“Los abrazos no son suficientes si no existe empatía y respeto a los derechos humanos”

#FIL2022

En el panel“Abrazos, balazos, etc… El país de las víctimas” organizado por el Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo, distintos colectivos y organizaciones centradas en la búsqueda de personas desaparecidas y la defensa de los Derechos Humanos, como las Madres Buscadoras de Sonora y Madres Buscadoras de Jalisco, compartieron sus experiencias como víctimas de este tipo de violencia tan latente en el país.

Pese a la adversidad que viven también hablaron de la esperanza que aún existe de que se genere un cambio en una sociedad lastimada, de la importancia de exigirle a los gobiernos estatales y al federal, el respeto de los derechos humanos; así mismo, exigieron un alto a la impunidad en casos de desaparición y graves violaciones a los derechos humanos.

Por Luisa Páez

“Estoy aquí ante la necesidad de ser escuchada por todas las autoridades del país,  estamos recurriendo a la búsqueda y en apoyo a todas las madres que no tenemos el apoyo de las autoridades. Tenemos una vida destrozada, una familia que se fue con nuestros desaparecidos. Estoy aquí en este lugar ante ustedes para dar un testimonio de todas las madres que estamos aquí, y que no estamos aquí, que aun a la distancia, muchísimas por miedo no salen a buscar a su desparecido, y que vean que sólo esto nos ha dado resultado”, expresó Cecilia Flores Armenta, fundadora y líder de las Madres Buscadoras de Sonora A.C.

Ella, junto a su hija, buscan a sus hijos Alejandro Guadalupe -quien fue desaparecido el 30 de octubre de 2015 en Los Mochis, Sinaloa-, y Marco Antonio, a quien desaparecieron el 4 de mayo de 2019 en Bahía de Kino, Sonora; ese día también se llevaron a su hijo menor, Jesús Adrián, quien afortunadamente fue localizado luego de seis días.

La presencia de Ceci, como con cariño le llaman las madres buscadoras, fue relevante porque permitió visibilizar dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), a las más de 107 mil personas desaparecidas que hay en el país, 16 mil desaparecidas en Jalisco.

Ella participó en la mesa de diálogo Abrazos, balazos, etc… El país de las víctimas, cuyo fin principal fue exponer “la visión de las víctimas en torno a la violencia que se vive en nuestro país”.

Omar Avilés, director del Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo, fue quien coordinó el diálogo entre madres buscadoras y defensores de derechos humanos; en esta mesa también participaron Javier Ávila, Presidente de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos; Santiago Aguirre, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh); y el activista Julián LeBarón.

En su participación, Cecilia exaltó su lucha frente a un gobierno al que tachó de “apático, insensible, burocrático” con respecto a un problema que ha estado presente por mucho tiempo a nivel nacional. Resaltó que en vez de que se les ayude en la búsqueda de sus desaparecidos, obstaculizan las búsquedas voluntarias que realizan por parte del colectivo.

En el caso de Jalisco, explicó, el gobernador estatal dice que:

“los desaparecidos se fueron por voluntad propia, que están desaparecidos porque quieren, que las madres no los deben de buscar, que los deben dejar ahí hasta que ellos vuelvan”.

Para Cecilia estos dichos son insensibles y forman parte de lo que deben enfrentar a diario tanto las Madres Buscadoras de Sonora como las Madres Buscadoras de Jalisco, estado en donde más carencias y falta de apoyo que han tenido los colectivos de familiares de personas desaparecidas. 

“Jalisco es el primer lugar a nivel nacional en desapariciones forzadas, y el primer lugar en impunidad”, expuso la líder del colectivo de Madres Buscadora de Sonora A.C

Por otro lado, relató los constantes obstáculos y amenazas que ha sufrido en el tiempo que lleva en la búsqueda de sus hijos. Los constantes atentados que, aún estando protegida por el gobierno, ha tenido que presenciar. 

“Lo he dicho mil y una vez, no tengo miedo a morir porque muerta vivo, desde que perdí a mi primer hijo, para mí, fue la muerte. No me importó nada que no fuera salir a buscar a mi hijo. Yo vivo muerta en vida, pero vivo luchando”.

Durante la búsqueda de sus hijos, Alejandro Guadalupe y Marco Antonio, Cecilia reitera que, junto con sus compañeras, han logrado localizar más de mil 500 personas sin vida y mil 320 personas en estado de indigencia.

Además, en su presentación, exhibió los distintos retos a los que se han visto enfrentadas al pedir ayuda a los gobiernos para la reubicación y reintegración de las personas en estado de indigencia a la sociedad mexicana.

Por su parte, Julián LeBarón, activista de la búsqueda de personas desaparecidas y en la lucha en contra de la violación de los derechos humanos, compartió las experiencias que ha tenido que presenciar como familiar de víctimas de violencia y desaparición forzada.

Su activismo inició en 2009 cuando, en plena guerra contra el narcotráfico, integrantes de su familia fueron víctimas de secuestro y desaparición. 10 años después, la familia LeBarón fueron atacados por presuntos miembros del crimen organizado, quienes atacaron y dieron muerte a nueve personas, entre éstas había mujeres, niñas y niños.

Después de relatar una de “las peores masacres que ha tenido que presenciar”, y donde murieron sus familiares, en el estado de Sonora, éste denunció que: “el país necesita un gobierno fuerte que sirva a la comunidad”.

Julián Lebarón resaltó que el “contrato social” que existe entre el Estado y el pueblo, no puede funcionar si no es un acuerdo reciproco, un acuerdo en donde ambas partes den de la misma manera, un acuerdo que no sea unilateral.

El Padre Javier Ávila, miembro fundador y presidente de la Fundación de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos A.C e integrante de la Compañía de Jesús, habló de su experiencia en la Sierra Taraumara, de donde es originario.

En este lugar, se ha presenciado un contexto liderado e influenciado por el narcotráfico y el cultivo de marihuana en ciertas regiones del territorio. Así mismo, “se ha evidenciado una violencia generada por el propio estado”, mencionó el Padre Ávila.

Tras narrar los desafortunados casos que ha tenido que presenciar, además de la más reciente perdida de dos de sus compañeros de la Compañía de Jesús, dejó claro que su lucha en contra de la violencia perpetrada por el mismo Estado no va a parar hasta que se vea un cambio real tanto en la sociedad como en el propio gobierno nacional: “Si yo me callo, las piedras gritarían”, precisó el padre.

Santiago Aguirre, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, se encargó de resaltar la lucha de Ceci, Julián y Javier desde su experiencia como víctimas directas de la violencia que se vive en el país; sobre ello, comentó que es importante que se les dé más difusión a todas esas voces que aún siguen siendo invisibilizadas.

Además relató cómo, a través de los sexenios sin importar los partidos, la violencia ha sido recurrente a nivel nacional; por tanto, las estadísticas no han disminuido, por el contrario, en el sexenio actual de López Obrador ha presentado sus cifras más altas en cuanto homicidios dolosos y desapariciones. 

Por último, todos los participantes reiteraron que la lucha no va a terminar hasta que se genere “amor, empatía, sensibilidad y solidaridad” entre todas las personas, no sólo de los gobiernos estatales y federal. De la misma manera, dejaron en claro que aún existe esperanza en que se puede generar un cambio en la sociedad, pues aunque ésta está dolida, no quieren dejar creer en la justicia y el respeto de los derechos humanos.

“Si tuviéramos autoridades más empáticas y sensibles, que tuvieran amor por la sociedad, amor por las personas, creo que esto fuera muy diferente, podríamos avanzar más en la lucha por nuestros desaparecidos”, concluyó Cecilia.

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Aquí pueden revivir de manera íntegra esta mesa de diálogo:

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Luisa Páez
Luisa Páez
Me gusta el café y bailar. Creo que la música es la mejor compañía en cualquier momento. No sabía que me gustaba el periodismo, pero aquí estoy haciendo lo que hago con amor y respeto.

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