En Pie de Paz
Por Francisco Javier Lozano Martínez ***
Parece que vamos avanzando como sociedad en el tema de la cultura de paz como una idea que es posible materializar en muchos niveles. Si bien desde la academia hemos ido construyendo todo un andamiaje conceptual al respecto, pensar y escribir sobre las representaciones y los anhelos de paz en nuestra cultura y sociedad tan solo es una pequeña parte que requiere el fundamento para su realización. Decir que “la paz la construimos todas y todos” es tan ambiguo como complejo, aunque sea una premisa con mucho peso para comprender que no es tarea fácil.
Ver la cultura de paz en marcos normativos, en políticas institucionales internas, en políticas públicas y programas educativos, es la representación tácita de que la cosa requiere estrategia y acción, pensando en que tenemos que obligarnos a internalizar la idea y educarnos a la paz, pero también estar dispuestos a construirla con acciones coherentes.
No es tarea fácil, porque sí, es necesario primero apostarle a que los principios y valores de la cultura de la paz están penetrando conciencias, para después observar que están moviendo voluntades y modificando prácticas. Donde sea, en todas partes, en lo privado y en lo público, en las relaciones, en las formas de trabajo, en los aprendizajes.
Jalisco es un estado de la república que tiene tiempo institucionalizando la paz. Tenemos una ley de cultura de paz, un programa estatal de cultura de paz, instituciones y consejos de prevención social, instituciones y centros de justicia alternativa para la solución de conflictos, universidades públicas y privadas que han institucionalizado la cultura de paz en sus propias políticas y programas educativos, comisiones parlamentarias, redes intermunicipales, agendas de paz territorial, convenios de colaboración entre organismos públicos y civiles, políticas deportivas y artísticas para la prevención, iniciativas para centros escolares que promueven la educación para la paz, mesas y observatorios ciudadanos, etc.
Hasta cierto punto me alegra ver que algo están haciendo las instituciones que tienen que transformar las ideas en leyes, reglamentos o políticas específicas. Lo desconcertante es darnos cuenta de que, en realidad, se requiere mucho más para que la paz se convierta en elemento profundo que forja el carácter de una cultura. Pero no hay que desanimarse con eso. Si ahora hablamos y educamos del asunto con más intención, y forjamos el carácter suficiente para que la paz sea posible en nuestros tiempos a partir de esfuerzos específicos, es probable que algo quede en la formación de las nuevas generaciones que crecerán con otros elementos para vivir en comunidad.
Nuestra generación adulta, que hoy está estudiando, tomando decisiones, diseñando y ejecutando políticas específicas para la cultura de paz tiene la obligación moral de vivir en consecuencia, poner el ejemplo pues. Hay infancias y juventudes que observan y escuchan. Y en este sentido, la coherencia también es formativa. Ver viralizados a dos senadores pelearse a palabras y golpes después de cantar el himno nacional, no solo es vergonzoso sino profundamente incoherente. Da pena pensar que aquellos que tienen el poder de la palabra para transformar y crear leyes en pro de la paz, usan los puños y los insultos para resolver su absurda agenda personal a la que llaman “política”.
La transformación de principios y valores en una cultura es un proceso de largo alcance, que no necesariamente tiene un puerto de llegada, pero que soporta el viaje para una mejor coexistencia. Me parece que cada vez podemos ser más conscientes de eso. Solo implica recordar que la cultura de paz, que cada vez más atraviesa políticas institucionales específicas, también requiere un ejercicio que nos obligue a la coherencia. Construir la paz requiere vivirla en consecuencia.
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Profesor universitario. Certificado Internacional en Cultura de Paz y Gestión de Paz Vinculativa. Miembro del Cuerpo Académico UDG 1097 “Cultura de paz y participación ciudadana”. Integrante del Centro de Estudios de Paz (CEPAZ) del Instituto de Justicia Alternativa de Jalisco (IJA) / francisco.lozano@udgvirtual.udg.mx


