En Pie de Paz
“No esperes a que te toque el turno de hablar,
aprende a escuchar de verdad y serás diferente”
Charles Chaplin
Por Verónica Hurtado López*
Por mucho tiempo, la paz se ha comprendido principalmente como la ausencia de guerra o conflicto. En el devenir de este siglo, esta definición de paz, resulta insuficiente en un mundo caracterizado por la desigualdad, interconectado y marcado por violencias estructurales y de todo tipo, racismo, discriminación, pero sobre todo por polarizaciones ideológicas. La paz, no es un estado de sensaciones físicas, sociales o mentales, es un proceso dinámico, relacional y cotidiano, donde principalmente los vínculos humanos, las emociones, las diversas culturas y los valores desempeñan un rol esencial.
En esta ocasión, este articulo pretende proponer una mirada renovada de la paz y su construcción, centrando la atención en tres componentes fundamentales: el diálogo, la tolerancia y la comprensión; los cuales, más allá de ser características o virtudes individuales, constituyen prácticas sociales transformadoras, hoy, capaces de sanar relaciones quebrantadas, prevenir conflictos, fomentar la justicia y cultivar comunidades más inclusivas.
Desde una nueva perspectiva de carácter ética y territorial, se argumenta que para una paz sostenible no basta con desactivar la violencia; es fundamental actualmente cultivar espacios donde las diferencias puedan convivir sin convertirse en conflictos. donde otro ser humano no sea visto como amenaza sino como posibilidad. En otras palabras, una paz verdadera se construye con palabras, escucha, empatía y reconocimiento.
Actualmente, surge la necesidad de una paz ampliada con nuevos componentes que supla la idea tradicional de paz, basada en tratados de no agresión o en silenciar las armas; una paz con la capacidad de abordar las múltiples formas de violencia que atraviesa nuestra sociedad; entre otras, violencia de género en todas sus formas, exclusión económica, racismo estructural, discursos de odio, violencia cultural. Es decir: necesitamos una paz que nos permita entender de forma clara y concisa que la violencia no solo se expresa con las armas, sino también con palabras, leyes, sistemas y prácticas cotidianas, en donde se integren dimensiones éticas, afectivas y culturales para convivir con diferencias, dialogar con respeto y comprender realidades distintas a la propia.
La paz es una construcción social con nuevos componentes, no es un bien que se decreta, sino un tejido que se construye entre personas, instituciones, territorios y culturas. Este tejido se refuerza con valores como la equidad, la justicia, la verdad, pero también con novedosas habilidades humanas: escuchar, ponerse en el lugar del otro, regular las emociones, reconocer los errores, transformar los desacuerdos en aprendizajes; lo anterior invita a escuchar con el corazón para promover diálogos diferentes que no solo sean solo intercambio de palabras, sino un proceso de encuentro, para abrir el pensamiento a la historia del otro, escuchar sus emociones, comprender su contexto y suspender juicios innecesarios. Ha sido comprobado que en contextos de conflicto, el diálogo permite reconstruir puentes donde antes había muros. Entender que el dialogo no es consenso; es comprender, respetar y tolerar las diferencias. Lo valioso del diálogo es que permite convivir con esas diferencias sin violencia, construir acuerdos mínimos y reconocer la legitimidad de otro ser humano; no siempre resuelve todo, pero humaniza el conflicto.
Así mismo, la tolerancia representa la ética de la convivencia, el respeto activo a la diversidad, es un pilar de la paz. Significa aceptar que el otro tiene derecho a pensar, sentir, vivir y creer de manera distinta. Sin renunciar a los propios valores, ella, nos permite reconocer que el desacuerdo no es una amenaza, sino una oportunidad para ampliar un horizonte. Una verdadera Cultura de Paz, exige tolerancia hacia las diferencias e invita a fortalecer la educación en derechos humanos, a promover leyes antidiscriminatorias, y a crear de espacios seguros. La comprensión también como nuevo componente de paz implica conectar con la humanidad del llamado otro para unir razones, emociones, corazón, práctica y acción.
En un mundo cada vez más interconectado, pero también lamentablemente más fragmentado, la paz necesita ser repensada y construida como un proyecto ético, cultural y humano. Diálogo, tolerancia y comprensión no son solo el anhelo de valores deseables, sino condiciones imprescindibles para habitar el mundo con los otros.
La construcción de paz no es una obligación exclusiva del Estado ni de organismos internacionales: es una responsabilidad individual y colectiva; necesitamos tejer en el día a día relaciones más justas, empáticas y abiertas al encuentro entre seres humanos.
¡La paz es práctica constante; Y en esa práctica, el diálogo, la tolerancia y la comprensión son los nuevos componentes y cimientos posibles sobre los que podemos imaginar una sociedad más humana, más libre y más feliz para todos¡
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Profesora Investigadora y Coordinadora de la Carrera de Abogado de la Universidad de Guadalajara e integrante del Centro de Estudios de Paz del Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco.


