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La calle del Turco

Por Édgar Velasco / @Turcoviejo

Ilustración de portada Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad

Han estado a la vista de todos nosotros y no los hemos visto; hemos padecido los efectos de su trabajo y, sin embargo, resulta difícil identificarlos. Han crecido y se han alimentado a costa del erario y se han fortalecido con el beneplácito y la protección del gobernador. Y ahora, han sido exhibidos como lo que son: unos mercenarios digitales. Se trata Euzen, Indatcom y La Covacha, la santísima trinidad de la comunicación naranja, los tres chiflados encargados de confeccionar el traje invisible de un gobernador que va desnudo desde hace mucho tiempo y que, ahora sabemos, ha extendido sus tentáculos allende las fronteras.

Hace unos días fue dada a conocer una investigación coordinada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) en el que se documenta cómo diferentes empresas consultoras especialistas en comunicación digital operan en distintos países para la propagación de noticias falsas y organizando ataques digitales a favor o en contra de los gobiernos, dependiendo de donde salga el cheque. Titulada “Honduras, paraíso para los desinformadores”, la investigación presenta detalladamente cómo han operado estas empresas en aquel país centroamericano y pone el reflector sobre una vieja conocida: Euzen, la empresa consentida de Enrique Alfaro y encargada de conceptualizar las campañas de comunicación de los gobiernos naranja en Jalisco, desde hace un par de años en Nuevo León y que también cuenta con el cobijo de Movimiento Naranja a escala nacional.

Aunque sólo se habla del trabajo que realizó Euzen, el reportaje también se da espacio para mencionar a las otras dos empresas que, aunque en teoría son independientes, en realidad operan en paquete: Indatcom, encargada de montar sitios web propagandísticos y operar granjas de bots, y La Covacha, empresa productora responsable de los productos audiovisuales de los gobernadores —Enrique Alfaro y Samuel García, de Jalisco y Nuevo León, respectivamente— y los presidentes municipales de Movimiento Ciudadano.

En Jalisco conocemos bien el trabajo de estas tres empresas, pues hemos visto cómo han acompañado a Enrique Alfaro desde que era presidente municipal en Tlajomulco. Y también las hemos visto florecer bajo su sombra: entre 2011 y 2020, las tres empresas recibieron de parte de los gobiernos, estatal y municipales, 316 millones de pesos por ideas como la Refundación de Jalisco o el banquito con el que Alfaro se la pasó haciendo campaña cuando era candidato. De ahí salieron también genialidades como “los sótanos del poder” o aquella cuando, arrancando la pandemia, las personas encargadas de hacerle los discursos (y cobrar jugosamente por ello) escribieron el post en el que nos presentaron a un gobernador sentimental a punto del llanto, que pendejeó a los jaliscienses y afirmó que “Dios había decidido que me tocara estar al frente de esta crisis en mi estado”. Amén, venga el depósito.

La investigación periodística que siguió el rastro de Euzen hasta Honduras documenta que los negocios en el país centroamericano se vieron truncados porque, a diferencia de la cartera abierta que han encontrado en Jalisco y Nuevo León, allá hubo atrasos con los pagos y entonces decidieron parar. Poderoso caballero es don dinero.

En México, está por verse qué va a pasar con estas tres empresas, toda vez que su mecenas decidió no participar en la contienda para ganar una candidatura. ¿Euzen, Indatcom y La Covacha seguirán recibiendo dinero de Movimiento Ciudadano aun cuando Alfaro le aventó las muñecas a Dante Delgado?

En Jalisco seguramente se harán cargo de la campaña de Pablo Lemus por la gubernatura pero, siendo él el menos alfarista de la comarca, ¿seguirá beneficiándolos con contratos una vez electo (porque va a ganar, la oposición no existe ni son los papás) o, por el contrario, terminará su relación con los tres chiflados de la comunicación digital cuando se desmarque de Enrique Alfaro?

Es probable que la temporada de vacas gordas esté llegando a su fin para Euzen, Idatcom y La Covacha. O no: mercenarios digitales a final de cuentas, seguramente encontrarán a muchos candidatos o gobiernos dispuestos a pagar y ellos, sin dudar, correrán a ser viles, perdón, a servirles.

 

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Édgar Velasco Reprobó el curso propedéutico de Patafísica y eso lo ha llevado a trabajar como reportero, editor y colaborador freelance en diferentes medios. Actualmente es coeditor de la revista Magis. Es autor de los libros Fe de erratas (Paraíso Perdido, 2018), Ciudad y otros relatos (PP, 2014) y de la plaquette Eutanasia (PP, 2013). «La calle del Turco» se ha publicado en los diarios Público-Milenio y El Diario NTR Guadalajara.

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