¿Estamos despiertos o seguimos soñando que somos libres?

#ZonaDeOpinión

Por Carlos Carrasco / @kakocorp (IG / X)

Foto por Karen García / @karen_gdlt (IG)

Llevo meses pensando en esta revolución que aún no hemos comenzado. Una revolución que no necesita balas, pero sí voces. No necesita mártires, pero sí valientes. No necesita líderes, sino comunidad.

Pienso en nosotros, en cómo nos fuimos acomodando. En cómo nos vendieron la idea de que tener algo era tenerlo todo. Un par de derechos, un par de series donde nos vemos representados, y creímos que eso era suficiente. Pero no lo es. Porque mientras dormimos en la comodidad del reconocimiento superficial, nuestros derechos comienzan a evaporarse en el aire tibio de la indiferencia.

Nos fragmentamos. Nos llenamos de etiquetas, tantas, que dejamos de reconocernos. Olvidamos que antes de ser gay, lesbiana, trans, no binarie, queer o cualquier otra forma de ser, somos personas. Somos humanos. Y si no nos vemos primero así, como seres que sienten, que aman, que viven y luchan… ¿cómo vamos a exigir que nos vean de esa manera?

Vivimos en una sociedad que espera cualquier pretexto para señalarnos. Y muchas veces, sin darnos cuenta, nosotros mismos le damos la leña con la que quieren quemarnos. Nos separamos. Peleamos por ser más correctos que cercanos, más únicos que unidos. Y mientras tanto, allá afuera, nos siguen quitando espacio, palabra y dignidad.

Pero aún no es tarde.

Este es el momento de gritar. De alzarnos. De volvernos uno. De mirarnos sin etiquetas, sin prejuicios internos. De recordar que ser nosotros debería bastar para merecer respeto y pertenencia.

La revolución empieza cuando dejamos de pedir permiso para existir. Cuando entendemos que el amor que sentimos, el cuerpo que habitamos, la voz que usamos, no necesitan ser explicados ni aprobados.

No dejemos que la política nos divida. No dejemos que la religión nos aleje. No dejemos que nos convenzan de que ya hemos ganado. Porque no lo hemos hecho.

El orgullo no es un desfile. Es una declaración de existencia. Una resistencia viva. Un grito que dice: estamos aquí, hemos estado siempre, y no nos vamos a ir.

Así que levántate. No mañana. Hoy.

Grita por ti. Por los que estuvieron antes. Por los que vendrán. Por los que aún no pueden gritar.

Porque no somos minoría. Somos comunidad. Somos humanidad. Somos revolución.

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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