¿Deberíamos de pensar dentro de las escuelas espacios separatistas?

Maroma

Por Lu Limón / Maroma Observatorio de Niñez y Juventud

Las escuelas son los espacios por excelencia de convivencia adolescente, en ellos las niñas y morras pasan entre 3 a 7 horas diarias de lunes a viernes. Durante la pandemia de COVID-19 atendiendo a 40 de grupos de secundaria, las morras me contaban sobre los sentimientos encontrados que vivían sobre el espacio escolar.

Por un lado, muchas pudieron poner un alto a cuestiones de acoso escolar y sexual que ocurren dentro de las escuelas, pero por otro lado cada una de ellas ubicaba la escuela como un espacio de encuentro con pares, adultos y adultas, incluso, nombran estos encuentros como decisivos para su vida y desarrollo socioemocional.

Si las escuelas son espacios en donde las morras pueden preguntarse, participar y organizarse: ¿deberíamos de pensar dentro de las escuelas espacios separatistas para ellas? Parto por pensar una posibilidad de intento de respuesta desde nuestra experiencia sensible: ¿acaso no hemos luchado nosotras por espacios separatistas?

El separatismo nos ha permitido sentirnos seguras, acompañarnos con muestras de aprendizaje y convivencia más horizontales y sororas; preguntarnos sobre nuestras propias violencias en compañía de personas con las que hemos construido vínculos seguros. 

Al escribir este pequeño texto, recordé que hace unos meses en una charla sobre educación sexual, al hablar de menstruación en un salón de tercero de secundaria; mientras la morras compartían sus experiencias casi siempre accidentadas sobre sus periodos menstruales; el director de dicha institución educativa, decidió de manera arbitraria monopolizar la charla argumentando que los hombres también sufren la menstruación, ya que son ellos los que nos compran toallas femeninas o los que no pueden meterse a la alberca o a la playa cuando sus parejas están menstruando.

Su opinión silencio rotundamente a las morras, mientras que las compañeras adultas aliadas y yo nos mirábamos entre asombradas y enrabiadas. Pero lo más terrible de observar, fue como las palabras de un hombre adulto, con posición jerárquica en la institución educativa, propiciaron en los morros (varones) las risas y empoderamiento para burlarse con más fuerza de las morras y de sus experiencias menstruales, así como de sus posicionamientos feministas.

Nosotras maestras, acompañantas, psicólogas, talleristas, gestoras y adultas diversas que estamos en las escuelas lo sabemos :declararse feminista dentro del territorio escolar es casi siempre ponerse en el blanco de variados cuestionamientos, comentarios burlones y violencias.

Para muchas de nosotras la declaración feminista dentro de las escuelas ha sido dura, otras cuantas lo viven en secreto por cuestión de autocuidado y he cierto actualmente tengo compañeras que ubican en su espacio escolar un aliado a su posicionamiento político y practico en el aula y en la vida como feministas.

Entonces si, creo que es importante gestionar espacios separatistas para las morras, en donde ellas puedan tener organización y dialogo en colectiva. En donde se sientan seguras de tener sus primeras declaraciones políticas, acompañadas de adultas que puedan respetar sus propios procesos. Estos espacios seguros y separatistas que muchas tenemos en otros lugares no les deben ser negados, sobre todo si entendemos que aunque nuestro deseo sea que todas las escuelas sean espacios seguros, la realidad es otra para ellas y nosotras.

No puedo evitar recordarme con las morras de la colectiva de la secundaria 14 de Tonalá quienes, al cruzar los pasillos para nuestros encuentros, caminando en manada, éramos presa de comentarios burlones por parte del personal docente masculino, con frases como:

“mujeres juntas ni difuntas”

“ahí va el aquelarre”

“que miedo”

“que se traen”

Esa colectiva se sostuvo por dos años gracias a la fuerza de ellas, quienes empujaron y sostuvieron un espacio separatista en donde hablamos de: sexualidad, aborto, defensa del territorio, sororidad, horizontalidad, sexting, la maternidad y mucho más. Algunas de ellas ahora forman parte de grandes colectivas feministas Tonaltecas y Tapatías siguiendo su propio proceso de construirse, cuestionar y reafirmase feministas.

A ellas siempre todo mi agradecimiento, admiración y amor.

A todas con las que me encuentro en cada paso de mi caminar las abrazo y resisto con ellas, ellas son mi manada.

En Maroma Observatorio de Niñez y Juventud, abrimos un espacio sólo para adolescencias diversas, contradictorias, resistentes, en lucha, en los territorios. 

#LasMorrasDeSecuExistenyResisten

#SEJEncubreVioladores

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Maroma es un observatorio de la niñez y la juventud. Somos un grupo interdisciplinario de personas involucradas en los sectores académicos, comunitarios, públicos y privados con fines de gestión y bienestar para la niñez y juventud que busca incidir en políticas públicas y movimientos sociales con un enfoque de innovación social.

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