Trump: ¿Quiere ser un héroe?

Secreto a voces

Por Rafael Alfaro Izarraraz

El 13 de julio del año pasado, en el pueblo de Butler, Pennsylvania, Thomas Mattew Crooks, disparó contra el ahora presidente de los EU, Donald Trump, en un intento de magnicidio. En EU, lo ocurrido, no es una rareza, pero de todos modos llama la atención que hayan querido asesinar a quien ganaría las elecciones presidenciales en noviembre de 2024. Pero, ¿cómo es que querían asesinar a un presidente cuyo lema de campaña fue “Hagamos a EU (América) grande de nuevo”? Más allá de lo que en apariencia resulta un contrasentido, vale preguntarse ¿quiénes deseaban asesinar a Trump? ¿Por qué?

Dice el especialista en Geopolítica, Uriel Umpiérrez, que Trump es un personaje que desea ser recordado como uno de los mejores presidentes que ha tenido EU. Ese pensamiento asociado a un “ego” personal lo mantiene firme en una política en donde las altas y bajas de la bolsa no le importa a pesar de que los afectados (si es que existen porque ellos también controlan las bolsas) son Black Rock, JP Morgan, la banca de los Rothschild, entre otros, en los que predomina el capital de banqueros judíos (los de la sinagoga, dice Uriel). Son los grandes beneficiarios del deterioro de la grandeza estadounidense. Son los ganadores de la globalización y, para el Trump antiglobalista, constituyen un riesgo para la nación.

La globalización fue un modelo de economía parasitaria. Los promotores de ese proyecto globalista no son otros que los integrantes de las tecnológicas y la banca mundial que, estos últimos, en lugar de arriesgar su dinero en la inversión productiva y correr los riesgos como cualquier empresario decidieron crear un modelo en el que el dinero opera desde la City de Londres y se invierte en el monumental y gran negocio en que se convirtió EU. La compra de dólares que el gobierno de EU puso a la venta para financiar presupuesto y adquisición de bienes que antes producía, por lo menos como hemos apuntado más del 50 por ciento del PIB mundial se producía en EU en la posguerra.

Un negocio multimillonario y lo que le sigue, sin riesgos, pero que se ha transformado en un problema que empobrece a EU y su población pues, en consecuencia, la desindustrialización acarreó la caída de la educación estadounidense, la calificación de su mano de obra, la tecnología, creció el desempleo y el apoyo de instituciones de carácter social. Claro, esos desempleados no quieren ir a ocupar los puestos de los migrantes. Lo anterior en el contexto de las sucesivas crisis económicas, como la de 2008, ha ocasionado la quiebra de negocios familiares y la simple idea de adquirir una vivienda en los EU resulte más que imposible. La población con acceso al crédito vive endeudada de por vida en todo el mundo como parte de la empresa globalizadora.

Dice Umpiérrez, que a Trump, le salga bien o mal eso ya es otra cosa, porque tiene únicamente los cuatro años de su mandato para concretar sus sueños. Por lo que recuperar la grandeza de los EU, para Trump, pasa por una confrontación con la banca globalista financierista que reside en Londres y en Nueva York, por supuesto. Vamos, la riqueza que se ha concentrado en Londres a partir del fortalecimiento de la banca mundial tiene su matriz en Inglaterra y no en EU lo cual no quiere decir que Nueva York no cuente. Pero lo sustancial de las operaciones financieras se llevan a cabo desde la capital inglesa lo que implica que la subordinación tradicional del gobierno inglés a las políticas de EU ya no es posible.

Ya hemos expuesto en este espacio la relevancia de EU para el proyecto cultural colonial impuesto por Occidente al mundo. El papel que Inglaterra le había otorgado a EU, cediendo su lugar a la potencia emergente de la posguerra que fue EU. Sin embargo, los intereses son tan profundos que si bien es cierto, EU todavía sigue siendo una potencia militar, eso no fue suficiente como para que los intereses de la banca controlada por la élite judía mantuvieran su supeditación al gobierno en turno de EU, que es el de Trump. En el caso de la guerra ucraniana es más que evidente. A la élite financierista no le interesa poner fin a la guerra en Ucrania.

¿Por qué no les gusta? Un nuevo orden mundial que será un orden mundial de las élites asiático-occidentales (Rusia, su élite es pro occidental) atenta contra el mundo financiero creado por la élite judía en el mundo y en los principales centros de poder financiero. Tanto el Estado chino como el ruso no operan como lo hace el capital en Occidente. De entrada, el Estado tiene una mayor intervención, aunque en el caso de China esto ha ocurrido a partir de la llega de Xi Jinping. En China, la globalización significó la más brutal explotación de la mano de obra de esa nación y ha emergido un fuerte individualismo

Por otro lado, a los judíos les interesa el control del mundo y gobierno afines, pues se consideran un pueblo elegido. No tienen interés en la subordinación a naciones con otra cultura como la china o rusa. Ellos esperan la llegada del Mesías, por lo que se apuran para crear un mundo de conflictos que anteceden a la visión cósmica absurda que los guía.

A Trump tampoco le interesa la herencia de Occidente, quiere ubicar a EU como una potencia que se coloca en la mesa que hipotéticamente se repartirá el mundo. Por lo que Occidente está en su final, toda la estructura mundial creada por la posguerra es inoperante. Las alianzas políticas también se están redefiniendo y la conducción del mundo está en esa misma lógica. Por lo que el tema de la recuperación de la grandeza de EU pasa por la necesaria confrontación con la banca mundial que ha sido la principal protagonista de la globalización financierista y de la decadencia de EU (aunque no se debe únicamente a esos factores). A las fuerzas que han gobernado la globalización no les interesa un nuevo orden mundial, les gusta el que tienen ahora.

Debemos tener conciencia de Trump al alcanzar la candidatura como aspirante a la presidencia por el Partido Republicano, eso únicamente fue posible porque, como en su primer mandato, tenía como respaldo a núcleos de la clase político empresarial multinacional de EU, como la industria petrolera que se debilitó frente al proyecto imperial del proyecto “verde”. De lo contrario, jamás hubiera alcanzado la candidatura republicana. La frase de hacer a EU grande otra vez y rico, responde a intereses empresariales y populares afectados por la etapa globalista iniciada el siglo pasado. La globalización es contraria a las políticas que llevaron a desindustrializar EU, Europa y trasladar las empresas a Asia.

Ahora los gobiernos europeos que apoyaron a los demócratas en la reciente campaña presidencial, están en contra de Trump. Junto a ellos la élite inglesa se bajó del barco estadounidense para subirse al europeo, o mejor dicho a la inversa, la élite europea se plegó a los intereses de la mega élite financierista inglesa. La continuación de la guerra en Ucrania es una estrategia no sólo en contra de Trump sino de supervivencia, están apostando a mantenerse los cuatro años de mandato de Trump y tratará de ganarle la elección con el fin de recuperar el control del gobierno estadounidense. El punto es que igualmente, en cuatro años puede ser el escenario de un nuevo orden mundial.

Para ello se requiere que Trump entienda que no puede recuperar la grandeza a costa de las naciones que inclusive eran sus aliados ya no digamos sus “enemigos”. La imposición de aranceles a todo el mundo puede terminar en una gran coalición, como ocurre con los BRICS, que pueden imponer una derrota que pondrá fin a sus aspiraciones transpresidenciales. Ya EU no es una potencia única, aunque lo más grave de nuestros días es que no existe una corriente popular mundial que puede ofrecer una alternativa a los pobres del mundo. Con todas sus deficiencias, el modelo mexicano, obradorista, es limitado a sus fronteras y se entiende.

Las balas que dispararon en el mitin de Pensilvania no eran de los núcleos obreros que viven y que pasaron a distribuir pizzas. Igual, no vienen de grupos de países como China a los que Trump en su primer mandato había ya confrontado comercialmente. Los inversionistas chinos que pertenecen a las élites europeas y estadounidenses no se van a dar un tiro en el pie. La bala contra Trump vino de aquellas fuerzas que ya en otras ocasiones, en el pasado, han logrado eliminar presidentes como fue el caso de los Kennedy. En el mundo de la política se reconoce a ese grupo como el “Estado profundo”, es un gobierno detrás del gobierno que Trump al que no está dispuesto a someterse.

Parafraseando a Clinton, es la banca estúpido, es la banca…

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