NeGen es una red que impulsa la colaboración autogestiva entre personas, proyectos y organizaciones para fortalecer comunidades a través del arte, el activismo y la participación ciudadana. Desde 2020 se consolidó como un espacio que articula esfuerzos desde lo digital y lo comunitario, y hoy reúne a colaboradoras, colectivos y participantes que aportan en diseño, arte, activismo y salud mental.
Su trabajo se basa en la transparencia, la claridad organizativa y el rechazo a prácticas asistencialistas, y busca crear espacios seguros e inclusivos donde cada convocatoria comunica con intención para atraer a quienes desean vincularse desde la acción colectiva.
Por Vanessa Briseño / @nevervb
NeGen es una red integrada por personas, proyectos y organizaciones que impulsan formas de colaboración basadas en la autogestión. Su trabajo parte de la idea de que cada acción organizada contribuye a sostener comunidades que puedan fortalecerse con el tiempo. Desde este enfoque, la iniciativa busca conectar esfuerzos, crear vínculos entre distintas causas y abrir espacios donde el arte, el activismo y la participación ciudadana se encuentren bajo principios de transparencia, accesibilidad y acción colectiva.
Maru, fundadora de la organización, explicó en conversación con ZonaDocs que la idea de crear NeGen nació entre 2017 y 2019, cuando enfrentó varias cirugías que la obligaron a permanecer largos periodos en cama. Ese tiempo detenido la llevó a reflexionar sobre el ritmo de la vida previa a la pandemia y sobre la fragilidad de depender del propio cuerpo para realizar actividades básicas. Reconoció que, sin su red de apoyo, no habría podido sostenerse durante ese periodo, y esa certeza marcó el origen de su impulso por construir espacios colectivos.
Tras una operación complicada, comenzó a recuperarse y decidió actuar desde lo que tenía a su alcance: sus manos y las redes sociales. Así nació su primera colecta de ropa por internet bajo el nombre “4 puntos”, antes de que el proyecto se llamara NeGen. Poco después organizó una colecta navideña y una posada en Miraflores, donde se entregaron juguetes de segunda mano a niñas y niños. Esas primeras acciones fueron su manera de transformar sus reflexiones en colaboración concreta.
Maru señaló que 2020 fue clave para consolidar el proyecto. La pandemia, vivida en un entorno hiperconectado, hizo visibles desigualdades estructurales que muchas personas apenas empezaban a cuestionar. Desde su formación como profesional de la comunicación, encontró en lo digital una herramienta para organizarse y articular esfuerzos. Ese año se realizó la primera edición del festival Acción Solidaria, que combinó arte y activismo desde casa, y que marcó el inicio formal de NeGen como una red que apuesta por la colaboración autogestiva y la acción colectiva.
Actualmente, la red está compuesta por su círculo cercano -familia y amistades que la acompañaron desde las primeras ideas- y por colaboradoras y colaboradores que se sumaron a través de los eventos y acciones del proyecto. También compartió que, aunque ella gestiona la página y toma decisiones operativas, el trabajo se sostiene con aportes de personas y colectivos como Lúdica Lab Ciudad, Transeúntas y Consentia, que han participado en actividades que van desde apoyo en diseño gráfico hasta acciones vinculadas con arte, activismo y salud mental. Añadió que NeGen también incluye a personas que no se identifican como activistas, pero que se acercan para colaborar o asistir a las jornadas, conformando una red que se activa según las necesidades de cada iniciativa.
En ese sentido, Maru explicó que el trabajo de NeGen busca impulsar expresiones artísticas y activistas desde la comunicación, entendida como un medio para conectar. Señaló que la manera en que se narran los problemas sociales influye en la capacidad de las personas para sumarse o continuar involucradas. Por ello cuidan “lo dicho” y “lo visto” en cada convocatoria, y colocan la transparencia y la autogestión como principios para garantizar que el espacio sea accesible y que las y los artistas no asuman costos que limiten su participación.
Indicó que parte de proteger el trabajo artístico consiste en no adoptar una postura asistencialista ni convertir las colaboraciones en un beneficio económico para la plataforma. Evita mensajes bajo una lógica mercantil y prefieren construir espacios donde el arte y el activismo dialoguen en condiciones claras. Destacó que esta forma de convocar busca sostener el valor del trabajo creativo y permitir que proyectos afines encuentren un lugar seguro para expresarse.
En el ámbito activista, subrayó que cada acción depende de la causa y del contexto. Mencionó que cuando trabajan en lugares de alta vulnerabilidad, privilegian no victimizar ni mirar desde el asistencialismo a quienes colaboran y brindan el espacio. Esa atención permite generar encuentros que colocan la conversación y el respeto al centro. Recordó que se trata de temas difíciles y de trabajos que con frecuencia son voluntarios o poco remunerados; por ello insisten en no aprovecharse de nadie y en respetar a todas las personas involucradas desde el modo en que cuentan las historias.
Así, la creación de espacios seguros, inclusivos y accesibles parte de una forma de comunicar que atrae a las personas adecuadas sin excluir a quienes se acercan por primera vez. Señaló que cada publicación y cada convocatoria se codifica con intención: imágenes disruptivas, textos extensos y mensajes claros que muestran transparencia y afinidad con quienes buscan un espacio de arte o activismo. Sumó que también establecen límites explícitos, como advertir todo rechazo a cualquier discurso violento o fascista, para marcar desde el inicio el tipo de convivencia que se espera.
Reconoció que esta construcción es un proceso en constante prueba. Han enfrentado situaciones complejas, desde problemas con personas organizadoras hasta diálogos entre participantes con posturas ideológicas muy distintas. Sin embargo, aseguró que el ambiente creado -a través de dinámicas y encuentros diseñados para la conversación- permite sostener el diálogo y mantener el objetivo de un espacio abierto, cuidadoso y respetuoso.
Maru recordó que el impacto que NeGen busca generar a largo plazo se centra en fortalecer conexiones y organización autogestiva para que, cuando el contexto social detone movilizaciones de mayor escala, existan redes preparadas y comunidades capaces de sostenerse. Explicó que los movimientos suelen surgir por “elementos contextuales” que actúan como detonantes, pero la intención es construir alternativas que no dependan únicamente de esas coyunturas. Para ella, lo esencial es crear microespacios donde las personas experimenten los vínculos y modelos sociales que desean ver, de modo que esas redes funcionen como soporte antes, durante y después de cualquier movilización.
Acerca de cómo la ciudadanía puede sumarse, dijo que el punto de partida es acercarse a estas actividades, conocerlas y participar desde sus posibilidades. Cada acción busca formar comunidades que, aunque pequeñas, permitan “ir construyendo esos grupos sociales que queremos ver”. Quienes asisten, colaboran o se involucran en una convocatoria aportan a una red que crece de forma gradual y que, con el tiempo, puede influir en nuevas formas de organización social.
Para finalizar, Maru recordó que NeGen cuenta con una agenda anual que incluye las actividades del 8 de marzo, el festival de arte y activismo y la campaña para apadrinar las cartitas de Navidad, además de eventos intermedios en colaboración. Señaló que su filosofía central parte de creer que “en conjunto sí podemos” y que cada persona aporta desde sus posibilidades. Añadió que reconocer desde dónde se puede ayudar fortalece la sostenibilidad de las redes y permite que, frente a cualquier tensión social, exista una comunidad capaz de sostenerse colectivamente.
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