#AlianzaDeMedios
La construcción de un complejo residencial en un parque nacional encendió las alarmas de los pobladores de la zona. ¿Quién les dio los permisos? ¿Cómo se hicieron del terreno? Son algunas de las dudas que tienen los vecinos. La empresa asegura que todo está en orden, y dice que sus reclamos son ridículos. Esta es la historia de Fuentes Brotantes, en Tlalpan
Texto y fotos: Camilo Ocampo / Pie de Página
CIUDAD DE MÉXICO. – En 1936, por decreto del presidente Lázaro Cárdenas, las 129 hectáreas de Fuentes Brotantes, en la Alcaldía Tlalpan, fueron declaradas parque nacional. El objetivo era preservar su riqueza natural y cultural. El decreto, además, especificó que las tierras se destinarían a la enseñanza forestal y la recreación popular. Sin embargo, al no establecerse límites claros, la urbanización comenzó a expandirse, lo que facilitó la proliferación de asentamientos irregulares.
Ahora, un desarrollo inmobiliario de 52 casas de lujo en uno de los pulmones naturales más importantes de la Ciudad de México —y también uno de los más amenazados por la expansión urbana— ha generado incertidumbre entre los habitantes de Fuentes Brotantes.
Defender lo común, «reclamos ridículos»
“Los reclamos de los vecinos son ridículos”, asegura Jorge García, arquitecto de la empresa Graus, responsable del proyecto, al ser entrevistado por Pie de Página.
«La gente que no está informada no sabe que el proyecto cuenta con todos los permisos necesarios, incluidos los de la tala de árboles”, agrega, restando importancia a las preocupaciones locales.
El permiso al que hace referencia el arquitecto es la autorización de la Manifestación de Impacto Ambiental (folio SEDEMA / DGEIRA / DEIAR / 008207 / 2023) fechada el 15 de diciembre de 2023. La autorización permite la tala de 47 de los 154 árboles ubicados en Fuentes Brotantes 134, y es el centro del conflicto, pues además, contempla 23 trasplantes y 7 podas, dejando solo 77 árboles sin intervención, los cuales se encuentran fuera del predio pero dentro del parque nacional.
La empresa asegura que la tala la supervisará un especialista acreditado por la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) y que los árboles a talar son los que están enfermos o en riesgo de caída. Sin embargo, como señala María Vargas, originaria de Fuentes Brotantes y defensora de derechos humanos, esto es alarmante:
“Es preocupante la visión con la que se está gestionando este conflicto. Se está pensando en términos de recursos, cuando el agua y el bosque no son recursos, son bienes comunes que están íntimamente ligados a nuestra identidad.”
«No queríamos el proyecto»
Otros vecinos, como Guadalupe Sánchez, temen que el proyecto termine afectando irreversiblemente el ecosistema de la zona:
“No queríamos el proyecto en primer lugar. Para nosotros, Fuentes Brotantes no es solo un parque, es un bosque que simboliza nuestra identidad y nuestra resistencia frente a la urbanización desmesurada».
Por su parte, la empresa Graus asegura que “este desarrollo está diseñado para ser un entorno donde la naturaleza y las personas coexisten». Antonio Rivas, otro de los arquitectos encargados, precisa que el complejo residencial contará con zonas verdes de esparcimiento y un jagüey. Sin embargo, los residentes de la zona no tendrán acceso a ellas, pues estas son áreas exclusivas para quienes adquieran una casa de entre 7 y 11 millones de pesos.
La empresa no desiste en su afán de construir, y tampoco los pobladores en detener la megaobra. La Alcaldía intervino para mediar el conflicto, y después de una serie de mesas de negociación, suspendieron la construcción de manera temporal para revisar si la inmobiliaria cuenta con los permisos necesarios para seguir con la obra.
La inmobiliaria, por su parte, asegura que esto sólo se trata de un intento de ordenar la situación, y que, eventualmente, el proyecto continuará, pues tienen todos los permisos para esto. Los habitantes de Fuentes Brotantes afirman lo contrario, particularmente en un punto fundamental: una consulta a modo que no contempló la identidad e historia del pueblo originario.
Consulta a modo y lagunas legales
Los habitantes de Fuentes Brotantes insisten en que el proyecto afecta la identidad histórica y cultural de la zona, donde habitaron comunidades xochimilcas y tepanecas, y que contiene evidencias arqueológicas que datan de tiempos prehispánicos, como un petrograbado de Tláloc.
“Durante las obras se encontraron piezas prehispánicas que fueron entregadas al INAH, pero el trabajo de construcción no se detuvo», cuenta Guadalupe Sánchez, añadiendo que las excavaciones tampoco interrumpieron el desarrollo inmobiliario.
“Los vecinos exigen una consulta más amplia y formal”, señala María Vargas, quien recuerda que la zona es un punto de paso para aves migratorias como el Martín Pescador, y destaca la importancia de pensar en el lugar desde una perspectiva ecosistémica.
“Este no es solo un proyecto inmobiliario, es parte de un conflicto más grande entre el desarrollo urbano y la conservación de nuestros recursos naturales”.
Los vecinos de Fuentes Brotantes insisten en la necesidad de una consulta popular amplia para decidir el futuro de la obra, y exigen que la Alcaldía Tlalpan y la inmobiliaria tomen en cuenta sus preocupaciones antes de continuar con el proyecto.
Sobre este tema, la empresa se defiende: “La consulta se hizo a través de la consultora GMI, encargada de las encuestas y de colocar los módulos de información. La obra tiene todos los permisos requeridos, y hemos cumplido con todas las normativas”, afirma García, desestimando las críticas de los pobladores.
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Este texto se publicó originalmente en Pie de Página, se reproduce en virtud de la #AlianzaDeMedios de la que forma parte ZonaDocs:
Fuentes Brotantes: la historia de un bosque que resiste al desarrollo inmobiliario