión de consejo universitario del 29 de septiembre, un contingente de la comunidad estudiantil se manifestó en la explanada de rectoría para buscar respuestas más contundentes a estos problemas. 

Una comisión conformada por representantes de la unidad de género, comunicación social y la UAVIG les atendieron y se signó una minuta en la cual se comprometían a dar de baja al joven que amedrentó a su ex novia con un arma de fuego. 

El 30 de septiembre, los diversos campus de la UAQ ya contaban con la presencia de estudiantes que colocaban consignas en cartulinas y mantas para expresar el rechazo hacia el hostigamiento y el acoso sexual, advertían casos particulares, nombraban supuestos agresores y encubridores y solicitaban soluciones claras. 

Desde entonces, se aseguraron de no dejar ingresar a nadie que no se identificara como estudiante a las instalaciones. Permitieron el servicio de seguridad en algunos campus y aseguraron que integrantes del área administrativa se llevaran algunos elementos para ejecutar pagos de manera remota. 

El argumento inicial para justificar la toma de las instalaciones y el cese de actividades fue que la comisión de redacción estaba elaborando un pliego petitorio entre todas las representaciones de los campUs, escuelas de bachilleres y facultades del Alma Máter. 

Lectura de pronunciamientos de estudiatxs del campus Aeropuerto de la UAQ (Foto: Facultades Unidas UAQ).

Lxs paristas presentaban novedades en grupos de no más de diez personas (en su mayoría, siempre, mujeres). Con ropa totalmente negra, capuchas (o telas que no permitieran adivinar algún rasgo), lentes oscuros o gafas normales. Un estilo muy similar a las feministas del llamado “Bloque Negro” que abrían el paso de las marchas feministas a través de actos de iconoclasia. 

Mientras las instalaciones estaban resguardadas por estudiantes que organizaban talleres o ciclos de cine y pláticas; la rectora Teresa García Gasca y su gabinete establecieron el Patronato de la UAQ como sede para dar a conocer sus puntos de vista. La primera vez que se presentaron, consideraron que el paro de actividades concluiría pronto. 

Asumían que la entrega de las demandas sería suficiente como para garantizar un compromiso en conjunto mientras se regresaba a las actividades cotidianas.

Los días pasaron y el pliego petitorio quedó listo el ocho de octubre; pero solo se compartió hacia la comunidad estudiantil y no se entregó formalmente a las autoridades universitarias (quienes ya lamentaban públicamente que los canales de comunicación no eran efectivos y que el área administrativa de la UAQ no había podido realizar su trabajo como deberían para hacer efectivo el pago de becas, salarios y otros apoyos).

La segunda semana del paro estudiantil ya tenía mayores tensiones entre paristas y  autoridades universitarias. Para entonces lxs estudiantes denunciaron que tuvieron que activar protocolos de seguridad ante la intromisión de personas ajenas al Alma Máter, que elementos de seguridad les habían tomado fotos a quienes resguardaban las instalaciones y ya solicitaban que se presentara la renuncia de cuatro académicos y administrativos: 

  • Gonzalo Martínez García, abogado general de la UAQ.
  • Fernando Rocha Mier, coordinador de la Escuela de Bachilleres plantel Concá.  
  • Juan Joel Mosqueda Gualito, profesor de la Facultad de Ciencias Naturales y coordinador del desarrollo de una vacuna contra SARS-CoV-2
  • Alejandro Ramírez Reséndiz, contralor.

Cronología del paro

11 de octubre: En una columna televisiva que la rectora Teresa García Gasca tiene en el noticiero universitario “Presencia Universitaria” expresó que “no se cortarán cabezas como moneda de cambio”; ese mismo día lxs estudiantes en paro convocaron a una comitiva de periodistas a sostener un encuentro al interior de la UAQ, en el auditorio de Contabilidad para reiterar que la renuncia de los cuatro hombres mencionados no era una moneda de cambio sino “un voto de confianza” y que contaban con la asesoría legal necesaria para sostener sus señalamientos.   

No hubo caras encapuchadas, sino un retrato plural de personas muy jóvenes haciendo firmes sus exigencias. 


Con este panorama, el grupo de directoras y directores ha tenido puntos de vista que favorecen tanto a estudiantes como a la rectoría, pero que siempre velan por la disposición a lograr un acuerdo. Por ello se ha planteado la posibilidad de regresar a clases de manera virtual, pero no es un hecho. 

12 de octubre: Estudiantxs en paro realizaron un nuevo pronunciamiento sobre el comunicado que realizó la rectora de la UAQ donde informó que enviaría “una comisión de mediación conformada por personas expertas en materia de género y derechos humanos”; al respecto, las, los y les estudiantes que integran el Comité de Redacción del Pliego Petitorio de Facultades Unidas aclararon que no sería posible recibirles porque “no les tiene confianza, ya que sus exigencias de renuncia de los cuatro funcionarios y docentes universitarios comunicadas el 7 de octubre del presente año han sido ignoradas”.


13 de octubre: A través de un nuevo comunicado, difundido en sus redes sociales, Facultades Unidas UAQ agradecieron a sus familias, a la sociedad en general y a la comunidad académica que les han apoyado en su exigencia por una universidad libre de violencias. Enfatizaron que el movimiento no se trata de un capricho: “Queremos regresar en un entorno seguro”.

14 de octubre: Tras el reconocimiento que la Fiscalía General del estado de Querétaro hizo sobre la responsabilidad de Juan Joel Mosqueda Gualito en un caso de agresión sexual; Teresa García Gasca mencionó que se iniciaría un proceso al interior de la UAQ para investigar a fondo el caso. Ese mismo día lxs paristas convocaron a la rectora a sostener, por primera vez, una reunión el 17 de octubre

Ese mismo día, mediante un comunicado publicado en redes sociales, las autoridades de la Universidad Autónoma de Querétaro señalaron que no se puede condicionar la entrega oficial del pliego petitorio con la renuncia de los funcionarios porque:

“al interior de la Universidad Autónoma de Querétaro no existe ningún procedimiento administrativo o presentado ante alguna instancia contra los funcionarios mencionados”.

Además enfatizaron que tampoco:

“se han presentado pruebas sobre las acusaciones que se han hecho públicas; salvo un solo caso que, se sabe, sigue proceso en la Fiscalía del estado y que ya se está investigando”.

Además informaron que, pese a no haber recibido de manera formal el pliego petitorio, sí están trabajando en ofrecer respuestas a cada una de las demandas expresadas públicamente por las, les y los estudiantes paristas; aquí algunas de las soluciones que se proponen desde rectoría de la UAQ.

Frente a esta postura, las, les y los paristas agrupados en Facultades Unidas UAQ reiteraron su invitación a la rectora Teresa García Gasca a reunirse, el 17 de octubre;10 días antes del foro público que desde rectoría se impulsa para actualizar el protocolo para atender las violencias de género al interior de la comunidad universitaria.

Al respecto, las, les y los paristas recordaron recordaron a las autoridades que paro “no es un capricho”, pero señalaron que no se pueden iniciar los diálogos en el estado actual de la administración universitaria porque eso “significaría negociar con agresores y violentados de sus derechos”.

*** 

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