En México, los mayores índices de desaparición se concentran entre los 12 y los 30 años, afectando a adolescentes y jóvenes que, con frecuencia, quedan excluidos de los mecanismos de búsqueda y de los esquemas de contención. Para responder a esta necesidad, la organización TRAMA ha creado un espacio de acompañamiento que combina talleres artísticos, memoria colectiva y sensibilización, con un enfoque metodológico horizontal centrado en la experiencia de adolescentes y jóvenes.
Por Alondra Angel Rodriguez / @AlondraAngelRo
Fotos: Cortesía de TRAMA
TRAMA surge de las conversaciones entre quienes integran la organización y de su experiencia acompañando a familias de personas desaparecidas:
“Habíamos trabajado con el tema de desapariciones y, en algún momento, empezamos a hablar de la oportunidad de generar un espacio para acompañar a las familias buscadoras, pero sobre todo a las juventudes, pues creemos que es un sector que ha sido muy golpeado”, explican los miembros de la organización.
El objetivo de TRAMA es colocar al centro a adolescentes y jóvenes, quienes suelen ser abordados desde una mirada adultocéntrica, sin considerar que también enfrentan violencias y sus consecuencias.
“Creemos que el acompañamiento y el estar en justo en ese momento es de suma importancia para pues prevención de muchas otras violencias que pueden estar viviendo a raíz de todo el contexto también ya violento que experimentan”, señalan.
La organización trabaja sobre tres ejes: acompañamiento psicosocial, memoria y sensibilización, a través de un enfoque metodológico horizontal. Esto permite que los participantes expresen y exploren su experiencia de manera colectiva, con actividades que ellos mismos proponen.
TRAMA señala que los mayores índices de desaparición en México se concentran entre los 12 y los 30 años, atravesando a adolescencias y juventudes, pero al mismo tiempo esta población se encuentra excluida tanto de los mecanismos de búsqueda como de los esquemas de contención.
“Los espacios de acompañamiento se han dedicado mucho a las cuidadoras o a las familias, pero no han existido tantos espacios para las juventudes o para las adolescencias… creemos que es una oportunidad también para generar espacios de sensibilización y de acompañamiento”, comentan quienes integran TRAMA.
Ante esta realidad, TRAMA ofrece un espacio seguro para que adolescencias y juventudes puedan expresar y explorar su experiencia, con actividades y desde la colectividad.
“Trabajamos con una metodología más horizontal, pues queremos crear un espacio de encuentro y no tanto de vengan, les damos un taller y les decimos qué son las emociones y qué tienen que hacer´. Buscamos que justo sea un espacio seguro, cómodo y que, entonces, haya apertura a otro tipo de dinámicas. Lo pensamos desde ahí, en el cómo poder acompañar adaptando nuestro modelo de acompañamiento psicosocial, pero a través de algunas actividades de intereses”, expresaron las y los integrantes de TRAMA.

TRAMA, por ahora, tiene y ofrece dos talleres artísticos y de acompañamiento:
*Puntadas de memoria: un taller permanente de bordado y collage donde se intervienen fotografías, abierto para todo público, pero enfocado en adolescencias y juventudes con familiares desaparecidos
* Manos, monos y cuentos: una actividad lúdica con la creación de títeres para crear historias y juegos con ellos.
Sin embargo, aclaran que la metodología no está cerrada a actividades artísticas. También pueden incluir dinámicas deportivas o de otro tipo, siempre que surjan del interés de las juventudes. “Ahí hacemos el modelo de acompañamiento y no al revés”, subrayan.
Además, TRAMA tiene en puerta otros dos proyectos enfocados en el acompañamiento a familias de personas desaparecidas. El primero se centra en la cocina como espacio de memoria y resistencia. Tras la experiencia en el proyecto Recetario para la memoria que se realizó con familias buscadoras de Sinaloa y Guanajuato, y que consiste en la recopilación de las recetas favoritas de las personas que se encuentran desaparecidas.
Con este proyecto, en TRAMA buscan recopilar las recetas favoritas de las personas desaparecidas en Jalisco, esto para cocinarlas en colectivo con su familias y convertir ese acto en un ejercicio de memoria viva: “Vamos a hacer sesiones de acompañamiento mientras se cocinan las recetas, esto con la idea de compartir y vender estos alimentos para que todo lo recaudado sea para para los colectivos”, comenta TRAMA.
El segundo proyecto recupera el ejercicio de bordado colectivo, práctica vinculada a procesos de memoria en otros contextos de violencia. En colaboración con el colectivo Hasta Encontrarles y con el apoyo de mujeres talleristas, realizaron un taller en el que bordaron los nombres de personas desaparecidas y mensajes dirigidos a sus familias. En la actividad también participaron adolescentes y jóvenes que bordaron palabras de apoyo, ampliando la memoria hacia una dimensión colectiva y comunitaria.
El bordado funciona como una práctica de resistencia: cada puntada se convierte en un acto de reconocimiento hacia las familias y hacia las personas desaparecidas. Similar a lo realizado por el movimiento Bordamos por la paz, el proceso no solo se centra en el resultado final, sino en generar un espacio de reflexión, memoria y acompañamiento.

A futuro, TRAMA busca ampliar su labor para atender otros tipos de violencias presentes en Jalisco, como el feminicidio.
“Hay un gran índice de violencias a diferentes escalas y diferentes formas y eventualmente nos gustaría como también en dar este tipo de acompañamientos, pero ahorita sí nos hemos centrado muchísimo más en juventudes que tienen seres queridos desaparecidos”, expresaron.
La vinculación con adolescencias y juventudes se ha dado, principalmente, a través de convocatorias y de la colaboración con otros colectivos. También utilizan sus redes sociales y WhatsApp para difundir actividades y horarios:
Instagram: https://www.instagram.com/trama.ac/
Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=61579311393145
WhatsApp: 3317090836
El recibimiento a los talleres ha sido revelador, pues a diferencia de otros programas asistencialistas a los que están acostumbradas las familias, lo que ofrece TRAMA es un acompañamiento horizontal.
“Lo único que ofrecemos por ahora es el acompañamiento, pero ya una vez que agarran confianza me parece que hemos ido teniendo historias bastante fuertes, pero también gratificantes, entonces, decimos que qué bueno que existe este espacio”, expresaron quienes integran TRAMA.
La organización subraya que este acompañamiento ha sido significativo para adolescencias y juventudes, quienes suelen quedar relegadas frente a la atención dirigida principalmente a madres y cuidadoras. En muchos casos, asumen un nuevo rol familiar, cargando responsabilidades para “no generar más conflictos”. Por ello, TRAMA busca romper con instituciones rígidas y verticales, ofreciendo un espacio alternativo.
Actualmente, el taller Puntadas de memoria se imparte cada 15 días como actividad permanente, con la posibilidad de ampliar su frecuencia si aumenta la demanda. Asimismo, TRAMA continuará vinculándose con otras colectivas para fortalecer el acompañamiento a adolescencias y juventudes.


