El pasado 20 de mayo de 2025, la diputada local Brenda Carrera presentó una iniciativa para reformar el artículo 61 de la Ley de Educación en Jalisco. Su propuesta busca prohibir el uso de teléfonos celulares en escuelas de nivel básico, con el argumento de proteger los procesos educativos y prevenir riesgos como: el ciberacoso.
Aunque parte de una preocupación legítima, especialistas en alfabetización digital advierten que la medida es insuficiente y poco viable. Coinciden en que el foco del debate no debería centrarse en prohibir o no los celulares, sino en cómo formar a niñas, niños y adolescentes para un uso crítico, seguro y consciente de las tecnologías en un mundo inevitablemente conectado.
Por Alondra Ángel / @AlondraAngelRo
Rodrigo González, coordinador de la Cátedra de Alfabetización Mediática e Informacional de la Universidad de Guadalajara, considera que la iniciativa de prohibir los teléfonos celulares en las escuelas de educación básica de Jalisco “nació muerta”, no por su intención, sino por su forma de implementación. En entrevista con ZonaDocs, explicó que el acceso a los celulares por parte de infancias entre 8 y 11 años no suele ser una elección, sino una imposición del entorno: “el dispositivo les facilita la vida en ciertos aspectos”.
El problema, advierte, no es solo educativo, sino cultural: el celular ha adquirido usos sociales fundamentales para las infancias y adolescencias, como la vinculación con sus familias, el entretenimiento, el acceso a la información, y la construcción del “yo digital” (self digital).
“El gran problema es que si los usos sociales están tan arraigados al teléfono —más allá de la vigilancia— va a ser muy difícil erradicarlo. Es decir, por más que lo intentemos, no va a pasar”, expresa el especialista.
Además, considera que un enfoque punitivo podría generar el efecto contrario al deseado: incentivar el uso clandestino. “Esto incluso hace a las personas más creativas”, por lo que, considera el especialista, se haría más difícil su regulación dentro de las escuelas.
Lo que opinan niñas, niños y adolescentes
Las voces de las y los estudiantes también reflejan las distintas formas en que se relacionan con el celular en la vida cotidiana y dentro del ámbito escolar, razón por la cual organizaciones como Tejer Redes Infancisaseñalan que iniciativas que buscan prohibir su acceso a la tecnología: no pueden darse sin tomar en cuenta su opinión.
“Mi mamá me presta su celular ya que acabo mi tarea, pero no me deja llevármelo a la escuela. Yo sí he visto compañeros que se llevan los suyos a la escuela y los sacan para estar viendo otras cosas, no le ponen atención a la clase, entonces, yo creo que si los quitan hasta estaría mejor”, —Valentina, 10 años.
“En la escuela nos han dicho que no podemos llevar ni tablets ni celular porque vamos a estudiar, no a jugar, pero sí hay compañeros que se los llevan y después se andan peleando por ver videos y jugar. No ponen atención a las clases. A mí sí me gustaría que los prohibieran y los castigaran porque siento que no está bien que se los lleven a la escuela y se distraigan con eso”, —Ian, 10 años.
“En mi clase, el maestro nos deja tenerlo en la mochila y sólo sacarlo en caso de una emergencia o algo realmente urgente. Y yo sí he visto que mis compañeros respetan eso”, —Axel, 13 años.
“Yo lo llevo porque mis papás trabajan y me regreso sola. Estoy en casa sola por las tardes. Cuando llego, les aviso que llegué bien y nos estamos comunicando en la tarde. Pero en la escuela no lo uso, nadie sabe que lo llevo y realmente no lo necesito cuando estoy ahí”, —Atziri, 14 años.
Más allá de la prohibición: alfabetización digital
Rodrigo González señala que el verdadero reto es ayudar a las infancias a comprender lo que implica convertirse en sujetos comunicativos. Eso requiere que adultos responsables —madres, padres, tutores y docentes— se involucren activamente en acompañar su vínculo con el celular.
En primaria, argumenta, lo ideal sería que las y los estudiantes no usaran el teléfono móvil, pero esto sólo es posible si hay un acompañamiento fuerte desde la familia. En secundaria; sin embargo, el panorama cambia: las y los adolescentes están construyendo su identidad también a través del entorno digital.
“Ahora tienes un self digital, y quitártelo es también quitarte el acceso a muchas otras cosas: desde sistemas sociales de oportunidades hasta la capacidad de vincularte con otros por el medio natural de esta generación”, señala.
Por ello, propone que, más que prohibir, se debe regular su uso con conciencia. Para ello es indispensable desarrollar una alfabetización mediática integral que incluya a la escuela, la familia y los medios de comunicación.
Lo que piensan madres de familia
Desde el entorno familiar, las madres también expresan su preocupación por la seguridad y el acompañamiento de sus hijas e hijos, así como su esfuerzo por establecer reglas claras sobre el uso del celular:
“Yo trabajo todo el día y le tuve que dar un celular para comunicarme con él, para saber si llegó bien con su abuela. Además, le ayuda a que haga su tarea porque yo llego ya tarde. Si lo prohíben, sí me sería difícil saber cómo está mi hijo, qué está haciendo y, hasta cierto punto, me tendría bastante preocupada no saber dónde está o qué hace”, —Laura, 33 años.
“Yo sí estoy de acuerdo con que no lo usen en el horario escolar, pero no con que los prohíban o se los intenten quitar del todo. Personalmente, cuando les presto mi celular están en un lugar donde yo puedo ver lo que están viendo. No lo usan tanto tiempo y siempre estoy pendiente de lo que hacen con el celular”, —Isabel, 38 años.
“Estaría bien que se los prohíban, porque no es posible que los niños sean tan dependientes del celular. Me parece que la escuela es un lugar para que aprendan y socialicen, y el celular sólo los distrae. Yo siempre regulo el tiempo que mis hijos los usan, les autorizo qué ver y procuro también informarme de qué cosas circulan en redes sociales que no les beneficien, porque no solo es soltarles el celular, es enseñarles cómo usarlo”, —Ana, 32 años.
El punto, como se hace ver desde la Cátedra AMIDI, es que también se trabaje con los padres y madres en temas de alfabetización mediática, pues la conexión con las pantallas no es algo que sólo ocurra en las escuelas, sino que es algo que sucede principalmente en el hogar.
¿Es el celular el problema? El caso de Australia y la regulación de redes
Para Rodrigo González, el problema no está en el dispositivo, sino en el acceso no regulado a redes sociales. Por eso, destaca el ejemplo de Australia, donde se aprobó una legislación que impide el registro en redes sociales a menores de 16 años. No se prohibió el celular, sino que se diseñó un control técnico en colaboración con proveedores de servicios digitales.
“Hay un control vertical muy técnico. Ni siquiera intentaron quitarles el celular, porque el principal peligro son las redes sociales”, explicó.
Esto muestra que es posible desarrollar políticas públicas realistas, orientadas a la protección digital sin caer en medidas represivas ineficaces.
De sujetos pasivos a agentes críticos
La conclusión de Rodrigo es clara: el reto no es normar el celular, sino transformar la relación que niñas, niños y adolescentes tienen con él. La clave está en convertirlos en agentes sociales conscientes, no en simples usuarios sujetos a prohibiciones o controles externos:
“El problema es que tenemos muchos sujetos sociales, sujetos a las circunstancias y que no pueden liberarse de ellas. El asunto sería podernos volver agentes sociales: tener agencia. Sería muy diferente estar conscientes de lo que hacen los teléfonos, las redes y las tecnologías en general, y decir: ‘okay, con base en esto yo puedo hacer esto’. Y entonces estoy teniendo una actividad proactiva, soy consciente de eso y actúo en consecuencia”, concluye.
¿Qué hacer entonces?
En el perfil de Youtube de la Cátedra de Alfabetización Mediática e Informacional de la Universidad de Guadalajara se ofrecen diversos videos para informarse más del tema; aquí les recomendamos los siguientes: