“México es un país de muros antinmigrantes”

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¿Cómo cambiar la mirada que la sociedad tiene sobre la migración? ¿Podemos exigir a los gobiernos políticas que pongan al centro la dignidad de las vidas de los migrantes? En entrevista, Ana Mercedes Saiz explora algunas respuestas, a propósito del nuevo libro Vidas desplazadas. La migración en México

Texto: Daniela Rea

Casi a diario en México las noticias hablan de caravanas, accidentes, detenciones, “aseguramientos” o campamentos de migrantes. Migrantes que cruzan las fronteras y el territorio, que van de paso o que se quedan de manera temporal en las ciudades del país. Migrantes que suelen ser vistos de manera miope, como una “masa homogénea”, ese estereotipo que nos aleja del entendimiento del fenómeno, necesidades y posibilidades de la migración.

Ante esto, Ana Mercedes Saiz Valenzuela se propuso coordinar el libro Vidas desplazadas. La migración en México (Debate 2024), para que la sociedad civil pueda cuestionar esa mirada que se basa en el miedo, la discriminación y los prejuicios, y convocarla a pensar en cómo exigir a los gobiernos una política migratoria basada en la dignidad de sus vidas.

El libro reúne 16 ensayos de distintos académicos y especialistas que desde hace 3 décadas han estudiado el fenómeno desde distintas perspectivas, para ofrecer un registro histórico y actual.

Los muros no van a detener a las personas

–¿Cómo habría que entender a México en el contexto mundial de las migraciones?

–México es un país de muros. El muro más visible es el que vemos en Tijuana, enorme, de hierro. Pero todo nuestro país lo hemos llenado de muros: muros militares, muros burocráticos, muros de estaciones migratorias de gente privada de la libertad, muros de rezago en la Comar (Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados), muros de racismo… nos hemos llenado de muros, y estos muros no son la solución, no van a detener a las personas que tienen que migrar por diversas causas como la violencia, el cambio climático, la inseguridad, la falta de acceso a medicamentos, la falta de empleo.

“El Pacto Mundial Para la Migración Segura, Ordenada y Regular firmada por 193 países es una hoja de ruta estupenda, igual que la ley de migración que surge con la reforma de derechos humanos en 2011. Ambos documentos hacen un reconocimiento de los derechos de los migrantes, hablan de no detención, de abrir vías regulares para la migración pero parece que no hacemos nada más. Aplicamos políticas basadas no en estos planes sino en xenofobia, racismo. Lo que vemos en la realidad no tienen nada que ver con lo que hay en el papel y eso es muy inquietante”.

Un libro para retomar la conversación

–¿A quién busca interpelar este libro? ¿A los políticos que firman pactos que luego ignoran? ¿A los funcionarios operarios de las leyes migratorias? ¿A la sociedad?

–Queremos volver esta conversación sobre movilidad humana al público en general, más allá de alguna información superficial, de coyuntura, que vemos en las noticias. Lo que queremos es que los lectores puedan ver qué hay de fondo cuando ven migrantes en las plazas de la ciudad, por qué se mueren las personas en un tráiler que se vuelca en Chiapas. El libro es un esfuerzo por reunir a personas que llevan más de 30 años estudiando migración para que los pueda leer cualquier persona que tenga curiosidad los temas que vemos en las noticias, en el papel de la migración en las elecciones, en las boyas con púas que colocan en el Río Bravo… Y otra cosa que buscamos es no verlos como masas homogéneas, sino entender que cada quien tiene sus particularidades, sus sueños, que hay adultos, niños, mujeres, hombres.

–Pensando en que este libro está destinado a la sociedad y en la presencia de una pregunta que nos hacemos cuando miramos las caravanas de migrantes pasar, ¿Qué cosas sí podemos hacer como sociedad?

–Entender el problema es lo primero, qué se genera con estas políticas migratorias restrictivas en toda su complejidad y cuando entiendes eso puedes ver en tu comunidad y posibilidades qué puedes hacer. Y a partir de ahí exigir a las autoridades cumplir la ley, exigir a las autoridades un trato digno y humano para los migrantes.

«Ellos quieren tener una vida digna, vivir al lado de la gente que aman, ir a la escuela, tener un trabajo».

Políticas contra la vida

–¿Cuál es el impacto de esas políticas migratorias restrictivas?

–El impacto va a todos los niveles porque son políticas que no obedecen ni a la realidad del mercado laboral, de la demografía, ni a la realidad geográfica de las personas. Es muy fuerte ver cómo esos muros dividen familias en todo lo que es la frontera México-Guatemala que son comunidades binacionales. Esas políticas que son macro afectan la vida concreta de las personas, las tratan como objetos, como paquetes moviéndolos de un lugar a otro.

Ana Saiz cuenta en la entrevista la historia particular de un joven venezolano que salió de su país, cruzó el Darién, cruzó México y al cruzar el Río Bravo se aprobó la política de “Quédate en México”, que implicaba no poder llegar a Estados Unidos a pedir asilo, sino esperar de este lado de la frontera, mientras su familia ya estaba allá. “Le afectó de una manera, de los más íntimo y personal sus planes de vida, de una manera, inesperada y radical”.

En el libro participan otrxs especialistas en la materia como: Sandra Elizabeth Álvarez Orozco; Bernardo Bolaños Guerra; Allert Brown-Gort; Leticia Calderón Chelius; Rodolfo Cruz Piñeiro; Jorge Durand; Alethia Fernández de la Reguera Ahedo; Pilar Fuerte Celis; Rodolfo García Zamora; Selene Gaspar Olvera; Carlos Heredia Zubieta; Melissa Hernández Jasso; Alfredo Limas Hernández; Marcelo Olivera Villarroel; Elisa Ortega Velázquez; María Fernanda Rivero Benfield; Martha Luz Rojas Wiesner; Genoveva Roldán Dávila; Ana Mercedes Saiz Valenzuela; Camelia Tigau.

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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.

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