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El asesinato de Antonio, Gael y Alexander partió el corazón de una comunidad en Culiacán que ha visto desde el 9 de septiembre cómo dos grupos criminales del cártel de Sinaloa se ensañan en una guerra por el territorio.
Por Redacción de Revista Espejo / @EspejoRevista
Culiacán.- Pasaba de la 1 de la mañana del domingo, Antonio circulaba en su coche y con sus hijos sobre el bulevar California del fraccionamiento Los Ángeles, al norte de la ciudad de Culiacán, cuando unos hombres lo detuvieron, le quisieron quitar el carro, pero no pudieron. Le dispararon a él y a sus hijos, Alexander de 9 años, y Gael de 12. Todos murieron.
Antonio se bajó del carro, herido. Fue a pedir ayuda así, con la sangre que le corría en el pecho y los brazos hasta que llegó con un policía. Le dijo que le querían quitar el carro y que trató de huir para proteger a sus niños, que ellos aguardaban en la cabina, le suplicó ayuda y ahí murió.
Las ambulancias retumbaron con los cuerpos de los niños y atravesaron media ciudad hasta un hospital. A las horas, mientras decenas de corredores y autoridades estaban en el Maratón Internacional, se anunciaba la muerte de Gael.
“Puedo decir que la muerte de Gael me partió el corazón, porque físicamente sentí el dolor en el pecho, mi corazón se quebró. No podía creer que me hubieran matado a mi alumno, es el tipo de noticia que ni en un millón de años me pudiera haber imaginado. Cuando vuelvo a ver a mis alumnos, quiero saber que se graduaron, que les va bien en la vida, que se casaron, que tienen hijos, pero nunca que murieron y menos en las condiciones en las que murió Gael”, escribió Ivanna Martínez, quien fue maestra de Gael en sexto año de primaria, quien permitió reproducir una carta al público.
“Aún no puedo creerlo, no lo asimilo porque él no lo merecía y aún no era su momento de partir, él tenía un futuro brillante y mil sueños por cumplir que le fueron arrebatados en un abrir y cerrar de ojos y no es justo. No es justo que esta guerra les arrebatara la vida a él y a su papá, no es justo que su hermano Alexander se encuentre entre la vida y la muerte, no es justo que su mamá se parta en dos para velar a su esposo e hijo y para cuidar a su otro hijo en el hospital. No es justo y no lo acepto”.
La muerte de Gael partió el corazón de la maestra, de sus compañeros y de la ciudad entera, que ha visto desde el 9 de septiembre cómo dos grupos criminales del cártel de Sinaloa se ensañan en una guerra por el territorio.
Se ha perdido la ciudad, se ha perdido la noche. Desde esa fecha dejó de haber fiestas, convivios y el espacio público ya no es propio. Han cerrado los restaurantes a donde se guarecía la población por las noches, cuando menguaba el calor -que es prácticamente casi todo el año- y los salones nocturnos y todo lo que hacía olvidar que esta ciudad tiene de malo.
Apenas se asimilaba la rabia por la muerte de Gael y por la noche del martes ya se conocía también que Alexander falleció.
“Tenemos muchos meses con un estado de Sinaloa secuestrado, con un Culiacán secuestrado, viviendo una violencia intermitente, yendo a trabajar con miedo y hoy llegó a un punto que es muy difícil de superar”, dijo Víctor Manuel Aispuro, director de la escuela Sócrates, donde estaba inscrito Gael.
“Atacaron lo que más queremos, que son los niños, y nos duele mucho, hay una familia consternada, el mismo Gael fue alumno nuestro y luego Alexander que lamentablemente perdió la vida. Es un gobierno inepto, omiso, que ignora, que lastima y yo le digo a los compañeros y padres de familia que esta vez fueron los hijos, el padre de una familia, un sobrino, pero el día de mañana pueden ser nuestros hijos”.
Fue una ataque contra Antonio y sus hijos. Antonio fue un hombre que trabajaba en la empresa inmobiliaria IMPULSA, de la familia Clouthier Carrillo, una de las empresas más importantes en el desarrollo de vivienda en Sinaloa.
Gael y Alexander fueron niños que ya no llegaron a los brazos de mamá, pero sí fueron testigos de cómo la violencia criminal se ha apoderado de toda la ciudad.
CARTA ÍNTEGRA DE LA MAESTRA IVANNA MARTÍNEZ:
Sí pienso en Gael Antonio, lo primero que viene a mi mente es su sonrisa, una hermosa sonrisa que alegraba su cara casi siempre seria en clase, ya que era muy disciplinado, siempre estaba atento, dispuesto a aprender, fue un excelente alumno: inteligente, dedicado, cumplido, responsable, además de un buen amigo y compañero, noble y siempre respetuoso.
Le encantaba jugar futbol, y junto a sus compañeros, lo jugaba prácticamente desde que llegaba a la escuela, antes de que sonara el timbre de entrada, a la hora de recreo y mientras llegaba su papá por él y su hermano Alexander a la hora de salida.
Siempre creí que él tendría un futuro brillante, independientemente de lo que decidiera estudiar, yo lo imaginaba siendo un hombre de bien.
Un niño como Gael, sólo puede venir de un hogar estable y una familia amorosa; de una familia que en este momento se encuentra destrozada.
Puedo decir que la muerte de Gael me partió el corazón, porque físicamente sentí el dolor en el pecho, mi corazón se quebró. No podía creer que me hubieran matado a mi alumno, es el tipo de noticia que ni en un millón de años me pudiera haber imaginado. Cuando vuelvo a ver a mis alumnos, quiero saber que se graduaron, que les va bien en la vida, que se casaron, que tienen hijos, pero nunca que murieron y menos en las condiciones en las que murió Gael.
Aún no puedo creerlo, no lo asimilo porque él no lo merecía y aún no era su momento de partir, él tenía un futuro brillante y mil sueños por cumplir que le fueron arrebatados en un abrir y cerrar de ojos y no es justo.
No es justo que esta guerra les arrebatara la vida a él y a su papá, no es justo que su hermano Alexander se encuentre entre la vida y la muerte, no es justo que su mamá se parta en dos para velar a su esposo e hijo y para cuidar a su otro hijo en el hospital. No es justo y no lo acepto.
Le arrebataron la vida a un gran niño y la alegría y tranquilidad a una madre que ahora tiene que aprender a vivir sin su hijo y sin su esposo.
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Este texto se publicó originalmente en Revista Espejo, se replica en virtud de la #AlianzaDeMedios de la que forma parte ZonaDocs:
https://revistaespejo.com/2025/01/23/atacaron-lo-que-mas-queremos/