Cooperativas del sureste destacan beneficios de las Áreas Marinas Protegidas a la pesca

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Por Juan Luis García/ Causa Natura Media

El 44% de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) en el sureste de México cuentan con permisos de pesca en alguna de sus subzonas. 

La institución encargada de la gestión de estas reservas es la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que cuenta con 36 ANP adscritas a la dirección Regional Península de Yucatán y Caribe Mexicano, de las cuales once carecen de avales a la pesca, ya sea porque la prohíben dentro de sus límites o en sus zonas de amortiguamiento; y cinco no especifican sobre la actividad. 

México vive un “boom” de declaratorias de nuevas ANP por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, que encontró 182 ANP cuando tomó las riendas de su administración y ha declarado que intenta heredar 43 más a su sucesora, Claudia Sheinbaum.

La apuesta del sector pesquero es que se respeten aquellos sitios donde los pescadores ya pescaban y organismos internacionales como la FAO impulsan programas para garantizar la seguridad alimentaria de las propias comunidades pesqueras dentro de ANP. 

Lejos de sentirse restringido, pescar dentro de una Área Marina Protegida es un privilegio para José Ángel Canto, quien preside la  Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Cozumel. 

“¿Cuál es la diferencia que hay entre estar en un Área Natural Protegida y en una cooperativa que no? Pues hay una gran diferencia. En primer lugar, somos privilegiados de estar en esas Áreas Naturales Protegidas como únicas cooperativas que estamos en cada zona”, opinó Canto. 

La cooperativa de 48 socios fue fundada en 1959 y cuenta con una concesión para pescar langosta en la Bahía del Espíritu Santo de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an y otra en la isla de Cozumel. 

La exclusividad también es un beneficio del que se apoya la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Langosteros del Caribe, cuya concesión pesquera se encuentra dentro de la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro. 

“En Banco Chinchorro los únicos que tienen la exclusividad de hacer pesca comercial son tres cooperativas que se reconocen en el decreto de creación de la reserva, que son Andrés Quintana Roo, pescadores de Banco Chinchorro y Langosteros de Caribe”, dijo Jaime Medina, expresidente de Langosteros del Caribe, una cooperativa fundada en enero de 1992. 

Para Medina, un veterano dirigente pesquero, es claro que sin la ANP los bancos de pesca podrían haberse acabado. De esta cuenta que tras largas negociaciones de autoridades con los pescadores se acordó el establecimiento de la ANP en 1996. 

“Nosotros sabíamos las ventajas que nos iba a dar ser Reserva de la Biosfera. Primeramente nos ayudó en cuanto al muelle de cruceros, si no hubiera sido por eso creo que Chinchorro ya se lo habrían acabado”, apuntó Medina. 

“Las pretensiones del dueño del muelle eran de meter un barco con 400 personas diarias en Chinchorro. Iban a ser dos viajes. Las reglas de operación del Banco Chinchorro dicen que el máximo de visitas que soporta el banco son 150 personas pero en 5 diferentes actividades, no puedes meter 150 buzos”, agregó Medina sobre la protección que tiene la zona bajo la figura de ANP.  

Artes sustentables

Foto: Cooperativa Pesquera Cozumel.

En las bahías de la Ascensión y del Espíritu Santo se permite sin uso de red la pesca comercial, pesca de consumo doméstico y la de fomento, de acuerdo con una solicitud de información hecha por Causa Natura Media. 

Mientras que en la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro cuenta con una zona de pesca comercial que excluyen aquellas dentro de la laguna arrecifal. 

Tanto Medina, como Canto, explicaron que para los pescadores el cuidado de los recursos naturales es primordial, ya que dependen de la pesca para sobrevivir. 

“Para nosotros el privilegio es contar con el cuidado de recursos naturales, dentro de estas ANP, no tanto porque se cuide por parte de la autoridad, sino por parte de nosotros los pescadores”, dijo Canto.

Las cooperativas trabajan con artes de pesca artesanales sustentables, que apoyan la sustentabilidad de la langosta. 

“La cooperativa a pesar de que va a cumplir 64 años, desde hace 20 años establecimos controles y acuerdos internos. La pesca sustentable se basa en la liberación y protección del recurso natural que en este caso es la langosta, que se maneja viva. Permite que si tú como pescador la pescas y no da la talla oficial, que es de 13.5 de la cola, o si está parchada o fecundada, porque trae huevecillos o en su caso como decimos naturalmente embarazada… se permite la liberación para que este producto no sea sacado y se regrese al mar”, apuntó Canto.   

Foto: Gobierno de México.

Medina resaltó que la última aportación de su administración como presidente fue la pesca de la langosta viva, en vez de sólo la cola. 

“Ahorita van ocho temporadas que estamos trabajando la langosta entera. Entonces ya hay más cuidado en ese sentido, porque ahora con un lazo la sacan, ya no la enganchan. Entonces tú sacas la langosta. Si está suave la devuelves, si está parchada la devuelves, si tiene huevas las devuelve, si no da la talla la devuelves”, dijo Medina. 

Refugios pesqueros 

En el 2012 se formalizó la declaración de ocho zonas de refugio pesquero en la Bahía de Espíritu Santo, que están ubicadas dentro de la concesión de la cooperativa. La idea es que las restricciones a la pesca en zonas limitadas derive en el repoblamiento de las especies de captura. 

Los polígonos fueron instalados a petición de la cooperativa y se ha ampliado el plazo cada cinco años, con vigencia hasta el 2027. No obstante, los pescadores sostienen que las autoridades los han dejado solos en la tarea de cuidar los refugios. 

“Hay un doble papel que debe ser importante para el gobierno federal de cuidar esos lugares; primero es un área natural protegida y segundo ellos contratan o suscriben acuerdos internacionales donde se hacen creaciones y zonas de refugios, pero en el papel puede aguantar todo, pero en la práctica no lo lleva el gobierno federal”, apuntó Canto. 

Por su parte, Medina puso en duda el beneficio que han tenido los refugios y apuntó que la Reserva de Chinchorro ya cuenta con zonas núcleo donde se prohíbe pescar.

“En la teoría es bonita. Porque si tú un pedazo donde no pescas, pues todo lo que vive allí se reproduce, crece y el excedente porque ya no puede vivir ahí sale. Eso fue teoría, pero en la práctica no fue así. Hay cooperativas que dicen que sí, pero yo lo dudo”, dijo Medina. 

Sin embargo, en la declaración del refugio pesquero del 2019 de Banco Chinchorro, a petición de las propias cooperativas, se afirma que tras un monitoreo realizado entre 2013-2018, la biomasa de peces en la zona de refugio Pesquero 40 Cañones es “mayor en comparación con otros sitios, por lo cual se puede considerar que están empezando a ver resultados que beneficiarían a pesquerías locales, ya que se están registrando peces de tallas mayores en comparación con la línea base”.

A los esfuerzos de cumplir con las vedas y las áreas registradas, se suma la vigilancia de sus recursos ante pescadores furtivos. 

“Hay lineamientos que se tienen que respetar, establecidos por el gobierno federal y no pueden entrar otras. Sin embargo, con el cáncer que hay de la pesca ilegal si hay gente que se mete a esos lugares sobre todo a las áreas naturales protegidas que viene de otro lado. Pescadores furtivos que quieren meterse, por eso nosotros hemos implementado vigilancia comunitaria, la Conapesca debería de hacer ese trabajo, está en el papel pero ahora sí que en el ámbito federal del mar no hay (presencia)”, lamentó Canto, por lo que hizo énfasis en apoyos presupuestales y de elementos de vigilancia. 

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Este artículo fue publicado originalmente por Causa Natura Media. 

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