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Por Laura Gutiérrez Bauer*
La educación es una de las banderas más visibles del gobierno de la Cuarta Transformación (4T). Su discurso promueve una postura humanista, comprometida con la realidad social y enfocada en fomentar la participación activa de los estudiantes. Sin embargo, en el estado de Tamaulipas, las prácticas dentro de las instituciones educativas a nivel superior distan mucho de esos ideales.
Quienes en el estado se declaran “morenistas de corazón”, caen frecuentemente en las mismas actitudes que atribuyen a los viejos partidos del PRI y el PAN. No es un fenómeno nuevo: históricamente, las instituciones educativas estatales han sido utilizadas como cajas chicas y plataformas de control político en varios estados del país.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) es un claro ejemplo de lo anterior. Durante décadas, ha sido controlada por grupos de poder que operan como extensiones políticas dentro del aparato estatal. El llamado “Grupo Azul”, que hasta hace algunos años fue encabezado por Gonzalo Hernández —quien acumuló denuncias por acoso que nunca prosperaron—, ejerció durante mucho tiempo este control en tan sólo una Facultad o Unidad Académica de Multidisciplinaria.
Hoy, aunque el “Grupo Azul” ya no existe formalmente, el control de la UAT recae en el actual rector, Dámaso Leonardo Anaya Alvarado. Es un secreto a voces que su nombramiento responde más a su parentesco con el gobernador que a sus méritos académicos o de gestión.
Su administración ha priorizado el impulso a actividades deportivas, mientras se descuida la inversión en aulas y laboratorios. Como, por ejemplo, la UAMRA Aztlán que extrañamente la directora fue destituida por no adaptarse o no cuadrarse con el Rector, pues su dirección estaba enfocada a la atención de las necesidades de los estudiantes; sin embargo, un día, dicha directora desapareció de las cámaras y fue sustituida por otra que es controlada directamente por el rector, pero también dentro del presupuesto general de la UAT podemos observar que gran parte del dinero es destinado para actividades deportivas y menos para la ciencia, se puede observar en cada uno de los laboratorios en muchas Unidades Multidisciplinarias en el estado. Además, de ejercer presión sobre directores de Unidad para colocar personas afines, consolidando así un modelo de control institucional que reproduce las prácticas clientelares del pasado.
Resulta reveladora la comparación del rector entre la UAT y la Universidad de Monterrey (UDEM). Durante una reunión, afirmó que ambas tienen una calidad educativa comparable, según su propio hijo que estudia en la UDEM y no en la institución que él encabeza. Esta afirmación expone una contradicción: si realmente confiara en la calidad de la UAT, su hijo no estudiaría en una universidad privada. Es un ejemplo más de cómo ciertos actores de la 4T adoptan discursos populares mientras mantienen privilegios personales que desmienten sus palabras.
El panorama se repite en otras instituciones del estado. La Universidad Tecnológica de Matamoros, por ejemplo, está actualmente dirigida por la Mtra. Diana del Masso Quintana, cuya experiencia previa se limitaba a la dirección de una escuela de ballet y a su paso como regidora en Matamoros. Su nombramiento como rectora respondió a su cercanía con el círculo político del gobernador. A pesar de los intentos por mejorar su imagen, su gestión ha reproducido las viejas prácticas: acoso a estudiantes por parte de docentes, condicionamiento de calificaciones a la participación en actos políticos, problemas de transporte, y deficiencias en los servicios básicos. Además, decisiones administrativas, como la concesión de la cafetería a allegados y la expulsión de vendedores ambulantes, parecen responder más a intereses personales y de imagen que a una verdadera preocupación por el bienestar estudiantil.
Por su parte, en Reynosa el Mtro. Edgar Garza Hernández, rector de la Universidad Tecnológica de Tamaulipas Norte (UTTN), también designado por afinidad política, ha impulsado una estrategia de fortalecimiento institucional basada en la certificación de docentes como candidatos Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP). Sin embargo, este proceso se ha visto acompañado por la proliferación de programas de doctorado de baja calidad, ofrecidos por el Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa (CRETAM), que más que elevar el nivel académico, parecen alimentar un negocio amparado por el gobierno estatal. Pero también, la dirección de dicha universidad está enfocada a aumentar la matricula estudiantil, pero no su calidad o la mejora de la infraestructura.
Más allá de realizar posgrados de baja calidad, el CRETAM ha capacitados doctores por todo el estado, cobrando recursos a las mismas instituciones a la par que recibe beneficios de proyectos de organismos internacionales como la UNESCO, o federales vinculadas a la educación, sin embargo, cada uno de sus proyectos siempre culminan en bailables y pocos resultados. Es decir, esta institución no sólo se dedica a enriquecer las aras del gobierno estatal, sin dar resultados en la mejora educativa.
Así, mientras la 4T sostiene su compromiso con la educación, en Tamaulipas la realidad evidencia lo contrario: los nombramientos en las universidades responden a criterios políticos y no a méritos académicos o de gestión. Las viejas prácticas de control, acarreo, desvío de recursos y clientelismo persisten, aunque bajo nuevos rostros. No puede haber transformación educativa real si quienes dirigen las instituciones carecen de visión, capacidad y compromiso genuino con la formación de los estudiantes.
El cambio, en este contexto, sigue siendo un discurso pendiente.
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El nombre de quien escribe este texto se cambió por motivos de seguridad.
Es una verdadera lástima que privilegien la lealtad sobre la eficiencia de quien dirige las facultades o instituciones educativas superiores. Tristemente sigue siendo un pendiente el avance de ciencia, humanidades y mucho menos la tecnología a la que se fiscaliza todo y se otorga dinero a cuenta gotas hasta para lo más básico
La educación en México está fatal, en todos los niveles. Realmente no le están apostando a los niños ni jóvenes y claro el gobierno del cambio le interesa más continuar robando que buscar alternativas para transformar de fondo a la educación. También faltó decir que el Rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas es un acosador de maestros y tiene un grupo de criminales o ex presos que lo cuidan, además de golpear a quien no lo quiere.