Cáncer de mama:  historias de sobrevivencia 

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Por Verónica Ortega / Edufem, Asociación de Educación Feminista / @Edufem

Conocí a Judith en un salón de belleza. Ella cortaba el cabello, hacía tintes, pedicure y manicure, creo que entonces tendría unos 45 años, era mamá de tres, divorciada, trabajaba mucho para juntar lo de la renta del local, pagar sus cuentas y sacar adelante a sus hijos. Un día, mientras me cortaba el cabello, me contó que había ido con una ginecóloga y que le habían hecho una biopsia en un seno porque le habían sentido una bolita debajo de la axila.  

Conocemos octubre como el Mes Rosa, específicamente el día 19 como el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. Esta enfermedad es un tipo de cáncer que nace en las células del seno o mamas, y ocurre cuando dichas células comienzan a crecer de manera descontrolada, generando o formando un tumor maligno o canceroso. Afecta tanto a mujeres como a hombres, sin embargo, es mucho más común en mujeres.  

En México, según informes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, durante 2023 se contabilizaron 89,633 muertes ocasionadas por tumores malignos en personas de 20 años y más. De estas, 8,034 fueron atribuidos al cáncer de mama, lo que representó 9 por ciento del total. De las muertes por cáncer de mama en la población de 20 años y más, 7,992 (99.5 por ciento) ocurrieron en mujeres. Por esta razón se considera la primera causa de muerte en mujeres de 25 años y más. 

“Tienes que ir de urgencia con un oncólogo”, le dijeron a Judith después de ver el resultado de la biopsia. Sin seguridad social y con poco presupuesto, alguien la recomendó con uno. El diagnóstico fue contundente: “Tienes cáncer y te tienes que operar”. Para entonces la bolita ya era una masa de mayor tamaño.  En una maroma con alto grado de dificultad, alguien la inscribió en el IMSS.   

El cáncer es una enfermedad costosa y representa una catástrofe económica, de salud y anímica para las mujeres mexicanas que no cuentan con seguridad social. La enfermedad y los tratamientos escapan del alcance de cualquier presupuesto familiar con sueldos mínimos o de personas que, como Judith, tienen un negocio propio y pequeño. Es difícil cubrir un tratamiento integral, que implica cirugías, quimioterapias, radioterapias y medicamentos de alta especialidad, sin el respaldo de instituciones como el IMSS o el ISSSTE, lo que se convierte en un verdadero calvario de supervivencia y expone, sin duda, una deuda de equidad en el sistema de salud mexicano.  

En plena pandemia, en junio, Rosalía recibió una noticia: tienes cáncer:

“Después del resultado y de ver tres diferentes opiniones para quedarte con la que tú piensas que es mejor, viene esperar el tratamiento, primero una cirugía, una mastectomía radical y posteriormente dieciséis quimioterapias, todo en hospital privado. Cuando escuchas ‘tienes cáncer’, lo primero que viene a tu mente es: muerte”. 

Paty dice que desde joven se realizó periódicamente sus exámenes, tanto de papanicolau como mamografías, se dice muy disciplinada, hasta que en febrero de 2022 se detectó una bolita debajo de la axila izquierda. Sin seguridad social, la derivaron al Instituto Jalisciense de Cancerología, donde le dieron un resultado negativo a cáncer. A los seis meses regresó y sin antecedentes familiares de cáncer de mama, le hicieron una biopsia en el otro seno  y el resultado fue: positivo a cáncer.

“En el momento en que recibí esa noticia fue para mí muy impactante debido a que nunca pensé que me fuera a pasar a mí, sentí que el mundo se me vino abajo, pensé que me iba a morir”.  

La Comisión Nacional de Derechos Humanos indica que algunos estudios han demostrado que el cáncer de mama se debe a una combinación multifactorial: primera menstruación muy temprana, la edad avanzada de las mujeres, tan malo haber dado a luz en una edad muy joven como hacerlo después de los treinta años, el consumo de hormonas como estrógenos y progesterona, alcoholismo, tabaquismo, entre otras, sin ser estos elementos decisivos para la aparición de la enfermedad.  

Fui a ver a Judith a su casa, ya cuando salió del hospital. La herida de la cirugía era enorme, o al menos así se veía: iniciaba en la clavícula y en forma de hueco se extendía hasta las costillas. “Me quitaron mi seno”, me dijo llorando. “Pero  sigo bonita, ¿verdad?”.  

Adaptarse  a los cambios que sufre el cuerpo después de una mastectomía, de la pérdida de cabello por la quimioterapia y de los efectos secundarios en todo el cuerpo por lo agresivo del tratamiento, son tan sólo algunos de los elementos que se consideran dentro del proceso psicológico que viven las mujeres con cáncer de mama. Las redes de apoyo, como familiares, amigos y algunas asociaciones de la sociedad civil, son elementales en este proceso.  

“He tenido una red de apoyo inmensa”, dice Rosalía. “He conocido personas increíbles, sobrevivientes y mujeres que están atravesando por el proceso, todas coincidimos en que está enfermedad no se detiene a preguntar por el currículum, cuenta bancaria, estatus social o las creencias de una persona”.  

“Cuando me quitaron mi seno derecho no dimensioné  cómo iba a poder llevar la vida sin él, pero tuve la fortuna de contar con una red de apoyo impresionante, mi familia, mi papá, mis hermanos y sobrinos, amigas, vecinas y compañeras de trabajo que en todo momento me apoyaron, sentí un apoyo emocional y creo que fui muy afortunada de que estuviera toda esa gente a mi alrededor”, comenta Paty.   

La prevención es la idea del “Mes Rosa”, la autoexploración de manera inicial debe ser considerada un acto consciente del autocuidado, siendo un derecho humano y un acto político, sin embargo, esta prevención no debe caer solo como responsabilidad de la mujer, sino que el Estado debe  mejorar los servicios de salud con más inversión y con educación que haga desaparecer los estigmas que rodean a las enfermedades como el cáncer, pues la pérdida de uno o los dos senos se convierte  un tema de señalamiento sobre la pérdida misma de la feminidad.  

“Una amiga”, comenta Paty, “la noche anterior a mi cirugía me dijo: ‘Antes de irte al hospital dale gracias a tu seno, dale las gracias porque siempre te hizo sentir bella, bonita, te hizo sentir mujer, dile que ya es momento de irse’. Y así lo hice, me despedí, me despedí de él, lloré mucho. Nunca pensé que tuviera la capacidad de soportar una situación así, hoy doy gracias a Dios que me permitió experimentar el cáncer en mi cuerpo, porque ahora soy la mujer fuerte que siempre quise ser”.  

Rosalía cree que la cultura de  prevención es importante:

“Es importante checarnos cada año, esta enfermedad detectada a tiempo hace la diferencia entre vivir o morir. Pasar por este proceso me ha enseñado que un diagnóstico no es una sentencia. Hoy sigo en la lucha, esperando esas palabras: estás en remisión”.   

Judith falleció a los ocho  meses de su cirugía, con una metástasis en pulmón y cerebro, pero ella  fue una guerrera  demostrando que la verdadera medida de una sobreviviente no es lo que duró su vida, sino la valentía con la que enfrentó la enfermedad y su legado persiste en la lucha de quienes continuamos exigiendo una vida digna y libre de cáncer de mama para todas las mujeres. Rosalía y Paty son sobrevivientes al cáncer de mama.  

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En Edufem realizamos actividades educativas y formativas que tienen como objetivo impulsar condiciones igualitarias y equitativas que propicien, desde la educación, el desarrollo integral de niñas, niños, adolescentes y mujeres.

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