Mujeres combaten la desigualdad de género dentro de la industria musical

Desde la dirección de mujeres en la orquesta, hasta la participación de ellas en las composiciones del cine. Las cifras más recientes y los testimonios hacen evidente un escenario de desigualdad de género dentro de la industria musical que culmina con la invisibilización, el sexismo, el acoso y la precaria paga para las mujeres. Sin embargo, las voces de las músicas son cada vez más fuertes y se abren paso, proporcionando las herramientas a otras para salir adelante dentro de la escena de la música. 

Por Dominiq Varela, Mónica Ocampo, Andrea Ortega, Andrés Borquez y Jimena Rojas

“Estamos muy acostumbrados a que siempre las figuras de la música sean hombres” asegura Paz Villaseñor, cantante, directora, compositora y productora musical. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el 2014, 93 de cada 100 personas en la escena musical son hombres.  Este mismo estudio revela que, las mujeres predominan como trabajadoras subordinadas y remuneradas, pues de cada 100 músicos, 71.9% de las mujeres ocupa este puesto, contrario del varón que sobresale en cifras como empleador. 

“En los ensambles siempre son hombres quienes ocupan el lugar de poder”,  afirma la música arpista profesional Ariadna Bucio, integrante de la Colectiva Tsunami. Aunado a ello, advierte que esto impacta directamente la remuneración de su trabajo e, incluso, las jornadas laborales que deben desempeñar para alcanzar un salario semejante al de sus colegas “hay una brecha de género, no terminamos de ganar lo mismo que ganan los hombres”, recalca. 

Una mujer trabaja en promedio 25 horas a la semana (tres horas más que el músico), e incluso se registra en 22 de cada 100 mujeres un lapso de 48 o más horas ejerciendo. Y a pesar del notable desempeño, no son remuneradas equitativamente, mientras el hombre percibe 87.4 pesos la hora, la mujer recibe 71.4 pesos, es decir: 16 pesos menos.

La investigación “Igualdad de género en orquestas profesionales de México” de Ivette Ambrosio y Lázaro Márquez en 2021, revela que los Estados están lejos de  garantizar el ejercicio de los derechos culturales de toda la población, pues la participación de las mujeres sigue siendo inferior a lo esperado.  

Fotografía Facebook Colectiva Tsunami.

La periodista Alejandra Carrillo para el medio Mural informó que en 2021 existían 30 orquestas profesionales, de las cuales solo dos eran dirigidas por mujeres: Gabriela Díaz en la Orquesta Sinfónica Mexiquense y Natalia Riazanova liderando la Orquesta del Estado de Durango. Jalisco no queda fuera de esta realidad, pues la Orquesta Filarmónica de Jalisco, en sus más de 106 años de trayectoria, solo ha contado con una dirección femenina, la de Alondra de la Parra, durante un año. Si bien De la Parra fue desairada en Jalisco, su nombre resuena en el continente europeo, participando en orquestas y filarmónicas de París, Londres, Zurich, São Paulo, Berlín y más.

Foto de Fernando Aceves, 2010

“Our Music My Body”

Una de las muchas violencias que sufre la mujer dentro de la industria, es el acoso. Según la organización “Our Music My Body” publicada en el año 2021, el 70% de artistas mujeres a nivel mundial han reportado haber sido víctimas de acoso sexual en algún punto de sus carreras. Así mismo, un alto porcentaje de mujeres han recibido comentarios sexistas sobre sus cuerpos y otras han denunciado manoseo en espacios como conciertos. Es tal la frecuencia, que el 85% de estas mujeres no reportan tales actos porque existe una visión clara de que la industria de la música puede resultar un lugar peligroso para la mujer. 

Era un secreto a voces que los directores mandaban llamar a las instrumentistas, y no necesariamente para hablar de temas musicales, sino simplemente para acosarlas o verlas en sus camerinos”, relata Bucio. 

Los espacios de ensayo resultan poco seguros, debido a toda una vieja escuela de directores que “acostumbran” violentar a las mujeres músicas, al igual que acosarlas y hostigarlas. El ámbito del acoso es frecuente en distintos lugares, dice Bucio,  ya sean ensambles, estudios de grabación, tocadas, conciertos, las antes mencionadas orquestas y demás. A la par advierte que el hostigamiento suele justificarse como un favoritismo por parte de los directores a las instrumentistas de las orquestas, cuando, en realidad, las mujeres están siendo violentadas.

Otra situación desfavorable es la discriminación que las mujeres embarazadas sufren por su maternidad. Es usual que las mujeres que deciden ser madres en la industria musical, se vean condicionadas para continuar con sus carreras. Las integrantes de la Colectiva Tsunami (Ariadna Bucio y Liliana Guzmán) hacen hincapié en la gravedad del problema, argumentando que nadie limita el trabajo de un varón cuando se vuelve padre, a diferencia del caso de una mujer que cuando se vuelve madre poco a poco empiezan a relegarla de las actividades musicales. Bucio cuenta sobre casos específicos dentro de las orquestas donde una vez que hombre y mujer se vuelven padres, la que termina afectada es la mujer, bajo el argumento de que “ya no sirve” o “ya no tiene futuro”.

Imagen Facebook Colectiva Tsunami.

Liliana Guzmán, investigadora musical y violinista, cuenta el caso de una joven instrumentista prometedora a la cual su profesor le negó la impartición de clases particulares de música una vez que se embarazó. Este acontecimiento  impactó en su carrera: “ella contaba cómo trató de recuperar su vida y su visión después de que le negaran las clases”, narra Guzmán.

“Toca como hombre” 

La revista Forbes informó que las mujeres en la industria musical a nivel mundial tienen una participación del 30%, mientras que, los hombres ocupan el otro 70%. Además, las músicas tienden a ser ignoradas, mal pagadas, híper – sexualizadas y obtienen menos rotación en las distintas plataformas musicales. Una de las manifestaciones del sexismo aparece en forma de comentarios que estereotipan a la mujer y fomentan la superioridad del varón, tal como lo experimentó la saxofonista Aracely Arroyo “toca como hombre o toca con más fuerza. Aquí también vas a sudar y a lo mejor se te corre el maquillaje” le decían sus profesores.

Paz Villaseñor es cantante, directora, arreglista vocal, artista independiente emergente y maestra. En entrevista para este medio, Paz Villaseñor relata que su experiencia en la música ha sido compleja debido a que, según cuenta, en la industria una mujer cantante se objetiviza y se construye de acuerdo a una perspectiva masculina. “¿Cómo vas a dirigir tú cantantes, a tu edad y aparte siendo mujer?” es la pregunta más usual que recibe Villaseñor en su oficio. Ella cuenta que a menudo no es tomada en serio solamente por su género, pues cuando se tratan de sus compañeros músicos varones, ellos no reciben los mismos cuestionamientos.  

Además, Villaseñor mencionó que un prejuicio común en el mundo musical es que las mujeres sean vistas más como performers que como productoras. Villaseñor cuenta que es común que las personas no crean que es productora musical, ya que suelen asumir que las mujeres “no pueden” ocupar estos puestos, sino más bien las hilan al papel de solo cantantes. Para Villaseñor esto ha resultado injusto, pues se considera igual de capaz para la producción que los hombres en la música.

Laura Gallegos, estudiante de Producción Musical y artista emergente también ha experimentado dentro de su carrera actitudes y tratos sexistas, incluso, dentro de sus procesos formativos “de repente te quieren dar a entender que saben más, pero es algo que, aunque suene mal decirlo, estás acostumbrada como mujer”. En el punto de vista de Gallegos, resulta muy injusto que a pesar de que las mujeres sean bastante exitosas, el salario que reciben no sea el mismo que el de un hombre, ni tampoco el reconocimiento. “Es muy triste ver cómo a las mujeres aún no se les da el respeto que merecen o no se les toma tan en serio”; menciona Gallegos. 

Fotografía Facebook Colectiva Tsunami.

Mujeres creando nuevos caminos para futuros prósperos 

La desigualdad de género se está combatiendo con las mismas mujeres que deciden defender su puesto, levantar la voz, hacer sonar su música e invitar a más músicas a participar en el camino. “Es una lucha que se tiene que seguir haciendo y el sueño sería que ya no tuviéramos que pensar en estos espacios, porque estos espacios solitos se van a abrir” menciona Arroyo.

Crear plataformas, proyectos o cualquier tipo de mecanismo que visibilice estas diferencias sistemáticas, promueva y que reconozca el trabajo de las músicas, permite abrir nuevos caminos que rompen con los paradigmas impuestos por el patriarcado: “el mundo que ya está construido es muy lento cambiarlo, pero siempre podemos crear el nuestro” asegura Bucio, integrante de la Colectiva Tsunami. Las acciones que se toman tanto individual como colectivamente, tanto de hombres, pero sobre todo de mujeres, permite que esta estructura que las vulnera poco a poco vaya perdiendo fuerza.  

Paz Villaseñor, es un ejemplo de resistencia y lucha. Con grandes proyectos en puerta que saldrán este mismo año, Villaseñor ha logrado participar y crear obras musicales personales y en colaboración que abren la puerta al diálogo respecto a la mujer. De igual manera, también está buscando conseguir productoras y compositoras mujeres para sus próximos proyectos. No importa que me cueste más trabajo, no importa que me tarde más, pero voy a involucrar mujeres en mi proyecto” afirma la cantante en la entrevista. 

“Tengo una canción que habla sobre una vedette”, resalta Villaseñor. No solo se trata de visibilizar la condición de la mujer en un par de contextos, sino reconocer que cada una de ellas a partir de su entorno, raza, etnia, religión y más, experimenta diferentes desafíos, mismos que, además, parten desde diferentes puntos en esta carrera de la vida, es decir, con mayor o menor privilegio tanto social, económico y político, por lo que, reconocerlos y darlos a conocer por medio de canciones abre el panorama que existe sobre la situación en la que como sociedad nos encontramos respecto a la represión y desigualdad de género.    

Colectiva Tsunami. Fotografía Denisse Figueroa.

Otro ejemplo de resistencia es la Colectiva Tsunami, una red de mujeres músicas mexicanas que tienen como objetivo generar espacios que permitan el encuentro entre artistas desde una perspectiva de género. Ellas buscan abrir las puertas de la industria a toda aquella mujer que quiera formar parte de su orquesta. Esta comunidad, desde una perspectiva feminista, logra impulsar y motivar a las mujeres que quieren explorar su talento artístico, brindándoles un espacio completamente seguro para hacerlo. Además de generar el diálogo en torno a la situación de desigualdad, eventos como conciertos y una constante actividad en redes sociales para visibilizar a las músicas. Actualmente, seguirán presentando el disco que recientemente sacaron de forma presencial, distribuyéndolo en las plataformas digitales. 

La saxofonista Aracely Arroyo, ha creado el Foro Interdisciplinario de Mujeres Artistas (FIMA) que tiene como objetivo favorecer la comunidad entre mujeres “FIMA, nace de una materia de gestión cultural y de una inquietud por hacer actividades para favorecer a la comunidad de mujeres artistas” dice Arroyo, directora general de FIMA. Además, cuenta con “Piacere Ensamble” otro de sus proyectos, que tendrá para febrero del 2023 su primera producción discográfica de nombre “Reflejos Sonoros Veracruzanos”. 

“Lo que les recomiendo a todas las mujeres que quieran hacer música es que lo hagan” concluye Villaseñor como un mensaje para todas las futuras músicas.

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Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Guadalajara, del cual ZonaDocs fungió como socio formador.

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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