“En la Plaza de San Andrés en Guadalajara reside un sitio para el reencuentro y la memoria”: Antimonumento 23s

Te invitamos a leer esta crónica sobre la instalación del Antimonumento “Liga Comunista 23 de Septiembre” en Guadalajara, Jalisco el pasado sábado 23 de septiembre, en el marco del aniversario número 50 de la fundación de esta organización guerrillera.

Por Alba Esparza / @Albaresparza

Fotografías Mario Marlo / @mariomarlo

Un enorme disco corta un espárrago de acero, las chispas vuelan por el lugar, dos personas con cámara en mano se acercan a capturar el instante antes de que éste se esfume.

El hilo conductor de los hechos nos trae aquí, 23 de septiembre es el nombre y la identificación de una lucha. Antes del asalto al cuartel de Madera (Chihuahua 1965) solo era un día más en el calendario, y Arturo Gamiz García solo un profesor(?). 

Aunque es efímero no se marcha de inmediato, uno tras otro los espárragos se multiplican.

A lo lejos un puñado de hombres que rodea la enorme figura de metal ya cubierta, miran la danza de las centellas.

Al filo del alba un puñado de inconformes pero organizados está dispuesto a luchar y a ganar, liderados por Gamiz caminan rumbo al Cuartel de Madera.

¿Ya llegaron los comunistas? pregunta alguien desde el fondo, irrumpiendo la armonía del metal cortado.

-No, pero no tardan, responde una voz joven.

– Se comen a los niños, bromea el cortador de espárragos, provocando las risas de los presentes.

La acometida no fracasó, el 23 de septiembre de 1965 hubo pérdidas, pero fue éste el origen y estandarte de las futuras batallas.

Alguien aprovecha el momento para preguntar sobre la planeación. Se conversan y discuten los últimos detalles antes de partir, se dictan indicaciones y sugerencias por aquí y por allá, todos están de acuerdo.

Nuevamente el silencio domina y cada uno de los presentes retoma las posiciones que acordaron con anterioridad.

– ¡Ya! grita un hombre de voz grave, con gran sincronía entre todos levantan la pesada estructura de metal, no es una estructura cualquiera, no es monumento, de hecho, más bien es un antimonumento.

En 1973 los jóvenes son los protagonistas de la lucha por la justicia en medio de un país oprimido. Ignacio Salas Obregón, “Oseas” o “José Luis”, realizaba grandes aportes a la misma con el “manifiesto al proletariado”, “Madera” o la formación de la Liga Comunista 23 de Septiembre, honrando aquel asalto liderado entre otros, por Arturo Gamiz.

Organizados caminan a un vehículo preparado previamente para tal ocasión, lo colocan con cuidado en la parte posterior.

De manera casi cronometrada, cada cual con el mismo destino pero distinto rumbo, parten a la Plaza Mariano Escobedo, mejor conocida como Plaza San Andrés.

Al oriente de la ciudad, en la mítica plaza, y junto al quiosco, aguarda paciente una comitiva, los sobrevivientes, compañeros, camaradas, las y los resilientes

Ahí, hasta este punto y después de varios minutos llega el esperado antimonumento, cubierto como un regalo para los presentes.

A su llegada varias personas rodean el vehículo, unos ya saben de qué se trata y se acercan a apoyar, algunos otros prudentes solo miran, los curiosos preguntan.

 

No existe un número que honre la verdad de lo que pasó, de lo que hicieron. Nos quedamos con los retazos y los esfuerzos por la reconstrucción de lo que dejaron, no hay rastro de Ignacio Salas, Rodolfo Reyes Crespo, Alicia de los Ríos, Leticia Galarza Campos, José Reyes Mayoral, Francisco Mercado Espinoza y muchos, muchos otros…

Un hombre dirige el acto final, el grupo de personas a su alrededor presta sus manos para poder bajar el anti (como le apodan algunos cercanos), entre el barullo y ya organizados deciden echar a andar hasta el quiosco donde será instalado. A su paso, se van uniendo cada vez más pares de manos. Al anti, le siguen cámaras de video y fotografía de diversos medios de comunicación, algunos identificados, otros no tanto.

El quiosco y sus escalinatas ya se han convertido en un escenario de protesta pacífica, a un costado la gente paciente admira la llegada del anti que permanece cubierto.

Presuroso el encargado de la instalación perfora el suelo, 10 agujeros, uno a uno todos con la mayor precisión posible; Se le unen dos pares de manos para apoyar, a su vez una barrera de 4 hombres custodia la instalación de cualquier imprevisto.

Los trozos de espárragos son introducidos uno a uno dentro de sus respectivos agujeros, mientras de fondo un camarada con guitarra en mano entona “solo le pido a Dios”

En el marco del quiosco, un tendedero adorna el panorama, en el cuelgan pañuelos bordados que plasman historias desgarradoras, de quienes dieron su vida a la lucha, o de aquellos que todavía son sinónimo de ausencia, un tendedero para el amor y la memoria.

No solo han robado la tranquilidad, la paz y la confianza, se han llevado a los hijos, hermanos, padres y amigos de muchas familias. Los innombrables, ejecutores de las torturas y delimitadores de la vida, gozan de la libertad que le han hurtado a los otros.

La herramienta ha sido depositada de nuevo en la cubeta donde llegó, desde el micrófono se anuncia que el antimonumento será develado, un grupo importante de personas se concentran alrededor, varias manos hermanas, solidarias y combatientes comienzan a rasgar el plástico que le protege.

Por fin, al descubierto, se aplaude, se canta y se clama justicia. Aquí en la plaza que alguna vez fue centro de reunión de los vikingos, se conmemoran los 50 años de la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre y los 58 años del asalto al cuartel de Madera. les recuerdan y les nombran a los ausentes, los que tenían que estar y no estuvieron porque el estado los asesinó o los desapareció. Los nombran los propios sobrevivientes de la represión y la tortura, los recuerdan los que permanecen y aún resisten.

Aquí es donde queda y debe permanecer, donde algunos de los que motivaron su existencia, le han desvelado, donde existe y deberá existir.

Aquí, en la plaza de San Andrés reside ya, un sitio para el reencuentro y la memoria, porque aquí, al ritmo de la revolución se aplaude, se conmemora y se exige, porque a pesar del dolor todavía hay esperanza.

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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