Aunque sea un poquito, pensemos en las mujeres 

#ZonaDeOpinión

Por Anashely Elizondo / @Anashely_Elizondo (IG)

La frenética llegada de la derecha a diferentes partes del mundo nos tiene pendientes de las actualizaciones que estos dictadores “light” están aplicando a través de sus gobiernos. 

Desafortunadamente, estos personajes, quienes no pretenden esconder nada sus tendencias  fascistas o hasta nazis (ya lo vimos con Elon Musk), arrasan con agendas de derechos humanos que han costado años construir, la defensa de los derechos de personas LGBTTTIQ+, mujeres, infancias neuro divergentes, personas con menos recursos y sin acceso a la educación, migrantes, han quedado, una vez más, desprotegidxs.

En un caso muy particular, las mujeres, de nueva cuenta están siendo víctimas de administraciones gubernamentales que desechan sus necesidades; en un primer caso, tenemos al presidente de Argentina, Javier Milei, anunciado que eliminará del Código Penal de su país la figura del “feminicidio”, esta acción bajo el argumento de” defensa a la igualdad” y  a que “ninguna vida vale más que otra”. Tal vez habría que refrescarle la memoria al presidente y recordarle que el año 2024, Argentina registró casi 300 feminicidios (entre 255 y 294 feminicidios, según datos de EFE), desafortunadamente, no se puede saber con certeza debido a diversos factores, entre ellos, la modificación de las cifras por parte del gobierno. 

¿Por qué es importante nombrar el feminicidio? Antes de este término, todos los delitos que incluían a una mujer siendo asesinada por una ex pareja, novio, amigo de confianza, etcétera, eran malamente llamados “crímenes pasionales”, en los cuales, no existía la perspectiva de género, propiciando la revictimización y en la mayoría de los casos, parecían que ellas eran las “culpables” de su propio asesinato (ella le dio motivos, lo provocó, ya sabía que era muy celoso, estaba borracho y ella no era una santa). Es importante, como siempre, recordar que no todos los asesinatos de mujeres son feminicidios, para poder ser nombradoS como tal, tiene que existir una razón de género, la cual, debería de resaltar al momento de dictar una sentencia. 

Mientras tanto, en Rusia, el presidente Vladímir Putín, a través de su parlamento, prohibió a las mujeres expresar públicamente que no quieren ser madres, esto, como una presunta campaña para enfrentar la crisis de natalidad que enfrenta este país. Sin embargo, las multas que serán aplicadas a todas las mujeres que expresen su “negatividad” hacía la maternidad, incluso en una conversación informal, acechan entre los  cuatro mil euros en caso de particulares y cincuenta mil euros para las empresas. Asimismo, en el caso de que sea extranjera, será deportada.

Datos extraídos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, basada en acuerdos publicados por la Organización de las Naciones Unidas, declaran que las mujeres somos seres libres y autónomos; por lo tanto, tenemos derecho a decidir si queremos o no, ejercer la maternidad, esta decisión siempre tendrá que ser libre, voluntaria, informada, sin que se ejerza ningún tipo de violencia o coerción, dejando muy en claro, que esta prohibición impuesta por el presidente ruso, es una violación a la libre expresión, pero también, repercute indirectamente en las decisiones de las mujeres que buscan información y contextos que no incluyan la maternidad. 

En Afganistán, la condición en la vida de las mujeres y niñas ha sido terriblemente dañada desde la llegada de los talibanes, mismos que niegan las denuncias de discriminación de género, argumentando que actúan conforme a la sharia (ley islámica) y a la “cultura afgana”.

En este país, las mujeres no pueden ir a las escuela si son mayores de 12 años, trabajar, vestir como quieren, salir de su casa sin un acompañante (varón), practicar deporte, subir a un autobús, avión o auto sin un acompañante (varón), elegir con quién se casan, cuántos hijos quieren tener y cuándo mantener relaciones sexuales, no pueden tener ventanas, protestar, hablar en público, cantar ni ir a un salón de belleza. Y aunque, diversos grupos internacionales buscan proteger a estas mujeres y niñas, el sometimiento al que están expuestas ha creado un abismo emocional entre lo que podría significar una vida digna y libre.

Estos son sÓlo algunos de los retrocesos sociales que afectan a mujeres y niñas alrededor del mundo y aunque parece desolador pensar en todo lo que estos señores han destruido en tan poco tiempo (según ellos, en nombre de la libertad, de dios y de la vida), es de vital importancia seguir cuestionando, luchando y empatizando con estas violencias, para así nunca bajar la guardia, continuar la lucha, amplificar la red de apoyo y, sobre todo, para impedir que estas ideas sigan existiendo y dañado los pocos, pero significativos avances que se han logrado.

No perpetuamos ideales machistas, retrógrados, infectados de odio, busquemos siempre la verdadera libertad, porque si es lo que ellos prometen, entonces, yo no la quiero.

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Anashely Elizondo
Anashely Elizondo
Licenciada en Artes Visuales para la Expresión Fotográfica y becada en taller de fotoperiodismo de National Geographic. Colaboradora de la Gaceta y el Área de Prensa de la Universidad de Guadalajara. Enfoca su visión en temas relacionados con derechos humanos, feminismo y arte/cultura.

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