En el huerto comunitario del colectivo Un Salto de Vida, en El Salto, Jalisco, se reúnen alrededor de 40 personas para una sesión de escucha comunitaria. Con talleres y actividades, comida, y canciones de lucha, tres generaciones se encuentran para escuchar un podcast producido por la misma comunidad, y que hace un recuento las dos décadas de historia del colectivo.
Por: Andrés de la Peña / @andres_dlap
El martes 20 de mayo se lanzó el quinto episodio del podcast “Periodismo de lo Posible” titulado “Jalisco: un vivero comunitario para defender el río y la vida”. Periodismo de lo Posible es un proyecto que viaja por todo el país para recopilar las historias de colectivos organizados por la defensa del territorio, narradas y producidas por sus propios integrantes.

Este episodio, disponible en Spotify, retoma la historia del colectivo Un Salto de Vida tras dos décadas de lucha contra las acciones del gobierno de Jalisco y las industrias de la región, quienes han convertido al río Santiago en una zona mortalmente contaminada. En su producción participaron Rebeca o “Rebe” (integrante de Un Salto de Vida), Lucho, Fito y Marta, todos jóvenes que dedicaron meses a investigar la historia del río.
“A nosotros nos tocó vivir, y beber agua directamente del río, de los canales. Y nos tocó también ver la primera fábrica que se instaló” ─ Pedro de Anda, integrante de Un Salto de Vida, cita tomada del episodio “Jalisco: un vivero comunitario para defender el río y la vida”.

La sesión de escucha del 20 de mayo se configuró como un festival. Por ejemplo, además de impartir un taller de serigrafía para imprimir el cartel oficial del podcast en en playeras y bolsos, el artista Miya Tafari, autor de la canción “regresen nuestro río”, interpretó dos canciones de rap dedicadas a la historia de lucha en El Salto, Juanacatlán, y diversas comunidades que se han articulado para denunciar el ecocidio.

También se impartió un taller sobre recolección y siembra de semillas de agave autóctono, de variedades que, según explicó el biólogo impartiendo el taller, tienen un impacto ecológico positivo y forman parte del sistema de plantas de un bosque a diferencia del agave tequilana weber que se planta en cantidades industriales.
“Yo ya estaba grande, tenía como nueve años o diez. Cuando llegamos a fregar pues todo el río estaba lleno, blanco, de puros pescados muertos. ─ Tibu Cárdenas, integrante de Un Salto de Vida, cita tomada del episodio “Jalisco: un vivero comunitario para defender el río y la vida”.
El festival, y la escucha comunitaria del episodio, convocó a cuatro generaciones: la de Pedro de Anda y Tibu Cárdenas, quienes presenciaron la transformación del río en un espacio tóxico y peligroso; la de Sofía Encino, cofundadora de Un Salto de Vida, que se armó técnicas y conocimientos para documentar el ecocidio; la de Miya Tafari, Rebe, Fito, Marta y Lucho, que ha empleado el arte y el periodismo para documentar tanto los atropellos como la lucha y, finalmente, un generación de niñas y niños que participaron dibujando, imprimiendo en playeras, cantando, jugando y escuchando sobre el río.

Después de un día completo de actividades, que se alargó hasta la noche, la jornada concluyó con la escucha colectiva del podcast y una discusión en grupo sobre la problemática y su historia. Un Salto de Vida aprovechó para convocar a todo un ciclo de actividades, desde más talleres sobre semillas hasta nuevos círculos de escucha, que se llevarán a cabo a lo largo del mes y se anunciarán en sus redes en Facebook y en Twitter.
