Pesimismo Esperanzador
Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ
El primero de septiembre de 2025 la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo presentó su primer informe de gobierno. Cabe señalar que en este ejercicio hay varias particularidades, la primera es que la titular del Poder Ejecutivo Federal presenta su primer informe de gobierno luego de once meses de gestión, ya que se cambió la fecha de toma de posesión del primero de diciembre al primero de octubre; la segunda es que Claudia Sheinbaum tiene en este momento mayoría calificada en las dos cámaras del Poder Legislativo, con lo cual los cuestionamientos a su administración sólo vendrán de la menguada oposición política que existe en México; y en tercer lugar, dado que la presidenta de México continuó con el ejercicio de las “mañaneras del pueblo”, seguramente no habrá novedades importantes en este ejercicio.
Desde hace varios sexenios los informes de gobierno presidenciales dejaron de ser un espacio de debate público con gran significado para el país, casi en ninguna de sus ediciones se convirtieron en el ejercicio de rendición de cuentas que el país necesita y cada vez tiene menor impacto en la opinión pública, salvo en el “círculo rojo” que inunda las editoriales con los comentarios sobre la gestión presidencial.
De acuerdo al periódico nacional El Financiero, Claudia Sheinbaum llega a su primer informe de gobierno con una aprobación del 74%, que implica siete puntos porcentuales más que los que tuvo Andrés Manuel López Obrador en su primer año de gestión.
Más que hablar del informe en sí mismo, lo que me parece más valioso es hacer una evaluación del trabajo de la presidenta en este primer año de su gobierno. Para ello planteo cuatro asuntos que me parecen nodales de los últimos once meses:
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- Relación bilateral. Uno de los asuntos qué más tiempo le ha llevado a la presidenta en su inicio de gobierno, ha sido la gestión de la relación con el gobierno de Estados Unidos, sobre todo con todos los amagos de Donald Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos y por las demandas al gobierno de México en la agenda de seguridad y en aspectos migratorios. Algunos sectores del país han visto con beneplácito la prudencia de Claudia Sheinbaum en esta relación, y otros la han criticado por la falta de firmeza y contundencia de la presidenta de nuestro país frente a las acciones del primer mandatario republicano. Se espera que estas vicisitudes continúen al menos otros tres años y medio. Habrá que ver si esta prudencia sigue siendo la mejor estrategia.
- Seguridad. La agenda donde la gestión de López Obrador dejó más pendientes fue en la inseguridad del país. En lo que va del sexenio si se ha visto una forma distinta de encarar este grave problema, con más detenciones, decomisos y personas deportadas, sin embargo, el número de homicidios se mantiene en una meseta alta, las personas desaparecidas se siguen incrementando y hay estados del país que están inmersos en severas crisis de violencia, por ejemplo, Sinaloa. Es cierto que hasta ahora el funcionario más mediático del gabinete de la presidenta es Omar García Harfuch, y eso otorga cierta tranquilidad, pero los índices de violencia se mantienen preocupantemente altos.
- La elección del Poder Judicial de la Federación, entre ellos la renovación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue un proceso desaseado, lleno de problemas, con muchas deficiencias, poco participativo y sobre todo que no otorga ninguna certeza de que los problemas de la administración de justicia en el país, se vayan a resolver de forma definitiva. La presidenta de México no fue capaz de intervenir en este proceso para hacerlo de mejor manera y tampoco pudo contener la “prisa” que le imprimió a la elección el ex – presidente López Obrador. Las pocas experiencias conocidas donde se han elegido jueces, por ejemplo, Bolivia, ha resultado un desastre. A nadie le conviene que nuestro Poder Judicial siga sin funcionar.
- Luego de un año al frente del Poder Ejecutivo Federal, Claudia Sheinbaum no ha logrado librarse de la sombra del liderazgo político de López Obrador, tampoco ha podido entablar una relación constructiva con su propio partido, ya que en algunas agendas los morenistas le “corrigen” la tarea. Y todavía mantiene en el gabinete a funcionarios obradoristas con un nulo protagonismo y que poco han contribuido a resolver problemas sustantivos del país. Para este momento político muchos esperaban una toma de distancia con el tabasqueño, que hasta ahora no se ha concretado, pero que tiene como efecto que se perciba a la presidenta con cierta debilidad política.
Uno de los asuntos que ha provocado un nivel de debate público tan precario a lo largo de estos once meses, es la incapacidad de la oposición política formal que sigue ausente en el escenario público y que sólo se hace presente a través de escenas bochornosas. Habrá que seguir analizando el desempeño de la presidenta de México.
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