La calle del Turco
Por Édgar Velasco / @Turcoviejo
Lo intenté, lo juro. No una, tampoco dos: lo intenté tres veces. Me rendí. Es probable que en los próximos ocho días lo vuelva a intentar, pero lo más seguro es que termine desistiendo. La cuenta regresiva para el 1 de junio prácticamente llega a su fin y hoy, viernes 23 de mayo, no sé ni siquiera si me voy a parar en la casilla para votar en las elecciones del Poder Judicial.
Con inocente candidez entré al sitio Conóceles, practica y ubica, habilitado por el Instituto Nacional Electoral. Como el título lo indica, se trata de una plataforma en la que la ciudadanía puede conocer a quienes participarán en la elección, cuenta con un simulador para que las personas conozcan las boletas que se usarán y un apartado para encontrar dónde se instalará la casilla ese domingo. Hasta ahí todo bien. Pero nomás hasta ahí.
Antes de continuar, voy a hacer una digresión: Jalisco es uno de los trece estados en los que no se va a realizar elección para el Poder Judicial local. El estado se encuentra en falta porque no realizó las reformas locales necesarias para alinearse con la reforma federal. Los otros 19 estados sí van a elegir cargos locales.
Ahora bien, aun cuando sólo se va a realizar la elección federal, en Jalisco las y los ciudadanos vamos a elegir 74 cargos: 9 ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 5 magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial, 2 magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), 3 magistraturas de la Sala Regional Guadalajara, 32 magistraturas de circuito y 23 jueces y juezas de distrito.
En total, cada persona que llegue a la casilla recibirá seis boletas y deberá darle su voto a un listado de nombres de personas que difícilmente conoce. Nada más en la boleta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hay más de 60. Puede que le resulten conocidos nombres como Lenia Batres Guadarrama o Yasmín Esquivel Mossa, porque son ministras en funciones y de vez en cuando salen en las noticias, pero el resto… y así para cada boleta.
Para eso, claro, está el apartado “Conóceles”, en los que los curiosos podemos conocer generalidades de cada candidato. Pero, seamos sinceros, si con trabajo conocemos las trayectorias de tres contendientes presidenciales cada seis años; si difícilmente reconocemos a quienes se postulan para ser personas diputadas —cada tres años— o senadoras —también cada seis—; si no conocemos a las planillas de regidores… ¿de verdad nos vamos a dar abasto para indagar en los perfiles de más de un centenar de personas? Y a eso súmenle el respectivo listado de personas de los estados en los que sí van a realizar elección local.
Y vaya que la gente está haciendo su esfuerzo: según el contador habilitado por el INE, el apartado de “Conóceles” ha sido consultado 7 millones 559 mil 724 veces desde el 30 de marzo y hasta el momento que tecleo esto.
Por otro lado, dejando de lado a las personas candidatas, el otro punto a considerar es… ¿qué es exactamente lo que estamos eligiendo? Vuelvo al ejemplo: de alguna u otra manera, estamos más o menos familiarizados con el trabajo de la SCJN, por lo que más o menos podemos darnos una idea —quizá muy vaga, seguramente muy pobre— de qué es lo hacen las y los ministros. Pero… ¿qué es y qué hace el Tribunal de Disciplina Judicial? ¿Qué hacen las y los magistrados del TEPJF? ¿Qué es una sala regional? ¿Qué hacen los magistrados y magistradas de circuito? ¿A quién y cómo atienden los jueces y las juezas de distrito?
Hace unos meses escribí acá, en el contexto de la reforma al Poder Judicial, que nadie defiende lo que no conoce. Ya no se trata de defender: la reforma pasó y por eso estamos con un pie en la casilla para escoger a personas desconocidas para que hagan tareas de las que no tenemos la menor idea. Y si bien es un deber ciudadano informarse, creo que faltó mucha difusión para entender y, sobre todo, comprender la importancia de los cargos que estamos eligiendo. Sobre todo considerando que es la primera vez en toda la historia del país que se realiza este ejercicio. Me atrevo a asegurar que hoy, más que nunca, vamos a asistir a las casillas a ciegas, sin saber bien a quién vamos a elegir ni para qué.
Y eso, claro, en el remoto caso de que vayamos a la casilla: hace unos días estuve en una charla en la que Reyes Rodríguez Mondragón, magistrado de la Sala Superior del TEPJF (quien, por cierto, no está en la boleta correspondiente), afirmó que la proyección del INE es que el domingo 1 de junio va a participar apenas el 15 por ciento del padrón electoral. Una nada.
Y en medio de este laberinto judicial y electoral, el minotauro: la elección no va a mejorar la impartición de justicia en el país. Muchas voces han señalado que la reforma al Poder Judicial no tocó a las fiscalías ni a los ministerios públicos, que es en donde está cimentada buena parte de la impunidad que impera en México. Santiago Aguirre, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), lo sintetizó de manera impecable, e implacable, hace un par de meses:
“Pueden ser electas por sufragio todas las personas juzgadoras del país, sin que el horror de Teuchitlán y la desastrosa respuesta de las fiscalías cambien un ápice. Las y los ministros de la Suprema Corte serán votados pero la fiscalía de Jalisco seguirá extraviando evidencia, la Fiscalía General seguirá sin capacidades para investigar y desarticular redes macro-criminales y el resto de las fiscalías continuarán en su inercia de mediocridad. Esa es la verdad”.
Y como dijo aquel: aquí les pregunto: ¿van a votar?, ¿ya saben por quién?
