Fotografías de parto para imaginar otras maternidades

Maroma

Yaredh Marín Vázquez- El Colegio de Michoacán

Escritora invitada de Maroma: Observatorio de Niñez y juventud 

He crecido, como supongo que much@s de ustedes, escuchando las historias de las bisabuelas y abuelas sobre el nacimiento de sus hijos. He sido testiga de las historias de mi madre y mis tías. También, he ocupado el lugar de cómplice de los embarazos de mis “hermanas/amigas”, compañeras de escuela, trabajo… Cada una de estas vivencias me ha asombrado, estremecido y emocionado. 

Mi curiosidad, y don para el chisme, me han llevado a dedicarme profesionalmente a escuchar a las mujeres. Soy antropóloga y me dedico a la investigación de la salud materna en cruce con derechos sexuales y reproductivos, género, violencia y derechos humanos. Es así como, al menos durante los últimos seis años, me he dedicado a escuchar historias de nacimiento de decenas de mujeres y sus familias.

Hoy atendiendo a la generosa invitación de Maroma para escribir en ZonaDocs tengo el honor de compartir con ustedes algunas ideas al respecto. Mi punto de partida es preguntarnos ¿qué enfrentan las mujeres al elegir cómo y dónde parir? Más que ofrecer una respuesta, les propongo imaginar junt@s escenarios concretos que puedan ayudarnos a elaborar el reto que es ejercer el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, particularmente cuando están gestando, pariendo, viviendo el postparto y asumiendo la crianza. 

¿Qué significa elegir el parto que una quisiera? ¿Cómo se construye el deseo? Y es aquí donde quiero citar el trabajo de algunas fotógrafas de parto como Greta Rico (CDMX), Abril Zapote (CDMX) y Renata Garza (GDL) quienes durante algunos años se han dedicado a retratar partos en casa principalmente atendidos por parteras. Con su trabajo hacen circular un discurso, en este caso visual, que confronta la naturalización de un “régimen dominante de atención al nacimiento”. Las poderosas imágenes que presentan son recursos necesarios para diversificar la imaginación y el deseo sobre el cómo parir. Celebro la valentía de las mujeres retratadas porque nos muestran en carne viva lo que supone dar a luz en “sus” propios términos. Hacer público un evento tan íntimo, es sin duda un acto político. 

A usted, lector, lectora, le invito a preguntarse ¿cómo le hubiera gustado parir? O ¿cómo le hubiera gustado nacer? Las fotos de Greta, Abril y Renata diversifican la idea de las relaciones entre las mujeres “pacientes” y sus proveedores de servicios. Saturan la mirada de emociones expresadas a través del cuerpo de las mujeres. Nos invitan a preguntarnos ¿cómo participan las y los familiares en el nacimiento? Las capturas de los semblantes, las texturas son una invitación para imaginar y desear. 

Es un hecho que no todas las mujeres quieren parir en casa, no todas quieren ir al hospital, no todas quieren una cesárea programada, aunque seguramente algunas sí. ¿Qué mecanismos existen para que cada una elija? Vivir el parto como una quiere implica retos y disputas, no sólo en términos de la imaginación, sino en términos familiares, materiales, económicos, logísticos… etcétera. Frenarse ante la inercia “del cómo se debe y dónde se debe parir” no es sencillo. Es ir a contracorriente. 

Mujer y partera en durante el trabajo de parto. Proyecto Parteras Urbanas. Fotografía: Greta Rico.

El acceso a la información, conocer los límites, consecuencias y beneficios de cada modelo de atención son algunos de los retos a enfrentar. Son retos privados y públicos, negociaciones personales, con la familia y hasta con el sistema de salud. La naturalización de abusos y maltratos durante la atención del parto es también un aspecto para resolver, que debe ser atendido con urgencia. En ENDIREH 2016, una encuesta que mide las manifestaciones de violencia a las que están expuestas las mujeres en México, el 33% de las mujeres encuestadas reportaron abusos y maltratos durante la atención del parto. 

Este proceso de naturalización de la violencia es también herencia de las historias que, como al principio decía, escuchamos desde pequeñ@s… Repensar esas experiencias, brinda la posibilidad de soñar maneras distintas de parir y nacer. Varias de las mujeres con las que he trabajado, que eligieron parir en casa con partera, porque esta se convirtió en una opción para evitar la violencia obstétrica. Sin embargo, se enfrentaron a críticas y castigos emocionales de parte de familiares y amigos por elegir parir así. “Te vas a morir” “¡Estas loca!”, “¿para qué te expones?”.

Posparto inmediato de Raquel. Fotografía: Abril Zapote.

El parto en casa con partera en las ciudades no es accesible para tod@s. Mujeres y familias me contaron como, con mucho esfuerzo, reunieron el dinero para pagar los servicios de las parteras, aunque debo reconocer que aún hoy, pese a los acuerdos económicos que estas prestadoras de servicios ofrecen, este es un servicio de difícil acceso a estratos populares de la sociedad. La desigualdad económica es otro elemento que impacta la elección de cómo vivir el parto. Aunque en la teoría “el acceso a la salud es un derecho” existen muchas limitaciones en cuanto a infraestructura, equipamiento y recursos humanos, que minan la posibilidad de vivir esta experiencia plenamente. No todas pueden pagar los servicios obstétricos que desearían y hay que decirlo con todas sus letras, pues hay una responsabilidad administrativa gubernamental que esta “recayendo en las y los ciudadanos”.

Quienes lograron parir en su casa con partera, a veces se enfrentan al castigo administrativo. Ya que se les niegan certificados de nacimiento para sus hijos poniéndoles en un riesgo ya sea vivir violencia obstétrica -revisión de cavidad-, acusar a los padres y parteras de tráfico de infantes, además de violentar el derecho de estos pequeños bebés a la identidad. 

Partera pesando a bebé. Fotografía Renata Garza

La maternidad es una experiencia llena de contradicciones. Sofía Valenzuela, una de las mujeres que he escuchado en estos años, reflexiona lo siguiente: 

“como mujeres vivimos siendo juzgadas por nuestras decisiones, que si pariste sin anestesia: se quiere hacer la mártir, 

que si elegiste cesárea: le vieron la cara los médicos, 

que si das pecho por mucho tiempo: que sucia, 

que si no le das pecho: mala mamá, 

si no das pecho en lo absoluto- juicio, 

que si decidiste quedarte en casa a cuidar de tu bebé- pobre, renunció a sus sueños, 

que si decidiste ser mamá que trabaja: egoísta, se va a arrepentir.” 

Yo sueño con que la maternidad sea una decisión LIBRE, INFORMADA Y SIN MIEDOS. Que sea una decisión respetando nuestro cuerpo y el de nuestra bebé, una decisión honrando el momento de llegada de un nuevo ser humano.  El parto no solo se trata del nacimiento de un bebé, también se trata del nacimiento de una madre. Sueño con que este momento sagrado sea respetado, sin violencia, siempre buscando el bienestar mamá y bebé, que sea un momento de paz, que la mujer se sienta y esté segura. 

Yo sueño que como sociedad abracemos el buen nacer, con dignidad, información y respeto. Regresando al trabajo de estas fotógrafas. Me interesa destacar la delicadeza con que esta presentado el nacimiento. Retratan de manera sagrada el cuerpo femenino y el nacimiento. Pienso que estas imágenes son necesarias y su potencia se halla en sacralizar la vida de las mujeres en un país donde la violencia contra nosotras predomina.

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Maroma es un observatorio de la niñez y la juventud. Somos un grupo interdisciplinario de personas involucradas en los sectores académicos, comunitarios, públicos y privados con fines de gestión y bienestar para la niñez y juventud que busca incidir en políticas públicas y movimientos sociales con un enfoque de innovación social.

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