Registro de personas desaparecidas ¿medio o fin?

Manos Libres

Por Francisco Macías Medina / @pacommedina

El 30 de agosto se conmemoró una jornada más del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, establecido por la ONU como una forma de recordarnos de su lamentable presencia y de los daños que genera a quienes la sobreviven, así como a la comunidad.

Las notas periodísticas, reportajes, marchas, pronunciamientos, denuncias, mesas de académicos y oraciones se hicieron presentes con mucha fuerza, para evitar el olvido, convocar y sumar a la solidaridad.

También fue una oportunidad para presentar evaluaciones, críticas y animar a crear rutas de superación, las cuales sin duda deben de construirse desde una escucha atenta a las necesidades y atención de las causas que provocan la desaparición de personas.

Por parte del Gobierno del Estado, se tomó la fecha para recorrer algunas instalaciones y anunciar la actualización del Registro de personas Desaparecidas, así como su plataforma. 

La información que proporcionó el propio Enrique Alfaro contiene muchas afirmaciones que llaman la atención:

 “La actualización del registro está lleno, está completo, lo que se está terminando de afinar es la plataforma para garantizar máxima apertura y transparencia de datos. Lo que estamos trabajando es en una plataforma; fue un trabajo de campo exhaustivo” (El Informador, 31 de agosto)

Lo primero es afirmar de manera contundente la existencia de un registro lleno y completo, la propia sentencia de palabras me hizo preguntarme ¿por qué debe de existir un registro de personas desaparecidas?, quizás la respuesta sería: porque los nombres de las personas, sus historias, sus contextos y lugares de su desaparición, hacen posible profundizar más en el componente humano que en sólo la estadística, la cual puede ser compartida para convertirse en un ejercicio de colaboración, por ejemplo al cruzar información con otras entidades.

Al mismo tiempo, hace posible que personas, colectivos y especialistas, revisen, cuestionen, perfeccionen e intuyan más caminos para que la información corresponda con lo que se necesita técnica y colectivamente.

Como sabemos, existen serios cuestionamientos al registro actual, basta con ver las observaciones de los expertos Víctor Manuel González Romero o Jorge Ramírez, para darnos cuenta de que existe falta de actualización de los datos, acomodo intencional de cifras sin criterios claros, así como inexistencia inexplicable de información, entonces ¿cómo podemos decir que está lleno y completo?, ¿quién realizó este trabajo?,  ¿las mismas personas funcionarias de una fiscalía especializada reacia a la transparencia y a la rendición de cuentas?

Estamos de nuevo ante un posicionamiento del Gobierno de Jalisco que evita tomar la oportunidad de impulsar un registro y sistema tan necesario con un estándar en donde la participación, la claridad en la toma de decisiones y las responsabilidades prevalezcan, incluso con la incorporación de la cooperación internacional con experiencias que impulsen la memoria y verdad. 

Lo que anuncian es aceptar que continúe la falta de datos, la ausencia de reglas en los limites autoritarios de quienes lo han manejado y limitarnos a la existencia de una “plataforma” como si fuese un elemento comercial nada más para cumplir a medias.

Resulta contradictorio y vergonzoso que en otras agendas gubernamentales como innovación o los negocios se impulse la colaboración y la presencia de lo más actualizado de los temas para ser la entidad con el mayor desarrollo tecnológico a nivel continental y no podamos o queramos reconocer lo mucho que debemos construir.

Por cierto, si estuviéramos en uno de esos países o clústeres tecnológicos que tanto les gusta visitar a funcionarios de nivel local, una base de datos o “plataforma” de registro de desaparecidos como la tenemos y pensamos actualizar, ya hubiera propiciado el despido de los desarrolladores y cambios en los departamentos. 

Ya es momento, lo otro es apoyar lo que no se quiere o debe hacerse. 

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Francisco Macías Migrante de experiencias, observador de barrio, reflexiono temas de derechos humanos.

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