Pesimismo Esperanzador
Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ
Desde hace tiempo varios académicos y analistas sociales insisten en que los partidos tradicionales en México tenían que refundarse, que seguir como hasta ahora han procedido sólo los llevaría a su desaparición, como ya sucedió con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que terminó por perder su registro electoral en los comicios pasados.
Desde la antesala del proceso electoral del año 2018, los partidos de oposición experimentaron fuga de militantes, sobre todo hacia el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), perdieron competitividad electoral, se distanciaron de sus propias bases y de la ciudadanía, perdieron la brújula en sus apuestas ideológicas y no han logrado influir en la agenda política de México.
Las encuestas publicadas en el mes de octubre de este año,señalan que el Partido Acción Nacional (PAN) tiene un nivel de percepciones negativas entre el 73% y el 81%, por otro lado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ronda en el 85% de opiniones negativas. Estos datos muestran que hoy estos dos partidos no representan una alternativa política sólida y atractiva en el país y los urgen a propiciar cambios de fondo para revertir esta situación.
Hace unos días el PAN hizo un gran evento de re-lanzamiento de este instituto político, donde destacaron algunas propuestas de cambio, a saber:
Jorge Romero, el presidente nacional de Acción Nacional, fue el responsable de realizar estos anuncios que pretender mostrar una nueva cara de este partido político.
Si bien es cierto que me parece loable y positivo que los partidos políticos en México hagan procesos profundos de reflexión y cambio, que los lleven a mejorar su desempeño y por ende a incrementar la calidad de nuestra democracia, este esfuerzo que está haciendo el PAN tiene elementos positivos, algunos cuestionables y otros que dejan dudas fundadas.
Una de las partes más positivas de las propuestas de renovación albiazul es la posibilidad de abrir al escrutinio público la definición de candidaturas, este proceso los llevará a tener perfiles más orgánicos, con más presencia con la ciudadanía, a incorporar a sus bases a los procesos de decisión más importantes, es decir, es una práctica que puede ayudar a democratizar este partido político.
El PAN comprendió que su alianza electoral con el PRI fue una suma que los llevó a perder adeptos y competitividad electoral. A veces los dirigentes de los partidos creen que una alianza electoral tiene como resultado que las intenciones de voto de los partidos involucrados se suman aritméticamente, esto es falso, cuando hay una alianza hay ganancias, pero también hay pérdidas de personas de los partidos participantes en este proceso que no están de acuerdo con la alianza y se retiran; y cuando la alianza misma resulta poco comprensible para el electorado, como fue este caso, tampoco es capaz de generar nuevos simpatizantes. Seguramente el análisis que hicieron los panistas los llevó a esa conclusión.
Una de las críticas más fuertes a este proceso de re-lanzamiento del PAN, es que fueron los mismos dirigentes de siempre los que anunciaron los cambios, no hubo caras nuevas, no se hicieron presentes los liderazgos renovados, no hubo “otro” PAN de facto, fue el mismo PAN de estos últimos años. Esto hace dudar de que “Todo cambie, para que nada cambie”.
En términos ideológicos, el PAN se corre más hacia la derecha, esto los hará recuperar este espectro político en México, pero muy probablemente los alejará de las juventudes, que en general, toman distancia del pensamiento conservador, habrá que ver si esta apuesta es rentable en el largo plazo.
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