Etzatlán: la historia de un cielo tejido de colores 

Comenzó como una ofrenda, pero terminó obteniendo un Récord Guinness y un Globo de Oro: todo gracias a la magia de 200 mujeres que juntas tejieron un cielo de colores en Etzatlán, Jalisco.

Por Yoseline Delgadillo / @Yos.delmtz

Fotos: Secretaría de Desarrollo Económico

Etzatlán es un pequeño municipio en Jalisco, pero bello como ningún otro. Todo en éste es amarillo, hasta el alma de las personas que lo habitan;  sin embargo, este lugar quizá no era muy conocido, pero todo cambió cuando 200 mujeres hicieron algo inesperado: Rompieron el Récord Guinness por realizar el tejido más grande del mundo

Patricia Ron tiene el cabello rojo como las rosas y sus ojos azules como el cielo, no podría decir que son sus únicas peculiaridades, ya que su habilidad por tejer es la que mejor la caracteriza. Desde que Paty recuerda, ella tejía, su mamá Paloma Ron le enseñó y, claro, en su escuela tejer era una actividad obligatoria para las mujeres. 

Su vida era normal, como la mía o la tuya, pero todo cambió en el 2016 cuando la madre de Paty decidió hacer una ofrenda al Señor de la Misericordia. El objetivo era claro, hacer algo que no fuera desechado como basura, si no algo que se pudiera reciclar año con año, que fuera resistente a lluvias y vientos. 

-Mamá, ¿Cómo vas a hacer eso? 

-Tú déjame pensar 

Fue el diálogo que le dio origen a un cielo tejido con colores. Cielo que se hizo con rafia.

La rafia es un material parecido a la paja, y es el mejor amigo de la madre de Paty desde que lo conoció. Con esta materia prima y su ingenió logró grandes cosas; por ejemplo, diseñó carpetas hexagonales de 45 cm x 45cm, con diferentes bocetos y colores. 

Familia Ron durante la ceremonia de la presentación del Récord Guinness.

Lorena y Paty, ambas hijas de Paloma, le ayudaron a tejer las carpetas para, posteriormente, unirlas y crear una cruz en honor al Señor de la Misericordia. Lo que parecía ser una simple oblación, fue sólo el principio del éxito. 

El presidente municipal de Etzatlán quedó encantado con lo que estas tres mujeres hicieron, tanto que quería que diseñaran algo más grande para las próximas fiestas patronales que se llevan a cabo en octubre, en honor al patrono del pueblo. Así que les propuso algo: 

-Yo pongo la rafia, ustedes consigan a mujeres que quieran participar en poner bello a nuestro Etzatlán. Hagamos algo grande para atraer a más turistas. 

-Acepto, pero páguenos a mí y a las mujeres que consiga 10 pesos por carpeta. 

Y así fue como todo empezó, Paloma se sentaba en la plaza principal de Etzatlán e invitaba a mujeres a unírsele, y en un abrir y cerrar de ojos ya eran 200 colaboradoras, las cuales tejían todas las tardes. Demoraban de una a tres horas en hacer una sola carpeta.

Así se colorearon las calles de Etzatlán con los tejidos de más de 200 mujeres.

Y sin pensarlo, juntas hicieron un pabellón que medía 2 mil 832.98 metros cuadrados. Hacerlo les tomó ocho meses, lo que se traduce en 24 mil 744 horas de trabajo, más las 16 horas que se invirtieron para el montaje. Esta obra, su obra, otorgó a Etzatlán un gran cielo tejido de colores.

Paty recuerda que alguna persona le mencionó algo de Récord Guinness y le animó a que se inscribiera. Como ella no tenía conocimiento de esto, se lo mencionó a su madre y decidieron que sería una buena idea. Les fue difícil inscribirse, debido a que ya existía un récord similar: la cobija más grande y el mayor número de figuras de tejido más grande. Pero al tercer intento lo lograron. 

“El que Etzatlán ganará ese premio significaba más turistas y, entonces, las mujeres podrían vender sus cositas hechas a mano y, tal vez, salir de esa rutina de ser sólo amas de casa”. 

En 2019, estas tejedoras pusieron en alto el nombre de “Etzatlán” cuando dieron la noticia que ganaron el Récord Guinness por el pabellón de tejido más grande del mundo. Y tal y como Paloma lo había pensado, el turismo incrementó a lo loco. 

Foto: Yoseline Delgadillo.

El presidente municipal accedió a que las mujeres pusieran sus islas en la plaza principal, con la condición de que todo lo que vendieran fuera hecho a mano. Y así fue, tan rápido como la espuma, sus pequeños negocios fueron creciendo .

Mujeres de Etzatlán, ahora pueden comercializar sus artesanías hechas a mano.

Se pensaría que este sería el final de la historia, pero no fue así. Más tarde estas tejedoras llevaron su arte hasta Dubái, ya que fueron llamadas para forrar un edificio en 2021; después, en abril de ese mismo año, les dieron la noticia de que ganaron el Globo de Oro. Un logró más para estas mujeres tejedoras de Etzatlán. 

“Nosotras tejimos todas las carpetas aquí en el portón de la plaza, pero sólo se llevaron a una de nosotras a montarlo a Dubái, a mi hermana Lorena. Siendo que nos deberían haber llevada a todas o, al menos, a la mitad”.

El cielo tejido de colores que cubrió las calles de Etzatlán puso en alto el trabajo de las tejedoras, quienes dieron un nuevo brío a las fiestas patronales de este municipio que adquirió, gracias a ellas, reconocimiento internacional.

“Queremos unirnos, para que las mujeres sigan teniendo su trabajo en casa, que generen dinero con la belleza que hacen con las manos. Tejer es maravillo, es terapéutico”, concluyó Paty con una sonrisa de orgullo. 

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