Los pueblos del Valle de Atemajac, territorio coca y tecuexe

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Por Omar Muñoz Raigosa / @gomoraigosa (IG)

El Estado-nación mexicano ha sustentado su mito fundador en los mexicas, pueblo de origen chichimeca que ostentó el dominio de otros pueblos, junto con los acolhuas de Texcoco y los tepanecas de Azcapotzalco, en el centro y parte del sur de lo que hoy es México. La historia oficial nos muestra que los mexicas (muchas veces llamados erróneamente aztecas) son el origen de este Estado-nación, incluso imponiendo un símbolo mexica como identidad nacional de todos los pueblos originarios y amestizados que habitaron y habitan los diversos territorios. 

El mito del origen mexica sirve para consolidar el borramiento de la gran diversidad de pueblos y lenguas que se hablaron y hablan en estos territorios, desapareciendo las diferencias para crear un ciudadano monolítico y que solo se sienta identificado a partir de una invención del Estado-nación. 

En Guadalajara se enseña la misma historia hasta nivel preparatoria. Solo que aquí se ha sumado un mito originario más racista y colonialista, somos una ciudad de origen criollo, blanca y católica. La historia de la fundación de Guadalajara nos habla sobre el criminal conquistador Nuño de Guzmán, Cristóbal de Oñate y Beatriz Hernández; si acaso, se nombra a la cacica de Tonallan Cihualpilli. Pero ¿qué pueblos habitaban el valle de Atemajac? 

El valle de Atemajac era una zona de confluencia entre los pueblos cocas y tecuexes, barrios o cabeceras municipales como Nextipac, Tonalá, Tlaquepaque, Zoquipan, Atemajac, Zapopan, Ocotán, Santa María Tequepexpan, Zalatitán, Tlajomulco, Huentitán, Tetlán, Tololotlán, Zapotlanejo y Xonacatlán, entre otras poblaciones con toponimias de origen náhuatl u otra lengua precuauhtémica eran habitados por cocas y/o tecuexes. Se tiene registro que convivían e inclusive se casaban aunque pertenecieran a pueblos distintos y hablaran lenguas diferentes.

Mapa del territorio Coca y Tecuexe obtenido de Baus de Czitrom, Carolin. 1982. Tecuexes y cocas. Dos grupos de la región Jalisco en el siglo XVI. INAH, México, p. 11.

Reconocer la convivencia entre los cocas y tecuexes nos sirve también para dislocarnos de una perspectiva historia colonialista, que nos hace pensar que los pueblos diferentes están condenados a luchar y buscar dominar al otro. Tanto en el Occidente de México como en el Centro, el conflicto no siempre era lo constante. Los pueblos otomí o mazahua convivían con los pueblos nahuas y purépechas, según el territorio habitado, compartiendo una cultura con lenguas y orígenes distintos. Lo mismo en el Occidente de México, tecuexes, cocas, zacatecos y guamares convivían. Claro que también había conflictos, en algunas ocasiones se aliaban para pelear defenderse de algún invasor. También había conflictos interétnicos, ya sea por territorio o en guerras floridas para obtener prisioneros para sacrificios rituales. Pero la guerra y el conflicto no era lo cotidiano. También hay registros de juegos de pelota en las regiones fronterizas entre estos pueblos, es decir, tenían juegos rituales o, quizá, solo recreativos.

Se celebra la cuarta fundación de Guadalajara, pero ¿por qué tuvo que ser fundada tantas veces? La primera fundación fue en Nochistlán, Zacatecas. Pero una confederación de pueblos caxcanes, guachichiles, zacatecos, tecuexes, cocas entre otros, se alzaron contra los españoles. Esto provocó una conflicto militar llamado Guerra del Miztón. Los rebeldes atacaron la recién fundada villa de Guadalajara, obligando a los colonizadores a resguardarse tras la barranca del río grande de Tololotlán, hoy conocido como Santiago, refundando la ciudad en tres ocasiones más. El primer virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, acudió con un ejercito de más de 30,000 hombres, entre ellos tlaxcaltecas y mexicas, para derrotar a los rebeldes. También se sumó Pedro de Alvarado, soldado de Cortés en la conquista de Tenochtitlán y conquistador de Oaxaca y Guatemala,  a la “pacificación” de los rebeldes, donde encontraría su muerte.

En realidad, falta mucho por investigar sobre los pueblos precuacuhtémicos en el occidente de México. Pero aprovechando la fecha de la fundación de la ciudad, hay que recordar a los pueblos que habitaron este territorios, pueblos que hoy son barrios o cabeceras municipales. También vale la pena mantener en la memoria que la instalación de la ciudad en este espacio fue a partir de una conquista sangrienta y de una gran rebelión. No permitamos que sea borrada la historia de resistencia y rebeldía de nuestros territorios.  

Para más información sobre los pueblos originarios del Occidente de México, recomiendo los textos de la investigadora Dra. Rosa Yáñez, así como las recientes investigaciones de José Manuel Gutiérrez Alvizo.  

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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