En medio de la lucha estudiantil en la Universidad de Guadalajara, los colectivos han encontrado en la cultura popular un lenguaje propio para expresar sus demandas. Pokemones como Charizard, Riolu, Mudkip o Chespin, junto con animales como el tlacuache, se han convertido en emblemas que condensan identidad, memoria y resistencia.
Estos símbolos no sólo circulan en redes sociales, también ocupan las calles, articulando lo digital con lo presencial y proyectando mensajes que buscan desafiar la estigmatización institucional y fortalecer la colectividad.
Por Vanessa Briseño / @nevervb
En las últimas semanas, las redes sociales se han cubierto de información referente a la lucha estudiantil de los diversos centros universitarios de la Universidad de Guadalajara (UdeG), donde exigen mejoras en las condiciones educativas, así como la democratización del proceso para elegir al consejo general universitario. Durante este proceso, el estudiantado se ha enfrentado a la violencia y estigmatización de las propias autoridades institucionales. Sin embargo, poco se ha hablado de los elementos gráficos que estas colectividades se han reapropiado para representar la identidad de sus planteles.
Los colectivos estudiantiles han adoptado personajes de la caricatura japonesa, Pokémon, animales como el Tlacuache y algunos símbolos comunistas como bandera de sus luchas. Algunos ejemplos de esto son Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), pineros en el uso de estos personajes, cuyo emblema es un Charizard (evolución máxima de Charmander) vestido con carrilleras y una boina; el Centro Universitario de Tlajomulco (CUTlajo) seleccionaron un Riolu (pokémon tipo lucha); en el caso del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá) optaron por una dupla entre un Cacomixtle y un Mudkip (pokémon de agua); la Asamblea Estudiantil Sistema de Educación Media Superior (SEMS) se decidió por un Chespin (pokémon planta).

A la par, tanto el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) adoptó al tlacuache, así mismo, el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) decidió tomar tanto al tlacuache como a Pikachu de estandartes, claro, con elementos distintivos. En el caso del CUCS, su tlacuache usa lentes y tiene un fuego en la punta de su cola, haciendo alusión a la leyenda prehispánica que, según se cuenta, carece de pelo porque se robó el fuego para dárselo a la humanidad.
Por su parte, el del CUCSH es un tlacuache punk: con una mohicana rosa, botas de combate, perforaciones y una fumigadora.

Conversando con ZonaDocs, algunos de los colectivos compartieron el porqué de esta elección. Desde el Movimiento Estudiantil CUCEI explicaron que la idea de usar a Charizard como emblema comenzó “de manera espontánea”, primero como un diseño para stickers y luego como la imagen de perfil en un grupo de WhatsApp, donde rápidamente ganó popularidad.
Señalaron que, al ser el primer centro en adoptar un Pokémon, otros colectivos decidieron sumarse a la misma dinámica para mostrar unidad en la lucha universitaria. En su caso, Charizard fue elegido porque representa a una generación que creció con la serie y los videojuegos, lo que permite que la comunidad de estudiantes se identifiquen con la movilización y reconozcan en este símbolo un reflejo de su propia historia y pertenencia.
Por su parte, el Movimiento Autónomo CUT (Tonalá) explicaron que la idea de usar al cacomixtle como símbolo de su lucha proviene de la tradición de los nahuales, figuras prehispánicas capaces de transformarse para pasar desapercibidos y actuar. Relacionaron esta referencia con el contexto de Tonalá, donde se ubica su centro, pues en la ciudad existen murales y monumentos que representan a estos brujos antiguos.

Señalaron que, según las culturas prehispánicas, algunos nahuales se convertían en cacomixtles para comerse el maíz de los sembradíos. Destacaron que este animal es endémico de México y se encuentra en peligro de extinción. Por eso, eligieron representarlo vestido de azteca como una forma de subrayar su vínculo con la cultura y porque, al igual que el cacomixtle, buscan “pasar inadvertidos” y resguardar el anonimato de sus integrantes.
En el caso de su Pokémon, comentaron que la elección de Mudkip se dio al observar que otros centros universitarios adoptaron a un personaje de la caricatura como emblema. Les resultó adecuado porque este Pokémon es de tipo agua y tierra, lo que conecta con el entorno de presas que rodea al centro. Explicaron que Mudkip funciona como una mascota que les ayuda a difundir mensajes y dar visibilidad a sus acciones, mientras que el cacomixtle permanece como su logo oficial y el animal que consideran su verdadera representación.
Una vocera de la resistencia de CUTlajomulco, explicó que la elección de Riolu como símbolo de su plantel responde a la etapa en la que se encuentran como comunidad estudiantil. Consideran que este Pokémon, “aunque pequeño y en proceso de crecimiento”, refleja fuerza, disciplina y capacidad de lucha, cualidades que identifican con su propio momento de formación. Para ellos, Riolu simboliza la juventud, la construcción y la convicción de que su verdadero potencial apenas comienza a manifestarse.
La evolución de Riolu hacia Lucario funciona como una metáfora de su propio camino: pasar de ser un centro en desarrollo, muchas veces subestimado, a consolidarse como una comunidad reconocida por su fortaleza, lealtad y liderazgo. Ven en este símbolo la representación de la resiliencia y la unión que los caracteriza, así como la certeza de que su esfuerzo marcará un punto de inflexión en su historia.
En el sinergia con las otras figuras adoptadas, reconocen que cada una expresa la identidad propia de su espacio.En sus palabras, en el CUCEI, Charizard remite al poder y al dominio en la ciencia y la tecnología; en el CUCSH, Pikachu representa la chispa, la conexión y la construcción de comunidad; mientras que en el CUCS, el tlacuache simboliza lo local y lo resistente. Frente a ellas, Riolu aporta la idea de evolución y valentía, recordando que toda grandeza inicia en la juventud con la decisión de no rendirse.
Aunado a esto, conversamos con Luis Oscar de León, Licenciado en Artes Audiovisuales y estudiante de la maestría en Comunicación y Cultura del ITESO, quien trabaja su tesis sobre la construcción del pasado en redes sociales a partir de discursos nostálgicos en plataformas digitales. Desde esa perspectiva añadió que los símbolos culturales populares, como los pokemones, cumplen un papel medular en los movimientos sociales porque operan como nodos de conexión capaces de articular identidades colectivas.

Su fuerza radica en que remiten a experiencias compartidas, en este caso a la infancia y la formación juvenil, lo que permite que al aparecer en una protesta generen identificación y pertenencia entre quienes los ven. Señaló que estas referencias funcionan en un entorno híbrido que combina lo digital y lo presencial. El uso de íconos en la protesta estudiantil de la UdeG responde a ese cruce: “son imágenes que condensan demandas y emociones, y que además permiten que más personas se acerquen al movimiento”.
Paralelamente, en diálogo con Signa_Lab, laboratorio dedicado a la “comprensión multidimensional del mundo sociodigital”, reafirmó que estos símbolos pop, son centrales en la construcción de identidades colectivas. Para su equipo de investigación, estas figuras funcionan como vehículos capaces de contener posturas políticas, críticas sociales y mensajes de resistencia. Señalaron que apropiarse de elementos que en apariencia son “infantiles” permite condensar en una sola imagen sentimientos de pertenencia, orgullo por el lugar de origen y la necesidad de articular demandas frente a las injusticias.
Desde la perspectiva de la tecnopolítica —concepto que Signa_Lab define como la apropiación colectiva e individual de las redes sociodigitales para la movilización, combinada con la ocupación de las calles y plazas—, el uso de pokemones en las protestas estudiantiles refleja una estrategia que conecta lo digital con lo presencial.

Para el laboratorio, estas imágenes no sólo funcionan en redes sociales, sino también en carteles, mantas o intervenciones en el espacio público, donde se resignifican para dar fuerza a la protesta y fortalecer la colectividad. Las características del Pokémon o del animal, acompañado de otros elementos gráficos, se convierte en una “caja” que transporta significados, identidad y comunidad.
Explicaron que este recurso se ha empleado en otros contextos. Recordaron el caso de Nepal, donde durante las protestas contra contra la corrupción y la prohibición de redes sociales, las juventudes utilizaron la bandera del anime One Piece como símbolo de resistencia y liberación. En ese sentido, la apropiación de figuras de la cultura popular permite traducir un reclamo político en un lenguaje accesible y emocionalmente cercano, capaz de generar redes de empatía y resonancia más allá de los círculos militantes tradicionales.
Agregaron que la elección de estos referentes también incide en cómo medios, autoridades y público externo perciben las movilizaciones. Mientras algunos tienden a minimizar e incluso ignorar su uso, para la comunidad de estudiantes representa una forma creativa y estratégica de resistencia. Concluyeron en su lectura que el impacto de estas elecciones simbólicas depende de la capacidad de generar comunidad y de sostener un diálogo entre lo digital y lo presencial, abriendo nuevas posibilidades para la protesta en contextos donde otras formas de acción han resultado insuficientes o riesgosas.





