Gobierno de Jalisco ofrece de manera indigna disculpas públicas a familiares de desaparecidos
Manos Libres
Por Francisco Macías Medina / @pacommmedina(X) / @FranciscoMacias (TG)
Dalia Cruz Guerrero y Luis Ramón Enciso, así como Carolina y Bernardo, desaparecieron en 2010, arrancados por aquellos que controlan grandes extensiones de territorios que sobrepasan las geografías para convertirlas en dolor.
Fue el inicio también de una cadena de maltratos, omisiones y de falta de acceso a la justicia de las fiscalías de Jalisco y Zacatecas, una verdadera tortura para sus familiares, entre ellas a Doña Natividad Guerrero y su nieto Diego.
Sus pasos firmes en la lucha por la verdad y la justicia, la llevaron a oficinas, la CNDH, despachos de comisionados de búsqueda y de víctimas, así como oficinas de organizaciones civiles como la del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, sobre todo con el apoyo y asesoría de esta última su andar fue construyendo una exigencia de justicia que culminara con una recomendación que exigía una serie de actos de reparación, entre ellos una disculpa pública por parte de las fiscalías omisas.
La de Zacatecas cumplió puntualmente con el acto, mientras que la de Jalisco repitió las actitudes que originaron las graves violaciones a los derechos humanos que denunció doña Naty: falta de escucha a las necesidades de quienes buscan justicia y de una organización -en este caso de un evento-que reflejara la importancia de una reparación que tenía relación directa con la dignificación de la memoria de Dalia y Luis.
El 14 de agosto no se realizó un acto de reconocimiento sino un ejercicio unilateral, burocrático y sin sentido, cuyo centro era la autoprotección de una imagen gubernamental inexistente, permitida por una Comisión Nacional de Derechos Humanos desfigurada y más preocupada por cumplir con un simple procedimiento.
Doña Naty denunció haberse sentido revictimizada y desatendida, lo anterior no es simplemente una desavenencia por el nulo protocolo de un evento, sino que confirma una vez más que la prioridad del Gobierno de Jalisco es la de aparentar una imagen de inclusión, pero no de reparación, de “atender” las violaciones a los derechos humanos, pero no sancionarlas o repararlas, de aparentar compasión cuando se cubren simples formalidades que no tienen relación con las familias de los desaparecidos y sus derechos.
A partir de ahora, debemos preguntarnos en qué parte del estilo Jalisco de gobernar nos encontramos: la de la ruta de escucha, compromiso y acciones por las personas desaparecidas o del lado de los que buscan amurallarse, silenciar voces como la de jóvenes como Diego y continuar en la constante construcción de impunidad en la que se encuentra la procuración de justicia en Jalisco.
No olvidemos que se trata de la misma Fiscalía y vice fiscalías que tienen responsabilidades en las omisiones en el centro de exterminio localizado en el Rancho Izaguirre y de cientos de casos de familias que viven día a día la dilación institucional en la búsqueda de sus seres queridos.
Como mandantes de este Estado omiso, lo cual también nos responsabiliza, en su nombre ofrezcamos una disculpa a la familia de Natividad Guerrero por permitir a las autoridades, su insensibilidad, la superficialidad y la inacción en la verdad y la justicia.
Una forma de reparación es solidarizarnos con su grito y lucha.
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Gobierno de Jalisco ofrece de manera indigna disculpas públicas a familiares de desaparecidos


