“La pesadilla que se vive en los centros de rehabilitación en Jalisco”

Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá concentran el 38.35% del consumo de drogas en el estado, esto desembocó en el establecimiento de clínicas especializadas para atender las adicciones; sin embargo, muchos de estos lugares no cumplen con los requisitos mínimos para operar, lo que convierte el proceso desintoxicación en una pesadilla.

De los más de 300 centros de rehabilitación en el Área Metropolitana de Guadalajara sólo 64 cuentan con un registro ante la Comisión Estatal Contra las Adicciones de Jalisco (CECAJ), y apenas nueve están avalados por la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC). 

Por Carlos Castro, Cynthia Ramírez, Abigail Contreras, Andrea Sevilla, Diego Velázquez, Zoé Rodríguez, Keyla De Loza*

Fotografía por Andrea Sevilla / @andrea_avalosv

«Era bastante ingobernable, no tenía límites, ni tampoco valoraba mucho mi vida para ser honesto», estas son las palabras que usó Manuel, de 26 años, para describirnos cómo se sentía en la peor etapa de su adicción. Etapa que vivió dentro de un centro de rehabilitación. 

Del total de consumidores de drogas a nivel estatal, 42.11% son jóvenes de entre 15 a 24 años, dato que nos habla del precoz consumo que existe. El caso de Manuel ejemplifica lo que sucede en Jalisco, pues con tan sólo 14 años inició su consumo de drogas. A sus 18  años, ya estaba totalmente inmerso en su adicción. 

De acuerdo al Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA), el rango de edad promedio en que se prueba por primera vez alguna droga en el estado oscila entre 10 y 14. En cuanto al consumo de drogas de alto impacto, aquellas que generan una alta adicción,  la edad promedio es entre los 15 y 19 años.

Para ejemplificar esto, aquí están los gráficos de las drogas y el porcentaje de uso en las distintas etapas; aquí destaca el consumo de alcohol y metanfetamina.

Fuente: SISVEA
Fuente: SISVEA

Con lo anterior podemos cuestionarnos: ¿qué es una adicción?, ¿en qué momento el consumir sustancias se vuelve una adicción? y ¿qué motiva a la gente a llegar a eso? 

Para poder contestar estás preguntas contactamos con Yaveth Ruvalcaba, psicóloga doctorada en Ciencias Biomédicas por la Universidad de Guadalajara y especialista en adicciones, ella nos explicó cómo funcionan las drogas que se consumen tanto a nivel físico como psicológico.

Al respecto, la especialista, hizo hincapié en separar los conceptos de dependencia y adicción, pues la dependencia es “un consumo prolongado de cierta sustancia, que en ocasiones se usa para completar actividades diarias o convivir”; sin embargo, aquel que consume, no abandona sus actividades o necesidades por la sustancia, sólo se apoya de ella. Ejemplo de esto es el uso del tabaco para desestresarse en cada descanso del trabajo o tomar alcohol cada fin de semana para salir de la rutina.

En cambio, una adicción es:

“un trastorno que se da por el abuso continuo de alguna sustancia, donde aquel que la padece dedica su vida totalmente a esa actividad, abandonando poco a poco toda su realidad solo para satisfacer esa necesidad, hasta perderse totalmente en ello”.

Esto puede llegar a situaciones extremas donde la persona llega a cometer actos inmorales e, incluso, violentos, sólo por experimentar esa sensación de nuevo. Aquí ya entran casos más severos, como las personas que se quedan sin hogar o sin trabajo por seguir consumiendo.

Fotografía por Andrea Sevilla

Dani, mujer de 28 años y ya con dos procesos de rehabilitación, nos narra que a los 16 años levantó una barrera emocional entre ella y sus padres por el abuso de benzodiacepinas (fármacos regularmente usados para tratar la ansiedad y el insomnio, con efecto ansiolítico, hipnótico, relajante muscular y antiepiléptico. Deben tomarse siempre con receta médica y durante un periodo de tiempo corto para minimizar sus efectos adversos), las cuales fueron recetadas irresponsablemente por su psiquiatra y eran abastecidas fácilmente. 

“Estaba muy fuera de mí, estaba en un punto en el que no podían hablar conmigo”, mencionó Dani, recordando el estado en el que se encontraba antes de entrar a un centro de rehabilitación por primera vez. Para este punto, el consumo ya la había llevado a cometer actos ilícitos para poder seguir consumiendo ansiolíticos.

Algunas personas duermen para descansar, algunos otros lo hacen para escapar de sus problemas y otros más lo hacen para soñar. Lo mismo pasa con el uso de sustancias, pues hay distintos motivos que orillan el consumo excesivo y el caer en una adicción.

Al respecto, la doctora Ruvalcaba explicó que esto puede ser motivado por varios factores psicológicos, como son: la búsqueda del alivio de ciertos malestares físicos o emocionales; intentar cubrir algún trauma o defecto; o bien, por morbo o curiosidad de probar nuevas experiencias, buscando cada vez una experiencia más fuerte. 

Es así como nos aproximamos a Francisco, joven de 25 años y docente de profesión, él nos relató su experiencia con el uso de marihuana y fármacos a sus 17 años. Para él ya era común recurrir a la marihuana, hasta que su curiosidad le hizo elevar la apuesta y entrar al mundo de los medicamentos psiquiátricos, comprando una caja de Alprazolam (también de la familia de las benzodiacepinas) y tomándola toda en un lapso de pocas horas. Conseguir el medicamento supone una tarea sencilla, pues es de conocimiento popular que hay zonas en Guadalajara famosas por la oferta de medicamentos psiquiátricos sin receta médica.   

Aquí hay un patrón repetido en ambos testimonios, aunque cada uno tuvo distintos motivos hubo detonantes similares, como las malas prácticas del personal médico que receta ansiolíticos a menores de edad sin análisis previos o el fácil acceso a los medicamentos sin receta para cualquiera que esté dispuesto a comprar. Esto puede afectar en peor escala a aquel que sufre de enfermedades mentales 

Es por ello que existen lugares especializados en el tratamiento y prevención de las adicciones, además de trabajar con cualquier tipo de padecimiento psiquiátrico que le pueda acompañar. El lugar «ideal» o el indicado es la clínica de rehabilitación, donde se da un seguimiento especializado por parte de personal dedicado a la salud, tanto física como mental; pese a esto existen otro tipo de lugares como los anexos que han dado espacio a situaciones complejas de abuso, maltrato y negligencia para la atención de las personas que acuden a estos lugares en búsqueda de una solución a su problema de adicción.

A continuación se muestran los distintos tipos de centros que existen en el estado:

Fuente: Dra. Yabeth Rubalcava

Uno de los puntos más importantes en la correcta rehabilitación es la dignidad que se le otorga al que padece de adicciones, pues esto determinará la confianza con la que regrese a la sociedad. De este ensueño en el que están inmersos los consumidores a causa del abuso de las drogas, no se esperan despertar y estar en medio de una pesadilla sin salida, donde se les nieguen sus derechos, se silencie su voz y se le trate a base de violencia y autoridad.

Esta es la barbarie que  viven dentro muchas personas que sólo buscaban ayuda.

Fotografía por Andrea Sevilla

 El sueño que se vuelve pesadilla

«Yo vi como mataron a alguien ahí, a un señor que tenía problemas mentales y se excusaron en eso para torturarlo hasta matarlo» así fue la potente historia que nos contó Manuel sobre su experiencia en un centro de rehabilitación de Zapopan. 

Dentro de los llamados «anexos» se viven un sin fin de problemáticas: desde una alimentación basada en productos a nada de la putrefacción, nulo sentido de la higiene, abuso de poder por parte de los encargados, violencia de género, hasta presuntos casos de homicidio, cuya impunidad ha sido tal, que no hubo una indagación o sanción al respecto. Ingresar a uno de estos lugares llega a ser una experiencia traumática.

Derivado de la conducta violenta que Manuel desarrolló hacía sus padres inducida por el recurrente abuso de clonazepam (benzodiacepina), ellos optaron por internarlo en un lugar que consideraron adecuado y seguro para su hijo, lo cual no fue así. Dentro del lugar vivió un martirio en manos de los llamados «padrinos», pues le pegaban, amenazaban y castigaban, según su criterio. 

Los padrinos son personas que ya pasaron por un proceso de rehabilitación, basándose en su experiencia suelen dirigir los anexos, pero no son más que personas que se «graduaron» del lugar, y que replica las mismas conductas de abuso que vivieron.

Aunque su labor puede funcionar, no están calificados para  atender cuestiones de salud pública, provocando rezagos en los procesos de rehabilitación de aquellos que requieren una atención especializada.

«Terrible, yo creo que de los peores momentos de mi vida, me sentí secuestrado», nos contó Manuel acerca de la forma en la que fue forzado a ingresar a rehabilitación, esto sucedió por medio de la popularmente conocida como: «la patrulla espiritual», la cual estaba conformada por hombres de gran tamaño que acuden a tu domicilio, no importa en qué estado te encuentres para llevarte por la fuerza y te obligan a firmar un documento donde les concedes no sólo la facultad de llevarte con ellos, sino también la posibilidad de levantar cargos por privación ilegal de la libertad.

Para entrar a un centro de rehabilitación hay dos caminos: el voluntario, donde es una decisión personal entrar y no se es forzado a nada; y el involuntario, así es como Manuel nos comparte que fue su ingreso.

Fuente: SISVEA

Aunque hay momentos en los que ingresar de manera voluntaria no garantiza nada; Dani nos compartió la omisión de información y mentiras que la llevaron al lugar de su segundo procedimiento: «Me fui con la finta que el lugar tiene Clínica en el nombre».

Ese fue su proceso de ingreso a un anexo en Zapopan, el cual se anuncia como una clínica de desintoxicación, lo que hizo creer a Dani que contarían con un tratamiento y personal especializado para atender la severa depresión por la que atravesaba, pero ese no fue el caso, ya que sólo encontró dentro un edificio sucio, deteriorado y lleno de mujeres siendo violentadas. Ella, coincidencialmente, fue llevada al mismo anexo en el que estuvo Manuel.

Dani llegó ahí buscando ayuda y, por eso, decidió contactar a una «amiga» buscando un buen lugar para atenderse, ésta le ofreció una alternativa esperanzadora: una clínica profesional donde podía tratar sus problemas en un proceso que sólo duraría tres meses. 

La sorpresa aquí fue que no había nadie calificado para tratar un problema psiquiátrico y tampoco permaneció tres meses, permaneció más de un año, ahí tuvo que soportar toda clase de abusos por el llamado “tratamiento ego-reductivo”, el cual consistía en tenerlos vigilados 24/7, teniendo que pedir permiso para todo, hasta lo más básico como eructar, lavarse los dientes o levantarse de la cama.

En realidad, este es el método más bárbaro que existe, a continuación: Los distintos métodos utilizados:

Fuente: Dra. Yabeth Rubalcava

En el caso de Francisco, nos narró que él también llegó al centro de rehabilitación donde estuvo internado por medio de una abducción involuntaria. Él ya sospechaba de los planes de sus padres, pero fue encerrado antes de que pudiera huir.

Francisco, estuvo encerrado en un centro ubicado en San Pedro Tlaquepaque, donde no sólo se trabaja con personas con problemas de adicción, sino que también había niños provenientes del DIF que vivían ahí, pues el lugar sin serlo también cumplía (o aparentaba hacerlo) con la función de albergue, exponiendo a los niños a situaciones de riesgo y atentando contra su integridad física y emocional.  

Esta «pesadilla» que se vive en los «anexos» sigue vigente el día de hoy y parece que no va a terminar pronto. Esto puede estar sucediendo de manera silenciosa en otros centros de rehabilitación, pero es complicado saberlo, debido a las complicaciones y trabas que existen en el sistema judicial jalisciense.

Fotografía por Andrea Sevilla.

Pesadilla sin fin

Estos centros continúan operando con normalidad pese los operativos realizados a mediados del 2022, fecha en la que el gobernador, Enrique Alfaro, anunció que se clausurarían los centros que operaban fuera de las leyes establecidas. Esto a raíz de los sucesos ocurridos en dos municipios de Jalisco; el primer caso ocurrió en San Pedro Tlaquepaque donde murieron seis personas dentro de un centro de rehabilitación; el segundo caso pasó en Tonalá donde en el anexo «Casa de vida Camino a la Fortaleza», una niña de 11 años fue torturada y quemada en manos de personal del lugar.

Para que un centro de rehabilitación pueda operar existe un marco legal, cuyas bases son sentadas por las autoridades correspondientes, como el CONADIC y el CECAJ, así como una Norma Oficial, definida como «las regulaciones técnicas de observancia obligatoria expedidas por las dependencias competentes». En este caso se identifica la NOM-028-SSA2-2009 para la prevención, tratamiento y control de las adicciones, y a la que deben responder todos los centros especializados para combatir las adicciones. 

También existen leyes como la Ley General de Salud hasta la Ley de Albergues para el Estado de Jalisco, por lo que el incumplimiento u omisión de alguno de estos lineamientos debe derivar en la sanción, incluso, en la clausura de los lugares que no están operando de manera adecuada.

En Jalisco, de acuerdo con los censos hechos por el CECAJ existen 390 centros de rehabilitación; sin embargo, se sabe muy pocos de éstos; por ello, para obtener un panorama de las acciones tomadas en contra de los centros de rehabilitación irregulares se realizaron diversas solicitudes de información.

Fuente: Gobiernos de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá

Las clausuras, tanto parciales como totales, se dieron por no contar con la licencia municipal correspondiente, de acuerdo con las multas generadas estas se dieron por infringir la normatividad sanitaria, cuestión que va ligada directamente al incumplimiento de la Ley General de Salud y la Ley de Albergues en el estado

El separar a una persona del entorno donde se desarrolló su adicción puede llegar a funcionar, pero solamente si se trabaja con los procedimientos y las herramientas adecuadas, velando siempre por su seguridad e integridad. Si se permite que los centros de rehabilitación que funcionan a base de prácticas coercitivas y violentas sigan operando, esta problemática social no se resolverá nunca.

¿Qué sigue después de la pesadilla?

«Ya ni me dolía nada, es un trato tan horrible que después de un tiempo te cansas de llorar», compartió Manuel sobre cómo los tratos tan terribles que recibía en el lugar donde buscaba ayuda sólo terminaron por afectar su persona, así como su forma de ser y sentir.    

«Muchas de las personas de ahí estaban convencidas de que iban a volver a recaer en sus vicios», asegura Francisco sobre lo que le contaban y observaba en las personas que compartían el lugar de rehabilitación con él.  

«Yo siento que desarrolle una especie de estrés postraumático,  cuando empiezo a hablar de esto mi cuerpo reacciona temblando», nos cuenta Dani con las manos temblorosas, decepcionada y triste, sobre el trato que recibió en el lugar donde iba en busca de ayuda. 

Pese a estos testimonios que evidencian graves violaciones a los derechos humanos dentro de los centros de rehabilitación, estos lugares siguen operando, esto ocurre porque no hay vigilancia: ¿por qué nadie se está encargando de ello?

Después de la «rehabilitación» en estos lugares encontramos diferentes resultados, uno de ellos en el resultan ser similares el de Manuel y Dani, ya que lo único que les dejó este proceso fueron traumas y cambios que tuvieron que adquirir para poder «sobrevivir» a las inhumanas situaciones que vivían día a día en los lugares en donde esperaban obtener la ayuda correcta y profesional para superar sus problemas. 

Año con año miles de jóvenes, adultos e, incluso, niños -entre los que puede estar un familiar o amigo nuestro-, llegan buscando ayuda a un establecimiento donde puede experimentar de todo, menos situaciones que mejoren el momento en el que se encontraban. Sólo en Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, según registros del SISVEA, en 2021, mil 874 personas estuvieron en rehabilitación, los datos de los centros que operan fueran de la norma podrían duplicar esta cifra.

Lo impactante sigue siendo el cómo estos lugares continúan operando, lo cual hacen por la indiferencia del gobierno de Jalisco y de las instituciones gubernamentales que no hacen nada ante las violaciones a los derechos humanos que se han denunciado. Situaciones que dejan totalmente desprotegidas a aquellas personas que sólo buscan salir de su problema de adicción.    

Fotografía por Andrea Sevilla.

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Si sufres una adicción o conoces a alguien que requiere ayuda, aquí están todos los centros  de rehabilitación que sí cuentan co. registro y aval del CECAJ y el CONADIC: https://cecaj.jalisco.gob.mx/ y https://www.gob.mx/salud%7Cconadic/ .

Así mismo, la Dra. Yaveth recomienda acudir al centro: “México Me Necesita AC”: teléfono: 33 2349 7493. Quienes participaron en este reportaje también recomiendan “Juntos contra el dolor”, teléfono: 33 3617 2417.

Si tú o algún familiar o amigo sufren de alguna adicción, no están solos; aquí el número de atención en Jalisco: 800 536 9444 y, a nivel nacional, 800 911 2000.

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Este reportaje se elaboró en la clase Investigación Periodística de la Licenciatura en Comunicación Pública de la Universidad de Guadalajara, asignación a cargo de Darwin Franco Migues.

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

2 COMENTARIOS

  1. Exelente trabajo periodistico… muy claro, conciso y sin degradar a los ponentes…. felicitaciones al equipo de la clase Investigación Periodística de la Licenciatura en Comunicación Pública de la Universidad de Guadalajara.

  2. Les agradezco muchisimo por este trabajo, la investigación que se ve aquí es increible. Soy estudiante de psicología y mucha de la información leída la usare en mi tesis final, que es probar la eficacia de un tratamiento de 3ra generación dentro de estos centros de rehabilitación, enserio muchas gracias.

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