Una aguja en un pajar: Buscar a una persona desaparecida en el Ajusco

#HastaEncontrarles

El pasado 23 y 24 de mayo, la familia de Pamela Gallardo realizó una jornada de búsqueda en la zona del Ajusco. Esta crónica narra los pasos de quienes se adentraron en las entrañas del bosque para buscar a sus desaparecidos.

Texto y fotos de Mariana Maytorena / @garbenzos y Santiago Reyes / @rhisantis

Cartografía de Alejandro Gaona Dehesa

María del Carmen camina con dificultad por el bosque de pinos que recubre el cerro del Ajusco, al Sur de la Ciudad de México. Trae puesto un delantal blanco con una imagen del rostro de su hija sobre el que se lee: “¿En dónde está Pamela?” 

Guadalupe Pamela Gallardo Volante es la única mujer de los tres hijos de María. Es la consentida de su padre Esteban y de sus hermanos mayores Esteban y José

-Mis hijos siguen buscando a Pame porque dicen que le deben esa deuda. Al verme que yo sufro pues ellos hacen esa búsqueda. –comenta María -Pero los hermanos se cansan, y tienen ese derecho, pero la madre jamás, porque Pame merece vivir en esta tierra.

María recuerda lo mucho que a Pamela le gusta bailar y cantar. Una sonrisa se vislumbra en su rostro cuando menciona que estaba rodeada de amor.

“Esa era Pame, así como ven a esta mamá defectuosa que me enojo, brinco y salto, pero que siempre me ha gustado la justicia, Pamela también buscaba la justicia y la verdad”.

María del Carmen tiene cinco años y ocho meses buscando a su hija Pamela Gallardo Volante. (Foro: Santiago Reyes).

Así es la mamá de Pamela, en un minuto puede estar llorando y a los dos estar bromeando. De esa forma ha aprendido a sobrellevar los cinco años y ocho meses de búsqueda de su hija.

“¿Tengo carácter recio? Sí. No es fácil vivir con una hija en 6 años de desaparición, ¿y me quieren buena y fuerte? Eso no se puede”, relata ella.

Pamela fue vista por última vez cuando tenía 23 años. Desapareció el 5 de noviembre del 2017 cerca del km 13.5 de la carretera Picacho-Ajusco, en la Ciudad de México, cuando salía del festival de música electrónica Soul Tech. Aquel domingo, su familia la esperaba en casa por la tarde, sin embargo, ella no regresó.

BUSCAR EN COLECTIVO

Es el primer día de búsqueda; martes 23 de mayo, Ciudad de México. Son las 7:00 de la mañana cuando las familias buscadoras que esperaban a un costado de la estación del metro Viveros, parten rumbo al Ajusco.

A pesar del terreno agreste, no disminuyó el esfuerzo de los y las voluntarias. (Foto: Mariana Maytorena).

En la parte de atrás van sentadas las personas solidarias, así les dicen a quienes a pesar de no tener un familiar desaparecido, se suman a las labores de búsqueda. Hasta adelante van las y los familiares buscadores; madres, padres, hijos, hermanos, tías y primas. La mayoría trae zapatos de cerro y algunos llevan camisa blanca con la fotografía y el nombre de la persona que buscan. Muchos ya se conocen, han caminado juntos por bosques, calles y barrancos con la misión de encontrar a sus desaparecidos. Hoy, reciben a una nueva compañera.

Inés Enriqueta lleva ropa y calzado de vestir. Es su primera búsqueda en colectivo. Ella busca desde hace cinco años a su hijo Francisco Sandoval Lázaro, desaparecido el 26 de abril del 2018 cuando salía de la colonia Paraje 38 en el Ajusco medio, a menos de 10 km de la zona donde Pamela fue vista por última vez.

 “He buscado por mis propios medios. Inclusive llegué a subir al cerro con mis hijos a buscar, pero siempre por medio de nosotros nada más”.

“Después de esta búsqueda me siento más fuerte, con mucho más valor de seguir adelante” – Inés busca a su hijo Francisco Sandoval. (Foto:Santiago Reyes).

Inés platica de su hijo, sobre qué le gusta y qué los une.

“Yo siempre hago unas empanaditas que a él le encantaban, y él siempre me decía “¿mamá cuándo vas a hacer tus empanaditas?” -recuerda. –Un día antes de que desapareciera me dijo “mira mamá, mañana vamos al mercado para que compremos las cosas y hagamos las empanaditas que tanto me gustan”.

“LAS AUTORIDADES NOS QUEDAN A DEBER MUCHÍSIMO”

El fresco de las nueve de la mañana termina de despertar a quienes siguen con sueño. Los medios de comunicación sacan sus cámaras esperando poder entrevistar a María, pero ella corre de un lado a otro con una bolsa llena de paletas, revisando que a nadie le falte una. -No vaya a ser que se les baje el azúcar  -dice bromeando.

Ashanti, una de las primas de Pamela, organiza a la gente en tres células de búsqueda que “peinarán” el terreno de interés. Ya todos están reunidos esperando las indicaciones para comenzar: familiares, solidarios, elementos y peritos de la Fiscalía Especializada para la Búsqueda, Localización e Investigación de Personas Desaparecidas (FIEIDEPFP), integrantes de la Comisión de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México, el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas, y el Grupo Policial Zorros.

Todos, excepto la Guardia Nacional que se encargaría de la seguridad perimetral, los dos perros rastreadores que ayudarían a olfatear, y el Cuerpo de Bomberos. “Esto es grave, esto es muy grave para nosotros”,declara ante la prensa María. El director de la Comisión de Búsqueda, Enrique Camargo, se había comprometido a tener todo listo.

La familia de Pamela tardó casi ocho meses en organizar esta jornada. Para ellas, esta zona es fundamental porque está a pocos kilómetros de donde Pamela desapareció. Pero como si se tratara de un juego de adivinanza, las autoridades no habían accedido a realizar búsqueda en esta zona:

“Tardamos siete meses en estar diciendo “ahí no”, “más cerca”, “más abajo”, porque la Fiscalía y la Comisión nos querían llevar siempre a otros lados y nunca a este”, comenta María del Carmen.

Elementos de la CORENADR, así como del Grupo Zorros, hicieron presencia en la búsqueda.
(Foto: Mariana Maytorena).

Cuarenta minutos después, ya todos están ubicados en el polígono de búsqueda con su herramienta; palas, barretas, varillas, picos y machetes. María está agobiada, pues cada minuto sin buscar es un minuto perdido para encontrar a Pamela, y por si fuera poco, el gris de las nubes amenaza con llover en unas horas.

La búsqueda empieza y los problemas siguen brotando. El terreno agreste, lleno de maleza, árboles caídos y profundos desniveles, dificulta que las personas puedan caminar en línea recta. Al cavar, no pasa de medio metro cuando las palas golpean con un suelo sólido y rocoso; el pasado volcánico del Ajusco se hace presente.

Se ubican los primeros restos óseos. -Este es una falange de perro- dice la perito de la FIEIDEPFP. -Este otro es un metacarpo, también de perro.- Salen otros más, algunos de ave, otros de roedor, e incluso el cráneo de una vaca, pero ninguno es “positivo”; así le dicen a las osamentas encontradas que son humanas.

Varios pasos después hallan las primeras prendas. Una chamarra rosa con negro, un tenis blanco con belcro, un pantalón de mezclilla azul con cierre dorado, dos mochilas grises llenas de tierra, una sudadera blanca con un cabello pegado a la tela, una camisa verde rasgada. Sin embargo, ni la Fiscalía ni la Comisión de Búsqueda recogen los indicios, solo les toman foto: “Yo encontré un casquillo de bala y ni le hicieron caso”,menciona una de las buscadoras solidarias.

La razón por la que nadie levanta la ropa es porque, al ser una búsqueda registrada oficialmente a nombre de Pamela, la Fiscalía se niega a recolectar evidencias que no concuerden con su caso.

“Esa ha sido nuestra lucha con la autoridad, repetirles que “aunque no sea de Pamela, tú lo levantas” –explica María. –No han entendido que tienen que tener sensibilidad con las madres que buscamos. No quiero que nos entiendan, que quede claro, la palabra es sensibilidad”.

Conforme las células avanzan, el terreno se vuelve más complejo. Montículos de piedra, de basura y de cascajo de construcción, se extienden a lo largo de todo el polígono. Si unos metros atrás el suelo volcánico era el problema, ahora lo es también la enorme cantidad de escombros entre los que hay que escarbar para encontrar un minúsculo hueso.

Sin embargo, la familia de Pamela no pierde la esperanza:

“Nuestra hipótesis es que el cuerpo de Pame, o de cualquiera de las personas que buscamos, podría estar debajo de alguno de esos montículos”, indica la prima de Pamela: Es seguir buscando una aguja en un pajar. 

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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