#FIL2025
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se presentó el libro “Seguir contándolo” que tiene como premisa contar las experiencias de periodistas de México que formaron parte de un proyecto español que les brindaba un descanso ante la constante búsqueda de verdad y justicia.
Conoce más del libro en la siguiente nota.
Por Aletse Torres Flores / @aletse1799
“Seguir contándolo” narra la historia de más de treinta periodistas mexicanos y mexicanas que, bajo amenaza y con la vida en riesgo, tuvieron que abandonar su país para encontrar un respiro, breve, pero vital, en Barcelona. Es una crónica colectiva del exilio forzado, pero también del entramado de solidaridad que permitió que estas voces siguieran vivas.
El libro se presentó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025, en una mesa donde la memoria, la reciprocidad y la resiliencia se tocaron de frente. Su punto de partida son los testimonios de quienes formaron parte del proyecto que, durante años, ofreció a periodistas mexicanos la posibilidad de salir por unos meses de la espiral de violencia que los cercaba.
Un esfuerzo que pronto se transformó en un programa del Ayuntamiento de Barcelona, gestionado por la asociación Taula per Mèxic, y guiado por un espíritu internacionalista y profundamente solidario.
La conversación abrió con una pregunta que atravesó toda la presentación: “¿Cómo seguir siendo periodista cuando la violencia te obliga a abandonar el territorio que relatas?”
En su prólogo, Cristina Rivera Garza recupera la obra desde un tono de acompañamiento y pausa necesaria: una pausa que no es descanso, sino la posibilidad de reconstruir una voz herida.
En las intervenciones quedó claro que el propósito del libro no es embellecer ni romantizar la experiencia del exilio. Cecilia Espinoza lo sintetizó en una frase que se volvió eje de la mesa: “Ser periodista también es ser humanista.”
En esa afirmación caben los cuerpos cansados, las cicatrices emocionales, los duelos acumulados, las noches sin dormir y el miedo constante que acompaña a quienes llegan a Barcelona huyendo de amenazas de muerte en México.
La moderadora describió el libro como una obra que “se lee como una novela, pero tejida con las voces de otros”. Para ella, la fortaleza del proyecto radica en evitar jerarquías, narrar desde la horizontalidad y sostener la reciprocidad:
“Creo en estos gestos: abrir la casa, abrir a alguien que anda perdido y decirle: ‘aquí hay una puerta y puedes entrar’.”
Sandra Vicente recordó que escribir el libro fue, ante todo, un acto de memoria y afecto, un acompañamiento íntimo entre quienes dieron testimonio y quienes lo recopilaron:
“No van a encontrar objetividad porque somos parte de esta historia. Escribir sobre estas personas no era solo un ejercicio periodístico; era un ejercicio de cariño.”
Su intención nunca fue hacer perfiles individuales, sino “explicar cómo es hacer periodismo en México”, ofrecer a España una dimensión clara del riesgo extremo que enfrentan quienes investigan y denuncian en su propio territorio.
Recordemos que desde el año 2000 hasta hoy, la organización Artículo 19 ha documentado 175 asesinatos de periodistas en México en posible relación con su labor.
Y acorde a Amnistía Internacional, desde el cambio de siglo, al menos 141 periodistas y personas trabajadoras de medios han sido asesinadas. Bajo este contexto, Seguir contándolo no es solo un acto literario, sino una necesidad humana y política.
Durante la mesa también se habló de las ambivalencias del refugio: los encuentros que sostienen, las fiestas que alivian, las heridas que persisten. Una frase de uno de los periodistas exiliados resonó en el salón: “Solo esperanza en el camino.”
En un país donde ejercer el periodismo implica riesgo de muerte, esa esperanza, aunque pequeña, se convierte en un acto profundamente político.
La presentación cerró con un reconocimiento a las contrapartes mexicanas: redes, colectivas y organizaciones que luchan por la verdad, la justicia y la reparación. Sin ellas, recordaron, este proyecto tampoco existiría.
Porque en México, donde contar la verdad puede costar la vida, “Seguir contándolo” es un recordatorio contundente: la palabra resiste gracias a quienes, incluso en el exilio, se niegan a callar.
No es solo un título; es una postura frente al mundo, una forma de resistencia y, para muchos, una manera de seguir existiendo.


