De tin marin de do pingüe, primeras reflexiones sobre la elección del poder judicial

Pesimismo Esperanzador 

Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ

El domingo primero de junio se realizó la primera elección extraordinaria del Poder Judicial de la Federación. La primera gran duda era ¿cuánta gente participaría? la segunda era ¿quiénes son los ganadores?. Guadalupe Taddei, presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), informó el mismo domingo, a las 23:00 hrs., que la estimación en la participación ciudadana era entre el 12.5 y el 13.3% de la lista nominal; y hasta el corte del martes 3 de junio a las 8:30 hrs., Hugo Aguilar Ortiz encabezaba el conteo de votos para convertirse en el siguiente presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Los otros magistrados serían: Lenia Batres, Yasmín Esquivel, Loreta Ortiz, María Estela Ríos, Sara Herrerías, Giovanni Figueroa, Irving Espinosa y Arístides Guerrero. Los resultados se darán a conocer en orden de conteos, que empezaron con la SCJN y terminarán con las y los jueces de distrito. El INE estima que alrededor del 10 de junio conoceremos la totalidad de los resultados.

Como anuncié en mi entrega pasada, sí fui a votar y comparto mi experiencia. En primer lugar, como en muchas conversaciones que escuché, la afluencia de votantes fue mínima, a tal grado que cuando llegué parecía que no había casilla y hasta ese momento (14:00 hrs) sólo se había llenado una urna donde estaban los seis votos revueltos de todas las personas que habían acudido a emitir sus sufragios. En un lugar donde me ha tocado hacer largas filas para votar, esta vez estaba solo… muy solo. Efectivamente la votación resultó muy compleja, porque implicaba leer todas las candidaturas de las seis boletas para emitir el voto (salvo que llevaras un acordeón), además, en los casos de las boletas para elegir Magistrados de Tribunal de Circuito o jueces y juezas de distrito, se tenía que optar por la renovación en materia penal, administrativa, civil y mixta. En la mayoría de los casos las personas que sí fueron a votar no sabían muy bien por qué iban a votar y por quiénes iban a votar, con lo cual, se aplicó el conocido y rebuscado método de: “de tinmarín de do pingüe”.

Ahora el debate está colocado entre los que dicen que fue un éxito político de la Cuarta Transformación y lo que descalifican el proceso de elección. Para argumentar sus posiciones, los primeros aluden a los ejercicios de ratificación de mandato de Andrés Manuel López Obrador y la consulta para hacer juicio político a los ex -presidentes. En el primer ejercicio participó el 17.7% de la lista nominal, en el segundo el 7.1% de las y los posibles electores salieron a depositar su voto en las urnas. Si se compara desde esta lógica, la elección de jueces y magistrados se ubicó a la mitad de estos dos ejercicios anteriores, por lo que, a pesar de la baja participación, era un resultado esperable a una elección de corte extraordinario como lo fue esta. Los detractores de la elección plantean que el año pasado salieron a votar el 61% de las y los ciudadanos con posibilidad de hacerlo, con lo que se puede afirmar que el 48% de los votantes que en 2024 participaron en los comicios, esta vez decidieron no hacerlo. En este caso argumentan, que es tan importante elegir al titular del Poder Ejecutivo federal, como a la presidenta y los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con lo cual esta elección se puede considerar un fracaso por la participación tan baja.

Las interpretaciones sobre esta abstención son muchas y no se contraponen entre ellas. Hubo personas que no se enteraron del proceso y por eso no participaron, otros no lograron entender la relevancia del asunto y tampoco conocieron las candidaturas; y por esta razón no acudieron a las urnas; algunos más, con plena conciencia optaron por abstenerse porque consideraron que el proceso electoral estuvo mal desde el principio y no tenía el consenso social suficiente. La mezcla de la falta de legitimidad política, de ausencia de pedagogía política y la complejidad de la elección nos dieron como resultado que el 86% de las y los ciudadanos en la lista nominal decidieran no votar.

Si la legitimidad de las personas que administraran la justiciaen México se basa en el voto popular, está claro que las y los nuevos juzgadores van a comenzar su labor con mucha precariedad política, porque habrán llegado a sus cargos con muy poco apoyo popular. Esto puede ser un problema y la necesidad de fortalecer y autonomizar este poder está en riesgo de lograrse. Por lo pronto seguiremos analizando resultados y consecuencias.

Como siempre no se puede dejar de agradecer a las y los ciudadanos que fungieron como funcionarios de casilla, a ellas y ellos mi reconocimiento.

Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com

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Pesimismo esperanzador
“Pesimismo esperanzado” es una columna escrita por Jorge Rocha, Profesor e investigador del ITESO.

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