Que prevalezca la esperanza

Manos Libres

Por Francisco Macías Medina /@pacommedina

La semana que concluye estuvo llena de incidentes que reflejan la emergencia humanitaria en la que se encuentra Jalisco, por lo menos en los últimos diez años.

Cada una de las desapariciones múltiples sean la de los jóvenes del CAAV, pasando por los hermanos Camarena, los hermanos Russo hasta llegar a los compañeros que trabajaban en un centro de ventas telefónico, el hilo constante es la reacción de una autoridad lenta, tardía, empeñada en disminuir la presión social y controlar una narrativa; orientada a mínimos que lleven a explicar las causas y hacer justicia en las consecuencias para evitar que vuelvan a ocurrir.

Pareciera que estamos destinados a movernos de una reacción a otra dominados por un miedo que junto con el poder, reafirma la necesidad de contar con una fuerza superior que haga posible una seguridad añorada. Por eso la militarización y el deseo de la venganza privada impulsada con uniformes, desfiles y microvideos en redes.

En la sociedad también existe el miedo que provoca la normalización de los hechos de violencia, aún a pesar de que ya nadie falta entre las víctimas. Se favorece el juicio y el estigma como un mecanismo de autodefensa, como una forma inútil de disminuir un riesgo que es evidente.

Lo anterior provoca que la información difundida en algunos medios de comunicación reproduzca estereotipos autoritarios en vez de las historias de vida de las víctimas y sus sobrevivientes que colocan en duda las afirmaciones y nos acercan a sus contextos. Se prefiere reproducir comunicados autoritarios, -por cierto, que no individualizan a las víctimas- y sus mismas dudas, en vez de reconstruir historias o buscar lo colectivo dentro de lo terrible de los sucesos. Nos evita mirarlos como jóvenes con sueños, en rol de hijos e hijas con vivencias en un contexto precarizado para las juventudes.

Instancias que en el pasado fueron creadas para ser instrumentos de defensa de la dignidad de las personas, hoy se cobijan con la retórica de una “legalidad” que sólo es útil para justificar lo limitado e impune de las acciones.

Las desapariciones no inician solamente en la acción de los grupos delictivos con la tolerancia de las autoridades, sino que inician en dichas separaciones, juicios y estigmas que evitan pensar en un nosotros/nosotras.

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Francisco Macías Migrante de experiencias, observador de barrio, reflexiono temas de derechos humanos.

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