ADMITIDO / NO ADMITIDO: La vida de las y los jóvenes que no logran acceder a la universidad

La falta de inversión en la matrícula y en la ampliación de carreras en  la Universidad de Guadalajara afecta los horizontes de vida de los jóvenes que no logran ser admitidos.

Todos conocemos a más de una persona que anhelaba poder entrar a una licenciatura, ingeniería o carrera técnica superior para, así, poder convertirse en un profesionista, tener el trabajo de sus sueños y conseguir la plenitud que tanto se promete cuando se te dice que debes “estudiar la universidad”.

Hay aspirantes que al ver un “no admitido” en su solicitud vuelven a intentarlo una y otra vez hasta que lo consiguen. Hay otros que, de acuerdo a sus posibilidades económicas, pueden costear educación privada apoyados por una beca o un plan educativo, pero hay quienes al no ser admitidos ven truncadas sus posibilidades de hacer una carrera universitaria.

Este reportaje nos cuenta la vida de aquellos estudiantes que no son admitidos en la universidad.

 Por Ruth García, Santiago Nila, Alondra Angel, Nadia Álvarez y Luisa Páez

Sugey realizó trámites a la carrera de Ingeniería en Ciencias Computacionales en el Centro Universitario de Tonalá, al igual que los 36 mil 927 aspirantes a 122 programas educativos de la Universidad de Guadalajara en el calendario 2020B de los cuales sólo fueron admitidos 16 mil 162, quedando fuera de ese 43.77%.

En cuanto a aspirantes en los centros metropolitanos, fueron 25 mil 970 aspirantes, pero sólo fueron aceptados 10 mil 032, lo cual representa el 38.63%. En los centros regionales, la capacidad de absorción fue de 52.40%, ya que se presentaron 10 mil solicitudes y se aceptaron a 5 mil 243 aspirantes.

Sugey, al ser rechazada y bajo un contexto social donde se vive una pandemia recurrió a buscar un trabajo, pues no contaba con los recursos para poder solventar una carrera en una universidad privada. Una de las cuestiones que afectó su ingreso a la universidad fue que, por la pandemia, se modificó el proceso de selección, pues sólo se consideró el promedio, y no la suma de éste más el resultado del examen de admisión, como se hacía de manera tradicional.

“Éxito en este momento no creo que lo tenga, pero probablemente el hecho de que no entré a la universidad me haya limitado bastante, ya que yo sí quería entrar, tenía mis planes, pero pues no se pudo. Yo no tengo los recursos para entrar a una universidad de paga, entonces sí me limita mucho, porque pues una ingeniería no voy a poder estudiar, excepto que entré a una (universidad) pública”. 

Estas cifras reflejan la situación de miles de jóvenes que quedan fuera de la Universidad de Guadalajara, pues se ven en la necesidad de buscar otras opciones con el fin de encontrar la superación tanto profesional como personal y así poder mejorar su vida y la de su familia en la mayoría de los casos.

Las opciones pueden ir desde seguir intentando ingresar a la carrera seleccionada en un principio o en una diferente, pero en la misma Universidad de Guadalajara; el ingresar a una universidad privada por una beca o de acuerdo a las posibilidades económicas mientras que la puedan costear; o buscar un trabajo temporal que, en la mayoría de los casos, se convierte en una actividad permanente que hace olvidar el deseo de entrar a la universidad.

“Distribución de los recursos para la matrícula: sobre metas y salarios”

Daniela fue tres veces rechazada en la carrera de médico cirujano y partero en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS); ahora no se encuentra estudiando y respecto al proceso de admisión en la universidad opinó:

“Las dificultades más importantes para ingresar a la licenciatura en medicina son la gran demanda, el puntaje y el poco cupo que hay para las licenciaturas. Creo que deberían de ampliar la matrícula, ya que así tendrían más oportunidades de entrar a la carrera los aspirantes que lo deseen, pues cada año la demanda hace más complicado el proceso y prefiero no perder tiempo en procesos de admisión, prefiero estudiar lo que amo en una universidad de paga”.

Para Marissa, estudiante de segundo semestre en ingeniería informática, el problema es que:  “la universidad  tiene problemas en los cupos por carrera y también el promedio, porque eso no te garantiza que quedes admitido. Además que muchos  aspirantes pueden tener palancas y no aprovechan dándose de baja y le quitan su lugar a alguien que podría aprovecharlo”.

Mediante una solicitud de información a la Universidad de Guadalajara se preguntó por qué no se puede ampliar la matrícula de estudiantes y qué relación tiene esto con el presupuesto de la universidad. De acuerdo a la Coordinadora de Transparencia y Archivo General de la Universidad de Guadalajara:

“el recurso que ejerce la Institución no es exclusivo para incremento de matrícula, sino que dicho incremento de matrícula es la consecución del cumplimiento de metas y logro de objetivos como parte de los propósitos sustantivos y misión que persigue la Universidad de Guadalajara en su Plan de Desarrollo Institucional 2019-2025, donde refrenda su compromiso bajo el contexto nacional y el reto que implica la obligatoriedad por Decreto Presidencial de la Educación Superior a partir de 2019”. 

A lo que agregó que “la Universidad de Guadalajara es un organismo descentralizado del Gobierno del Estado, con autonomía, personalidad jurídica y patrimonio propio, de conformidad. Apoyado en la misma Ley Orgánica, por lo que el destino de los recursos otorgados tanto por el Gobierno Federal y Estatal, así como los Ingresos Autogenerados de la Institución, se reflejan en los cuadernillos del Presupuesto de Ingresos y Egresos”.

Hasta 2021, los salarios de las y los trabajadores representan el 68.6% de los recursos de la universidad; de tal manera que la universidad tiene la posibilidad del 31.2% para destinarlo a la matrícula. Sin embargo, eso dependerá de los propósitos sustantivos y de emisión de la universidad. 

De acuerdo a ese plan de matrícula, la universidad buscará mantener una tasa del 1.8%. Sin embargo, en los últimos 3 años la matrícula ha crecido el 11.1% sobre una demanda que ha aumentado 14.66%, desde el ciclo 2019A hasta el 2021 B.

La competencia por la educación superior

La población universitaria de Jalisco la componen anualmente, en promedio, alrededor de 200 mil estudiantes. Esta constituye una de las matrículas universitarias más grandes del país.

Dicha población se distribuye de manera proporcional entre las diversas instituciones de educación superior con presencia en Jalisco, correspondiendo a la Universidad de Guadalajara el 43.5% de la matrícula total universitaria de Jalisco; al conjunto de las Universidades privadas el 44%; a las instituciones que integran el Sistema de Educación Superior Tecnológica de Jalisco poco más del 9%; y a otras instituciones, entre las que se encuentran los dos principales Centros de Investigación Avanzada (CIATEJ y CINVESTAV) el 3.25%, tal y como se muestra en el siguiente gráfico.

De estos datos podemos observar que la matrícula correspondiente a la Universidad de Guadalajara y a las universidades privadas es mucho mayor que cualquier otra institución de educación superior en el estado de Jalisco.

Para el ciclo 2020 B fueron admitidos 134 mil 020 alumnos en la Universidad de Guadalajara; a continuación se encuentra una infografía, en donde se especifican los cupos, carreras llenas, la deserción escolar y el centro universitario dentro de la Universidad de Guadalajara.

Lo que viven los jóvenes tras no ser admitidos

Esmeralda hizo trámites a la carrera de Médico Cirujano y Partero en el CUCS, se encuentra intentando por cuarta vez; es decir, ¡Dos años de su vida! invertidos en esperar que esos resultados digan “ADMITIDO”. Por otro lado, está Sandra quien también lo intentó cuatro veces en la carrera de Arquitectura del CUAAD, tras no quedar comenzó a trabajar para pagarse una universidad privada.

Si la educación superior en la nación y en Jalisco, es un derecho por qué para ambas estudiantes luce más como un privilegio; así mismo lo considera Giovanni:

“En la sociedad ni de broma va afectar porque somos una cosa diminuta, en la familia sí afecta porque somos los que vamos a apoyar económicamente, pero en mi vida emocional sí me llega a afectar en un tipo desánimo que tienes cuando no logras ingresar a la carrera deseada”.

Así como él, hay muchos otros jóvenes que se sienten desanimados y limitados tras no poder entrar a la universidad pública:

“Si, piden muchos números, muchos puntajes y a veces no tenemos el promedio necesario porque no tenemos la facilidad de estudiar, si te desanima ver los puntajes que piden y pensar ¡Chale! Lo intenté, pero no me alcanzó”, explicó Andrea.

Ese sentimiento también lo comparte Isabel, quien se encuentra estudiando una carrera universitaria que no le llena:

“Creo que uno empieza con las dudas, cuando vas en segundo o tercer semestre, al principio dices bueno lo voy a intentar y a ver que sale, ya cuando vas en segundo, tercer semestre cuando la carrera no te está llenando es cuando empiezas con tus dudas: ¿Desertaré? ¿Me irá bien en lo que realmente quiero estudiar? ¿Me quedo aquí? Esto siento que afecta un poquito en tu desarrollo dentro de la licenciatura y también en el estar pensando en cómo te vas a desarrollar en un futuro”.

Claudia, al respecto, nos dio su punto de vista sobre por qué desertan las y los estudiantes en las carreras del CUCS:

“Nuestra carrera se dedica mucho a estar en zonas pobladas y por la pandemia, no hemos podido salir a ciertos lugares a identificar las diferentes problemáticas que tiene dicha área, entonces, además de tener muchas materias por semestre y muchos maestros doctores exigentes, la presión de muchas actividades, a lo mejor pagar cada semestre una colegiatura de 600 pesos, que se sienten oprimidos por estar en sus casas, todo eso interfiere y se han salido personas que trabajan”.

Algunos jóvenes, ante esta realidad, han tenido que idear muchos planes o, al menos, los que les permiten sus posibilidades económicas; por ejemplo, Esmeralda y Andrea lo volverán a intentar. Sandra ingresó a la universidad privada “Enrique Diaz de León”, y Giovanni al CETI en la carrera técnica de Ingeniería Mecánica.

Por otro lado, están los casos de las personas que deciden trabajar como Melissa  quien pondrá un negocio con su novio; Sugey  quien trabaja actualmente en una vinatería y, por el momento, no tiene planes de estudiar. 

Francisco es prueba de que no necesariamente se necesita una licenciatura o ingeniería para poder tener un buen futuro, pues él lo intentó sólo una vez, pero al no entrar decidió tomar un curso de coctelería y mixología; con ello, entró a un trabajo donde se dedicaba a ello. Él desea emprender dos negocios, en un futuro, y si tiene posibilidad estudiará la licenciatura en Administración, pero ya no está esperanzado. 

Para ellas y ellos, la famosa UdeG se ha vuelto un anhelo solamente. 

En el Dictamen II-2020-537 del Presupuesto de Ingresos y Egresos 2021 de la Universidad de Guadalajara se aprobó un presupuesto de $14,379,727,826.00 (catorce mil trescientos setenta y nueve millones setecientos veintisiete mil ochocientos veintiséis pesos), de los cuales el 0.10% está destinado para la inversión en construcción de nuevos planteles educativos. 

El 22 de febrero del 2021 se colocó la primera piedra de lo que sería el Centro Universitario de Tlajomulco, en el cual se invertirán 41 millones de pesos para la construcción de dos módulos de 40 aulas cada uno, en los cuales se podrán albergar 15 mil estudiantes. En este centro se incluirán carreras que tienen que ver en mayor instancia con las ciencias de la salud como: Ingeniería Biomédica, Enfermería, Médico Cirujano y Partero; además de otras carreras como: Ingeniería en Mecatrónica y Administración. 

A pesar de que se abrió este nuevo Centro Universitario, además existe un dinero destinado exclusivamente para nuevos planteles educativos, las oportunidades siguen siendo mínimas. 

El subsidio por alumno dentro la Universidad de Guadalajara fue, en 2021, de $40,685.22 (cuarenta mil seiscientos ochenta y cinco pesos); en ese mismo año, el presupuesto para los Fondos Externos Determinados (Centro Cultural Universitario, la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, entre otros), fue de $355,080,000 (trescientos cincuenta y cinco millones ochenta mil pesos): ¿se podría usar parte de este dinero para el incremento de la matrícula? ¿cómo podría beneficiar esto a estudiantes como los aquí entrevistados que, por una o varias razones, no han logrado entrar a la Universidad de Guadalajara?

En nuestro país sólo uno de cada tres estudiantes de bachillerato logran entrar a la universidad, pero si tomamos en cuenta a las y los estudiantes que desertan por diferentes situaciones tanto económicas, laborales o familiares, la cifra de jóvenes que se gradúan de la universidad es cada vez menor y al presentarse una pandemia como la que seguimos viviendo parece más difícil el terminar una carrera universitaria, pues hacerlo es cada vez más un privilegio que, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sólo logra el 25% de las y los estudiantes universitarios.

“Estudiar la universidad siempre va a ser un privilegio, incluso, estudiar la prepa es un privilegio; muchas personas se limitan a no estudiar la prepa o la universidad porque no tienen dinero para pagarla; así que básicamente estudiar es un privilegio”; así lo expresó Sugey quien hizo trámites a la carrera de Ingeniería en Ciencias Computacionales en el Centro Universitario de Tonalá.

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Este reportaje fue elaborado por estudiantes de la Licenciatura en Comunicación Pública de la Universidad de Guadalajara en el marco de la asignatura de Investigación Periodística a cargo de Darwin Franco.

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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